Introversion y timidez, es lo mismo?

En el artículo de hoy trataremos de desgranar un tema que muchas veces se confunde: la introversión y la timidez, y que además se suelen considerar características negativas.

Nuestra sociedad valora más a las personas extrovertidas. Es un hecho. Y posiblemente en general les vaya mejor a las personas extrovertidas, así que desde la infancia se promueve que los niños y niñas lo sean. Pero hay algo a tener en cuenta: La extraversión – introversión es una dimensión de la personalidad, y la personalidad no se puede modificar. Tratar de hacerlo es pedirle a esa persona que sea alguien que no es, que se comporte de una manera que no va consigo.

Para entenderlo mejor, veamos lo que implica esta dimensión de la personalidad a nivel neurológico:

La introversión – extroversión tiene que ver con los niveles de energía y estimulación que tiene nuestro cerebro de forma natural. Podríamos decir que el cerebro de un extrovertido está inhibido de forma natural y por ello necesita elementos externos para estar estimulado: personas con quien charlar, actividades excitantes que realizar…

En cambio, el cerebro de una persona introvertida tiene unos niveles de excitación suficientes de forma natural, así que generalmente no necesita esa estimulación externa: tiene suficiente con su propia imaginación, pensamientos y emociones. También puede buscar estimulación externa, pero si es excesiva puede desbordarle.

Desde esta visión más amplia, ser introvertido no es ningún problema. Sólo se trata de elegir actividades que nos ofrezcan niveles de estimulación óptimos según nuestras necesidades.

Pero claro, si volvemos a lo que espera la sociedad de nosotros, puede llegar a considerarse un problema… Sobre todo cuando se confunde introversión con timidez.

La timidez es el miedo a estar ante las demás personas. Es el miedo a lo que pensarán de ti, a hacer el ridículo, a pensar que los demás te juzgarán negativamente. Y si hay miedo, entonces sí que podemos hablar de un problema, que cuando es grave se suele llamar fobia social.

Pero entonces, si no es lo mismo, ¿porqué se confunde? Porque a simple vista, sin analizarlo profundamente, existen coincidencias. Tanto unos como otros evitan estar en situaciones donde haya mucha gente. Prefieren estar solos o en un grupo pequeño y de confianza. Se sobreexcitan en situaciones sociales. La única diferencia es el motivo de este comportamiento.

Así que si nuestro hijo es introvertido pero no es tímido, no deberíamos considerarlo como algo preocupante. Es buena idea apuntarle a actividades en grupo, pero teniendo en cuenta que se sentirá más a gusto en grupos pequeños y en actividades más creativas y calmadas, donde pueda desarrollar su imaginación a la vez que se relaciona con otros niños.

Y si nuestro hijo es tímido, debemos ayudarle a superar ese miedo realizando pequeños pasos para que se pueda sentir a gusto en situaciones sociales, empezando con grupos muy pequeños que se irán ampliando poco a poco. En este caso, lo principal es trabajar la autoconfianza y la autoestima, y ayudarle a comprender que es mucho más importante lo que uno piense de si mismo que lo que piensen los demás. Si éste es tu caso, échale un vistazo al artículo sobre la autoestima y el autoconcepto.