Intercambio de mercancías
La Ruta de la Seda no era una ruta única, era un conjunto de rutas interconectadas que facilitaban el intercambio de bienes, ideas y personas entre continentes.El intercambio de mercancías entre la antigua Roma y la antigua China fue el alma de la Ruta de la Seda, impulsando la prosperidad económica y fomentando el enriquecimiento cultural a lo largo de su extensa red.El atractivo de los productos exóticos y la promesa de riqueza impulsaron a comerciantes, y aventureros, a embarcarse en arduos viajes a través de desiertos, montañas y estepas, salvando la distancia entre Oriente y Occidente.
La seda china, el producto homónimo y más codiciado de la Ruta de la Seda, ocupaba un lugar especial en la sociedad romana. Su rareza, textura lujosa y tintes vibrantes cautivaron a la élite romana, convirtiéndolo en un símbolo de estatus y riqueza.
El deseo romano por la seda era insaciable y se convirtió en un elemento básico de los guardarropas de emperadores y senadores, adornando los pasillos de los palacios y los altares de los templos.
La importación de seda tuvo un impacto significativo en la economía romana, dando lugar a discusiones y debates entre escritores contemporáneos sobre la salida de metales preciosos, particularmente oro y plata, hacia Oriente a cambio de este preciado tejido.El historiador romano Plinio el Viejo lamentó la salida de oro y plata hacia Oriente a cambio de artículos de lujo, lo que generó debates sobre las implicaciones económicas de dicho comercio.Entre los alimentos, importados desde china, destacaba la sal negra, el jengibre, la pimienta, las barras de azúcar (posiblemente la caña de azúcar) e incluso arroz. Esto último está atestiguado gracias a los restos de arroz en forma de semillas y cáscaras que se han descubierto en Berenice (Egipto). Tambiénse comerciaba con objetos preciosos como jades, gemas, oro, plata, ámbar, alabastro, amatistas, ágatas, cinabrio, jaspe, coral, lozas egipcias, estatuillas de bronce, vidrio chino de diferentes colores (liuli).A demás de la seda, se comerciaba con alfombras y bordados de oro, damascos, textiles con motivos occidentales, gasas y baldaquinos. Pero también están atestiguados los perfumes y hierbas que se comerciaban, estaban el acónito blanco, el incienso, cúrcuma y plantas aromáticas.Por el contrario, el Imperio Romano exportó una variedad de bienes a Oriente, enriqueciendo los mercados de la dinastía Han y más allá.Animales y sus productos con los que se comercia incluía perlas, marfil, cauries grandes, caparazones de tortuga, plumas de Martín pescador, caballos de Siria y Arabia, elefantes, osos de Hispania y Numidia, rinocerontes africanos, comadrejas y mangostas. Aunque el transporte de osos y rinocerontes no está muy claro que se hiciera, y que más bien hace referencia a las partes que interesaban para su comercio.
Mujeres de la dinastía Song inspeccionando un rollo de seda. Siglo XII d.C. Pintado sobre seda. (Museo de Bellas Artes, Boston, EE. UU.)Los académicos debaten la magnitud de este desequilibrio comercial y sus efectos en las economías de Roma y China. La escasez de datos cuantitativos y la naturaleza diversa de las economías involucradas hacen difícil evaluar el verdadero alcance y significado del intercambio económico.Fuentes:Hoppál, K. (2011). “The Roman Empire According to the Ancient Chinese Sources”. Acta Antiqua, 51, pp. 263-306.Estrabón (2015). Geografía. Libros XV-XVII. García Alonso, J.L.; Hoz García-Bellido, Mª Paz de; Torallas Tovar, S. (trads.). Biblioteca Clásica Gredos, Madrid.
El comercio entre China y Roma a través de la Ruta de la Seda durante el Principado. Gladius et stius.
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