El Día Mundial de la Salud Mental tiene por objeto sensibilizar a la población acerca de los problemas de salud mental. Su celebración contribuye a fomentar un debate más abierto sobre los trastornos mentales y a promover la inversión en servicios de prevención, sensibilización y tratamiento. La falta de tratamiento de los trastornos mentales y neurológicos, y de los relacionados con el consumo de sustancias es enorme, en especial en los países con recursos escasos.
Mucha gente piensa en la enfermedad mental cuando escuchan la expresión salud mental. No obstante, salud mental es mucho más que la ausencia de enfermedad mental.La salud mental es un don que todos queremos poseer, independientemente si lo designamos o no con ese nombre. Cuando hablamos de felicidad, paz del espíritu, goce o satisfacción casi siempre nos estamos refiriendo a la salud mental.
La salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos. Se refiere a la manera como cada uno nos relacionamos con otros en el seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, en las actividades recreativas, en el contacto diario con nuestros iguales, y en general en nuestra comunidad. Comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida. La salud mental depende de:
· Como nos sentimos nosotros mismos.
· Como nos sentimos en el trato con otras personas.
· En qué forma respondemos a las exigencias de la vida. No existe una línea divisoria que separe con precisión a la persona mentalmente sana de la que no lo es. En verdad, existe toda una gama de grados de salud mental y no hay una característica singular que pueda tomarse aisladamente como evidencia que se la posee.
Por otra parte, la ausencia de uno de esos atributos puede admitirse como prueba de enfermedad mental. Más aún, nadie tiene todo el tiempo todo los rasgos de una buena salud mental. Entre las características de las personas mentalmente sanas se encuentran las siguientes:
1.- Están satisfechas consigo mismas. No están abrumadas por sus propias emociones (celos, temores, amor, sentimientos de culpa). Pueden aceptar las decepciones de la vida sin alterarse en exceso. Tienen una actitud tolerante respecto a la propia persona y hacia los demás. Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades. Conocen y aceptan sus propias limitaciones. Se sienten capaces de enfrentar la mayoría de las situaciones.
2.- Se sienten a gusto con otras personas. Son capaces de amar y tener en consideración los intereses de los demás. Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas. Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en ellas. Respetan las diferencias individuales de la gente.
3.- Son capaces de satisfacer las exigencias que la vida les presenta. Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando. Aceptan sus responsabilidades. Planean para el futuro al que se enfrentan sin temor. Tienen la mente abierta a nuevas experiencias. Se fijan las metas ajustándose a la realidad. Son capaces de tomar sus propias decisiones.