El año pasado ‘Gravedad’ nos llevó a la orbita de nuestro planeta y ahora ‘Interestelar’ nos lleva al otro lado de la galaxia con el fin de salvar a la humanidad, si eso no es reto suficiente para un director, no se que más lo será.
Esperaba ser del 70% del Tomatometro que rindiera tributo a esta oda del espacio, más no puedo hacerlo y más vale que lo diga de una vez: ‘Interestelar’ es inconsistente, se hace bolas con su propio libreto, se tropieza en un agujero negro y termina en un melodrama resuelto como una sopa Maruchan.
Me extraña de Nolan que se había caracterizado por tener cierto control entre tanta confusión, pero al parecer los síntomas de ‘The Dark Night Rises’ ahora se han vuelto una enfermedad por complicarse más de la cuenta. Se agradece el esfuerzo, su visión por trascender lo conocido con conceptos como el espacio multidimensional y espero que otros por lo menos tengan un poco de ambición de este gran director, es solo que esta vez no le salió y tengo que decirlo como lo que es porque con cada crítica que lo leo es como si hubiera un mensaje subliminal en ‘Gargantúa’ que los hipnotiza con sus efectos visuales, que admito me fascinaron, más sin embargo no lo es todo.
Como director Christopher Nolan se merece nominaciones a premios que están a meses de distancia, el simplemente plasmar en imágenes lo que propone el libreto creado con el mismo y en colaboración con su hermano Jonathan es suficiente para cualquier otro mediocre director huir a simple vista. Le rindo tributo y si pudiera me hinco ante sus pies por llevar su visión de lo que es un viaje a través de un agujero de gusano. Aún con sus problemas, prefiero una película de Nolan que todo lo que está ahora en cartelera. Más no puedo brincar de emoción, ni tampoco gritar a los cuatro vientos que Interestelar me ha dejado satisfecho o llenado las expectativas.
La historia conocida del filme es que la humanidad esta al punto de la extinción por falta de alimentos y debe de localizar un planeta habitable para continuar la especie. En todo esto se encuentra el magnífico actor Matthew McConaughey que como ya es costumbre, es viudo , tiene dos hijos y tiene el encasillado actor John Lithgow como el viejo de la familia. Resulta que la hija Murph (Mackenzie Foy), o para algunos la reencarnación de Renesmee, es tan inteligente cognitivamente, pero emocionalmente deficiente y por lo tanto crece con resentimiento de su padre que fue en una misión en busca del planeta salvavidas. Suficiente hasta ahí, todo en orden y comprensible hasta el momento.
Después de un lento inicio que nos muestra la precaria situación del planeta, una subtrama con fantasmas, búsquedas de drones, futuras carreras en agronomía y encuentros con instalaciones secretas; es que por fin el granjero-piloto espacial- padre de familia- héroe de la humanidad y futura paradoja temporal que hará explotar la cabeza de Stephen Hopkins, se lanza al espacio y debo decir que es maravilloso. Ese efecto cuando la nave entra a la singularidad es único y transcendental, lo que Nolan logra plasmar es para elevar el alma. Pero esto no se trata de postales en el espacio, por lo que regresamos a los dilemas que tiene nuestro héroe por intentar salvar la humanidad en el menor tiempo posible por los efectos de la relatividad que afecta el valor del tiempo al grado que en un planeta 1 hora son 7 años en la Tierra.
El aspecto de la relatividad y sus efectos es de lo mejor, aún con el drama que conlleva, admito que mis flujos lagrimales llegaron a tener cierta dilatación. Si tan solo se hubiera enfocado en eso, pero no, como el director tiene cheque en blanco este decide meter a la licuadora tanto que ya no sabes lo que tienes. Es así que buscamos otros planetas, complicaciones, más complicaciones, una escena emocionante que involucra que la nave de vueltas, robots súper cómicos que hasta te lamentas de su muerte más que de los protagonistas. Hasta que llegas al desenlace y es donde eliges dejarte llevar por el aspecto visual ignorando las soluciones mágicas o de plano sales echando madres por esa solución de fantasía con fantasmas.
Reitero que nos es una mala película, tiene sus momentos, es solo que el libreto utiliza la ciencia cuando le conviene para luego alterar la realidad con tal de salirse con el final deseado. Cuando la mayoría del tiempo te haces pelotas con las explicaciones algo confusas del elenco respecto a los riesgos de viajar en el espacio, la película decide salir del closet para resultar ser una profunda historia de amor entre padre e hija que trasciende el tiempo y el espacio. Esto no se debería de llamar Interestelar, se debió llamar ‘Traumas familiares a través del Agujero’, y ese es el punto. La trama es fascinante cundo nos enfocamos en los exploradores espaciales desafiando los peligros; cuando regresas a la trama de fantasmas del más allá y la ridícula explicación sobre como ha sido trazado el destino de Cooper, perdónenme, pero esto es digno de una estupidez de M. Night Shyamalan.
Y aún así, con tal libreto la cinta flota a pesar de las olas de más de 100 metros porque tiene un gran director, un elenco que nos vende cualquier incoherencia y de plano robots tan carismáticos que quisiera uno de inmediato. Cuando tienes dos de tres ingredientes que sobresalen a niveles más allá del promedio, es que tienes Interestelar aplastando cualquier otra mediocridad en la cartelera. De eso estoy agradecido, solo espero que a la próxima Christopher y Jonathan tomen un campamento para adelgazar ideas, que ya les esta haciendo falta.