Revista Cultura y Ocio

Interpretar sin dolor, de Don Richardson

Por Fuensanta

Interpretar sin dolor, de Don Richardson

Don Richardson

INTERPRETAR SIN DOLOR

Una alternativa al Método

Serie: Teoría y práctica del Teatro, nº 15

Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España

Director de teatro y programas dramáticos para televisión, por los que ha sido premiado con los prestigiosos premios Emmy y Peabody, Don Richardson ha sido también profesor de Teatro durante cuarenta y cinco años, y entre sus alumnos y alumnas se cuentan actores y actrices tan conocidos y profesionales como Anne Bancroft, Grace Kelly, John Cassavettes y Elizabeth Montgomery, entre otros muchos. Falleció en 1996.

Este interesante libro, precisamente, muestra, en un estilo ameno y muy pedagógico, lo que dice ya mucho sobre él como maestro de Teatro, sus conocimientos y experiencias en la enseñanza, opuesta al Método del Actor’s Studio, a cuyos miembros profesorales sacude con energía como neurotizantes y enfermizos. El método practicado por él, según se desprende de los ejercicios que propone, es fundamentalmente práctico e intuitivo, y tiene el pequeño defecto de ir dirigido casi siempre a la interpretación en cine y televisión. Es, por otra parte, muy americano en su estilo, esto quiere decir que su forma de preparación de actores reconoce que la práctica didáctica en Europa difiere bastante de la americana. Lo que se infiera de la lectura del libro no debe ser el enfrentamiento entre escuelas de didáctica de la interpretación, sino la necesidad de un eclecticismo no fanatizado y la línea de libertad para el alumno, en el sentido de rechazar cualquier dominio del maestro sobre él en cuanto a captación del tipo del gurú, lo que reprocha a maestros como Strasberg. Una idea fundamental en todo el proceso que él destaca es que el profesor no trabaja para él mismo, sino para el alumno, para que obtenga los máximos resultados de su instrumento de trabajo, su cuerpo, su voz, su movimiento, y esto se logra con entrenamiento, lógicamente. Otra idea que conviene resaltar es la separación que establece entre entrenamiento y actuación, pues él reprocha al método que lleva el entrenamiento a la actuación ante el público. Propone, además, interesantes ejercicios de improvisación y propuestas de trabajo en el aula, que sin duda pueden ser muy útiles para cualquiera que esté en estos menesteres.

Lo que resalta siempre en este libro es el optimismo y la energía, que dimanan de él de una manera natural. Algo que siempre se agradece.

 


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