Revista Educación

Internet también es tu casa

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Internet también es tu casa

Hace un par de semanas leí alguna noticia sobre una nueva estafa a través de Internet: alguien escribe por Whatsapp a mujeres, haciéndose pasar por su hijo/a, advirtiéndoles de que tiene problemas con el teléfono móvil y necesita comprar otro; y pide para ese fin una transferencia de dinero o una foto de la tarjeta de crédito de la víctima. Parece ser que así se han estafado ya más de 20 000 euros. Pues hace unos días le sucedió a alguien de mi entorno cercano. Afortunadamente, esa persona se dio cuenta, antes de enviar el código de seguridad de su tarjeta de crédito, de que algo olía mal en esos mensajes de Whatsapp desde una cuenta con un número desconocido y sin foto de perfil, por mucho que insistiera en que tenía problemas con su móvil. Por esa razón, supongo, eligen como víctimas sobre todo a mujeres de mediana edad, más propensas a no entender del todo cómo funciona Internet y a hacer cualquier cosa por sus hijos.

El caso es que, hablando con esta persona, surgió la ya manida frase de que en Internet hay que tener muchísimo cuidado y la de los peligros de Internet, algo a lo que yo añadí que sí, pero que también hay estafas en los que alguien se hace pasar por revisor del gas y te sacan dinero con reguladores y mangueras en mal estado y sin homologación. La respuesta, obvia, fue que esa persona no dejaba entrar a nadie en su casa. Pues bien, Internet también es tu casa. Es un lugar (virtual) en el que pasamos mucho tiempo y nos relacionamos con otras personas. En las redes sociales solo dejamos entrar, o eso deberíamos, a gente presumiblemente de confianza (los conozcamos o no en persona) con la que compartimos aficiones, intereses o ideología. Deberíamos intentar cuidar nuestros espacios virtuales como si fueran nuestro propio hogar. Desconfiar siempre de las intenciones de cualquiera que nos hable por servicios de mensajería o redes sociales que no tenga foto de perfil, nombre real o cuyo usuario esté compuesto por números sin aparente sentido. Lo que ocurre es que esas cosas se aprenden, o bien con el tiempo y la experiencia, o bien a través de la enseñanza, algo que, más de 20 años después de convivir con Internet, no parece interesar a políticos ni a muchos profesionales de la educación, más preocupados por sacar de las aulas los aparatos electrónicos que en enseñar a utilizarlos para evitar o reducir los riesgos de su mal uso.

Lo único que uno puede hacer desde páginas como esta es advertir de los peligros, aconsejar precaución e intentar que seamos conscientes de que Internet es un hogar que hay que cuidar y vigilar para poder disfrutar sin peligro de todas las cosas buenas que ofrece. Como ocurre con nuestras casas.


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