A pesar de que a muchos no les gustó y que no hizo una gran taquilla yo sigo recomendándola. Esta crítica apareció originalmente en La Noche Americana y luego en Tumba Abierta.
28 semanas después le abrió las puertas de Hollywood y su nombre empezó a sonar en multitud de proyectos. En algunos incluso estuvo trabajando en sus primeras fases, pero una serie de desafortunadas coincidencias nos hizo pensar a más de uno que, quizás, a Juan Carlos Fresnadillo le pesaba algún tipo de mal fario encima.
Uno a uno iban cayendo todos los proyectos con los que le estaban relacionando y no teníamos noticias de alguna producción en firme. Hasta que llegó Intruders, cuatro años después de su última película. Harto de esperar una nueva propuesta de los grandes estudios, el tinerfeño se hizo con un guión que había llegado a Apaches (la productora de Enrique López-Lavigne) y se volvió a sentar en la silla de la que no tendría que haber estado tanto tiempo alejado: la de director.
Intruders es un título en el que las apariencias (y el marketing) engañan. En 28 semanas y en Intacto los protagonistas se enfrentaban, de una u otra forma, al miedo, al terror. En ésta, sin embargo, el miedo es el protagonista; esta es una película que habla del miedo. Pero –y es aquí donde las apariencias engañan– no estamos ante un thriller psicológico o una historia de terror, Intruders se acerca más al drama familiar. Es una fábula que coge elementos del thriller y del terror para narrar como transmitimos nuestros miedos a los demás y la forma en que estos nos condicionan.
La premisa es sencilla: dos niños (uno en Madrid y otra en Londres) viven atemorizados por un intruso al que sus familias se enfrentan de diferentes formas. Y es aquí donde radica el punto fuerte del film, en cómo ante un mismo mal, nuestro entorno y nuestra cultura nos hace actuar de una manera u otra. Ante un mismo problema cada personaje decide comportarse y encararlo de un modo diferente al de los demás.
Esta circunstancia le permite abrir varias vías, desde la más racional a la más espiritual; aunque claro, estas no siempre son las más acertadas y llevan a momentos que, en otras manos, habrían resultado risibles. Sin embargo, Fresnadillo es un cineasta al que siempre se le ha dado bien crear atmósferas inquietantes y trasladar la tensión de la pantalla a los espectadores.
En este punto es preciso destacar la figura de Clive Owen y el contraste que da su aspecto de hombre fuerte e imperturbable con la carga emocional que ha de aguantar el personaje. Según va transcurriendo la trama somos testigos de su derrumbamiento psicológico, acentuado por esa apariencia física tan imponente que tiene. Otro actor no podría haberlo hecho. Y menos aún conseguir conectar con "su hija" Ella Purnell de la forma en que lo hace. Realmente parecen padre e hija.
Intruders es un título al que hay que ir sabiendo lo que se va a ver. Teniendo en cuenta que no es una historia de terror, sino un análisis sobre los miedos infantiles que a partir de una base real (una de las señas de Apaches Entertainment) desarrolla un relato que abraza el género y lo expande a nuevos caminos. Si nos dejamos llevar por su originalidad y su propuesta encontraremos un film muy estimulante, de esos que contradicen las continuas quejas sobre la calidad y variedad de nuestro cine.
La Noche Americana: http://www.lanocheamericana.net/estrenos/intruders-condicionados-por-el-miedo.html
Tumba Abierta: http://www.tumbaabierta.com/?news=critica-indtruders-de-juan-carlos-fresnadillo