Revista Opinión

Intereconomía dixit

Publicado el 19 enero 2011 por Romanas
Intereconomía dixitUna de las características esenciales de un buen nazifascista es el disimulo, la más completa de las hipocresías: Hitler, Mussolini, José Antonio y Franco siempre tenían la palabra socialismo en la boca, se pregonaban cómo los más socialistas del mundo cuando en el fondo no eran más que unos asquerosos imperialistas.El imperialismo es todo lo contrario del socialismo, mientras un socialista piensa obsesivamente en los otros, un jodido imperialista sólo piensa en sí mismo.A estas elementales reflexiones me ha inducido la observación directa de lo que está sucediendo en un determinado chat que acaba de ser denominado como paradigmático de la extrema izquierda en contraposición de  otro, al que los intereconómicos designan como de extrema derecha-¿dónde se situarán ellos mismos?-,el de Losantos, en el que nunca he siquiera penetrado porque mi resistencia a la  canallería putrefacta y maloliente es absolutamente nula, o sea, que no tengo ni idea de lo que ocurre allí, pero, les aseguro que estoy al cabo de la calle de todo lo que sucede en ese chat que los supremos ignorantes de la más suprema de las derechas, Intereconomía,  ha determinado como situado en el extremo opuesto al de Losantos en el espectro político.Considerar que el chat de Saco es de izquierdas en un error, un gran error, considerarlo de extrema izquierda es no saber siquiera de lo que se está hablando, cosa, por demás típica de la extrema derecha.La izquierda, me duelen ya los dedos de tanto escribirlo, o no es nada o es el máximo respeto a la verdad y a la justicia, y ambas no sólo no se admiten sino que son ferozmente combatidas en aquel maldito chat.Principios progresistas tan elementales como el respeto a la libertad de expresión, la defensa de los injustamente atacados, el esclarecimiento de toda la verdad en las controversias que con cualquier motivo puedan producirse en el seno del grupo, implantación de la justicia en las relaciones interpersonales son exigencias de tal calibre que la no concurrencia de una sola de ellas descalifica definitivamente al grupo como progresista y lo incluye necesariamente en la nómina de los más profundos reaccionarios.Que Intereconomía afirme eso, lo que a Saco, según él, le ha llenado de un orgullo inmerecido, indica definitivamente lo que es realmente el chat de éste señor, porque no se puede aceptar una afirmación compuesta sólo en aquello a lo que a nosotros conviene, apartando lo que nos perjudica, porque eso se llama parcialidad en la aceptación de las pruebas.Lo que Intereconomía afirma es que el chat sáquico está en un extremo de un espectro político que, por el otro lado, termina en el chat de Losantos.Y, como los extremos, se tocan, o sea desde un punto de vista estratégico, morfológico, coinciden, Saco y Losantos son sustancialmente iguales en cuanto a la forma y los procedimientos y sólo difieren en cuanto a la esencia de su pensamiento político.Lo que, entre otras cosas, significa que las estrategias de conformación de las tácticas políticas son iguales.De modo que, haciendo abstracción de las ideas que subyacen en el fondo, muy en el fondo, del grupo social respectivo, los procedimiento que ambas entidades ponen en práctica son absolutamente coincidentes. Es exactamente igual a lo que sucede en una batalla real, por una y otra parte se utilizan, cañones, fusiles, pistolas y metralletas.Pero aquí interviene la especificidad de la materia. En política, casi, casi puede afirmarse que la forma tiene mucho, demasiado que ver con el fondo. Los procedimientos esencialmente antidemocráticos, retrógrados, regresivos, son comunes a los grupos extremos del espectro político, o sea que si sólo nos fijamos en lo que hacen y no en por qué lo hacen, las conductas de la extrema izquierda y las de la extrema derecha son iguales, son las mismas, son idénticas.Ambas posiciones ideológicas propugnan el uso de la mentira, la práctica continua del ocultamiento y de la intoxicación, la utilización de la violencia, cuando no es posible ninguna otra, de la violencia verbal, el uso continuo de la injusticia manifestado en la agresión alevosa contra los que se consideran enemigos.Y de la identidad de los procedimientos, debería deducirse la identidad no personal sino ideológica de sus actores, de los que los ponen en práctica. El que mata alevosamente es un asesino con plena independencia del motivo último de su execrable acción.Para mí, éticamente es idéntico matar por el liberalismo que por el marxismo, suponiendo que Losantos y Saco se muevan por motivos tan “altruistas”, tan idealistas y no por la mera aspiración a vivir de la mejor manera posible con la actividad a la que se dedican, de modo que, para mí, lo repito, ambos extremos de una pretendida división del espectro ideológico son idénticos, no hay entre ellos ninguna otra clase de separación que no sea la disquisición meramente intelectual de en qué excusa es mejor apoyarse para perseguir a los disidentes, a los que no se les sometan pacíficamente, si en el liberalismo económico o en un pretendido seguimiento del Estado del bienestar, basado, en última instancia, en la ideología estrictamente antagónica, el marxismo-leninismo.De modo que no comprendo muy bien de qué se enorgullece, aunque él dice que inmerecidamente, Saco, por dicha equiparación.

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