Revista Diario

Intercomunicadores que hablan…

Por Desmadreando @desmadreando

A las primerizas unas de las cosas que nos emociona más es el frenesí multicompra que nos entra ante la llegada del primer bebé. Uno debe de averiguar en todo foro, San Guglé y todo dios internauta cuáles son los productos indispensables (y los no tanto) que debemos de tener para que mini-bestia esté como en el útero:amnioticamentedeputamadre.

Un artículo en especial en el que pasamos horas y horas investigando el el vigilabebés o intercomunicador. Debo confesar que en primera instancia me decanté por el Angel Care pues que agobio me entraba de tan sólo escuchar el término “muerte de cuna”. Este aparatejo cuenta con una placa que se coloca debajo del colchón del moisés y detecta cualquier movimiento. Así digamos que hay una doble vigilancia: movimiento y respiración.

Lo que no avisaron en las letras pequeñas de dicho aparato es que la muerte de cama les entra a los padres. Claro esta que como buenos primerizos uno lo pone en la sensibilidad máxima para escuchar todo intercambio gaseoso y expulsión de CO2 del pequeño pero señores esto tiene truco: a las 4 de la mañana cuando uno tiene que destetarse o preparar biberón (sea cual sea la cuestión uno es digno personaje de The Walking Dead), levanta al crío lloricoso con todo cuidado de no hacer ruido para no levantar al prójimo y en eso BEEEEEEEP BEEEEEEP BEEEEEEP la placadeloscojones suena como si estuviesen robando La Casa Blanca- y con eso provoca la muerte del padre o madre en cuestión por pensar que el intercambio gaseoso ha cesado.

Así fue como después de varios sustos y ataques agudos al miocardio por la maldita alarma decidimos cambiar el regalo de la madrebuenasuegra (obvio mi mamitachula) y comprar un monitor de esos normalitos pa´ mortales. Obviamente como nos sobró dinero, con el vale compramos un crucifijo de esos de plata de la buena pa´ rezar que a la Critter no se le olvidara hacer ningún intercambio gaseoso.

No es por publicitar pero nos salió bastante bueno. Fuera de que de repente oigo respiraciones cuando mi hija esta despierta a mi lado y no hay nadie más en la casa, no he tenido ningún otro problema. Tiene muy buena cobertura y lo más genial de todo: tiene música y puedo hablarle a mi hija pues funciona como walkie-talkie.

Esto ha sido la leche. Cada vez que tiene un pequeño despertar- pum acciono la música, dos vueltecitas y de regreso al plácido verbo del roncar- por aquello que dicen que los bebés no sueñan pero ¡ah como roncan!

Pues eso señores, este fin de semana pude percatarme de la gran calidad de intercomunicador que tenemos cuando al estar de visita en casa de los suegros y después de haber cenado fabada (imagínense como añoraba tener un minuto a solas) me levanté de la eterna sobremesa sigilosamente bajo pretexto de ver cómo estaba la minibestia.

Entre al cuarto y le di santa sepultura a una fabadita que se fue al cielo. Uno de esos ruiditos que se escuchan cuando se deshincha un globo de helio se pudo escuchar silenciosamente- bueno qué coño estruendosamente. Lo bueno es que el cuarto de la bestia esta en el segundo piso, lo malo: dejé el intercomunicador en la sala.

Aplausos.

Se acciona la música- conmigo en el cuarto dentro y sólo escucho por el walkie talkie la voz de Semenator: “te ponemos musiquita para que no oigamos tu orquesta”.

Moraleja: todo vigilabebé tiene una pinza para colocarse en la cintura- SIEMPRE llevarlo puesto encima. Los intercomunicadores revelan todo “intercambio GASEOSO”.

 


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