Interrail día 2 y 3 – Pesadilla

Interrail Pesadilla.

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Cometer errores a lo Eva. Lección 1:

Está bueno contarles historias trágicas, cosas que pasan porque tienen que pasar. Hay momentos en los que aprendo, pero no de la mejor forma, o no en la forma que a mi me gustaría, pero la vida es un poco extraña para dar lecciones.

La conexión a Londres llegó tarde, me convencí de que así tenía que suceder, así que elegí otro destino y se me vino Paris a la mente, no me podía morir sin visitar Paris, así que comencé las conexiones hasta allí. En una de las estaciones tenía que esperar 5 horas y pensé que no era tanto tiempo para esperar en una estación.

La conexión era en Lille, la ciudad que en español conocemos por Lila, no tenía ni idea que hacer en la ciudad, además era un poco tarde, así que entré a comer algo a un restaurante con temática de rock, el dueño era fanático de los 60 y 70.

Yo era la única en el lugar, y a los minutos el jefe se puso a tocar la guitarra mientras yo comía. Cuando terminé de comer me preguntó si tocaba la guitarra e hicimos una jamm session muy divertida, nos despedimos amablemente deseándonos buena vida y me fui de regreso a la estación.

Llegué a la estación y vi un piano, me puse a tirar unos acordes y un chico me preguntó si podía tocar mi guitarra, le dije que sí y tocamos un rato. El problema llegó cuando me entero que la estación cerraba a las 12 de la noche por 4 horas. Ya era tarde para ir a un hostal, no tenía internet para ver la ciudad o reservar. Así que decidimos ir a un bar con mi nuevo compañero de espera.

En el camino nos alcanzaron dos chicos, se pusieron a hablar en francés con mi compañero y a mi me dio una sensación asquerosa de incomodidad. Uno de ellos me mira, y me pregunta que idiomas sé, me sonríe con una risa maliciosa como si quisiera sacarle partido a mi gentileza para algún fin en particular. Me pregunta si hablo alemán y le dije que si, así que empezamos a conversar mientras con mi nuevo amigo íbamos hacia el bar.

Insinuó que podía esperar en su casa, le dije que no, que quería pasar la velada con mi amigo. El se puso raro y como si hablar de cosas mundanas fuese, me dijo: “no tengo familia, no tengo dinero, no tengo nada. Tu eres rica porque viajas y yo nací en Marruecos, así que quiero 1000 euros o le pego a tu amigo y te robo todo”. En ese momento sentí como (perdón la expresión) mi culo perdía consistencia. En lo único que pensé fue en mi guía, en mis viejos y en que todo va a estar bien.

El chico repite la frase alrededor de 12 veces, le digo que soy una hippie y que no tengo dinero. Se enoja, me altero, y a lo lejos veo un recogedor de basura, así que acelero el paso y el se ubica delante mío. Mi amigo no había entendido nada en alemán, intento explicarle rápido en inglés, me desespero, pienso en Dios, el universo o el nombre que cualquiera le diga a su superior, si es que cree en uno. A lo lejos veo un grupo de jóvenes, unos 20 chicos de mi edad, acelero el paso todo lo que puedo y me ubico en el medio.

Estoy a salvo, el regresa como para intimidarme yo lo miro con cara de: “flaco go away”. Mi amigo viene, le explico todo lo que pasó, el no tenía miedo, decía que podía pegarle a los dos chicos juntos, yo lo dudo y no tenía ganas de que nadie saliera roto.

Los 20 más mi amigo me escoltaron hasta un lugar con seguridad y ahí pasamos la noche, hablando de la vida.

Soy una ferviente partidaria de que las cosas suceden porque así es como tienen que ser. Si esperas lo inevitable siempre estarás conforme. Cosas que no supe evitar, no tienen efecto alguno, porque siempre estoy protegida, aún en la desesperación. Pueden llamarme esotérica, incrédula o como más les guste.
Post data: mami no te asustes.

Esa fue la pesadilla de un 27 de julio del año 2016.

La historia continua mañana…

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