Inteligencia Artificial, ¿Qué es?

¿Qué es?

La inteligencia artificial suele definirse como una rama de las ciencias de la computación basada en la creación de máquinas o algoritmos inteligentes capaces por si mismas de reconocer datos, aprender de ellos y producir respuestas inteligentes a problemas en relación con dichos datos. Los ejemplos más cotidianos son los predictores de escritura, que nos recomiendan la siguiente palabra a usar habiendo estudiado con anterioridad nuestras patrones, los buscadores, que van aprendiendo de nuestras busquedas para ofrecernos anuncios a medida o los chat con bots que consiguen intuir que es más o menos correcto decir a cada mensaje que le mandamos.

        A.Turing

¿Cómo identificarla?

Una forma fácil de saber si algo es o no una IA es el test de Turing, uno de los padres de esta rama de la computación. Este test consiste en la  evaluación humana externa de las respuestas producidas por una supuesta IA. El examinador, interpretando solo la respuesta, debe de tratar de diferenciarla de una posible respuesta humana. Si la máquina se comporta como cabría esperar de un humano o incluso mejor es considerada IA.

Sin embargo, si analizamos como creamos IA, llegaremos a la programación, como en muchas otras ramas de la informática. Lo diferencial recae en la idea de que la IA no requiere que preprogramemos su comportamiento ante el problema. Cuando creamos IA no buscamos decirle lo que tiene que hacer ni cuando, simplemente capacitamos al algoritmo para que interprete ciertos datos, le facilitamos dichos datos, le dejamos aprender de forma totalmente independiente a base de prueba y error, únicamente indicandole lo que es correcto y lo que no y dejamos que encuentre por si mismo la mejor forma de responder.

Aplicación

Una vez entendido esto queda claro la utilidad que suscita. Si somos capaces de preparar a máquinas para que solucionen problemas tal y como lo haríamos nosotros, estaremos obteniendo una herramienta de resolución de problemas de cualquier tipo y con mucha mayor velocidad y potencia. A esto le añadimos la posibilidad de novedad en la respuesta. Sabemos que la IA debe resolver el problema y normalmente podemos comprobar si lo hacer correctamente pero lo interesante queda en la forma en la que lo resuelve. La IA puede aportar nuevas soluciones a problemas ya resueltos o incluso soluciones a problemas a los que no hemos sido capaces de resolver por nosotros mismos.

Caben por tanto cientos de campos de vital importancia, la aplicación de IA en ramas como la medicina, la industria, la sociología … podrían llevarnos a obtener curas a enfermedades aún incurables, métodos de producción infinitamente más eficientes y en consecuencia con el medio, estudios de poblaciones, conductas, necesidades … y todo lo que podamos imaginar. Si la IA llega a ser lo que se espera que sea, será capaz de responder mejor que un humano y de formas novedosas a todo tipos de problemas imaginables.

Otros casos curiosos son las aplicaciones a juegos, sin ir más lejos el ajedrez, donde una buena IA puede aprender a jugar por si misma e incluso ganar a un ser humano sin despeinarse. También videojuegos, en los que por ensayo y error una IA es capaz de superar los records de los mejores jugadores sobre la Tierra. El límite queda a nuestra imaginación, o quizá en la futura posible imaginación de la IA.

Lo que queda claro, es que hay mucho camino por delante pero que las expectativas son alentadoras mientras que para algunos suscitan terror. El ser humano está acostumbrado a ser el único capaz de producir las mejores respuestas por si mismo y que la IA pueda quitarle esa diferenciación introduce miedos nunca antes vividos. Pero para que eso ocurra, todavía queda mucho desarrollo por delante.