Varios son los motivos que me han mantenido alejada de esta esquina y de Vds. las dos últimas semanas y que me impedirán cuidar este lugar como es debido durante unos días más aún.
1) Para empezar, soy ahora mismo víctima de una gastroenteritis más que contundente –ya tradición en este valle burgalés que habito- que me ha dejado sin fuerzas para nada más que para luchar contra los calambres que asaltan la boca de mi estómago con más frecuencia de la que quisiera. ¡Ay!
2) Para seguir, ando también enfrascada en un nuevo compromiso para con los amigos de Qué Leer. Su título es Seaview, su autor es Toby Olson y podrán leer sobre ella en el número de noviembre. Es bastante prometedora, aunque no ando estos días con mucha energía para enfrentarme a sus quizá demasiado prolijas descripciones del tee, el green, el rough… ¿Se acuerdan del papel de las técnicas balleneras en el Moby Dick de Melville y de las eternas parrafadas de tema inmobiliario del Ford de Acción de Gracias? Pues en la metáfora de Olson A es el golf. Ya les diré lo que es B al acabar la novela, si lo averiguo.
3) And last but not least, algunos de Vds. ya saben que he creado un segundo blog para albergar una suerte de Diario de Lecturas de todo el personal educativo de este mi pueblo menés. Lo he bautizado como Bajo el diente del ahorcado en honor a la geografía local –nos hallamos al pie de dicho monte, más comúnmente conocido como Pico del Fraile- y andamos ahora en plena fase de lanzamiento de este, así como de un Bookcrossing a pequeña escala, inspirado por el de The Guardian a E., mi más que anglófila amiga y compañera de Inglés. El caso es que las dos nos estamos divirtiendo de lo lindo con esta actividad pero el tiempo vuela –ya lo decían los latinos- y termino cada jornada acordándome con nostalgia de Vds. y de esta, mi esquina preferida de Manhattan.
Así que, por favor, tengan paciencia y, sobre todo, no me olviden. Entretanto, si Vds. quieren, puedo recibirles aquí.