Dos niños sin aparente conexión, el madrileño Juan y la londinense Mia, sufren aterrados la persecución del ser espectral conocido como Carahueca, quien les acecha por las noches y es capaz de transformar sus sueños más profundos en horribles pesadillas. El sufrimiento de los pequeños llevará a sus respectivos padres a hacer todo lo posible por detener a Carahueca, y finalmente será el padre de Mia quien investigará las raíces del extraño ser sin rostro.
Después de sorprender en 2007 con su puesta en escena y vuelta de tuerca a la saga de los infectados en 28 semanas después, el director español Juan Carlos Fresnadillo regresa con la película de terror Intruders. A pesar de la larga espera y expectación que ha generado este proyecto debido al bombazo que supuso la mencionada secuela de 28 días después, Intruders no termina de funcionar en ningún momento, resultando un filme de una estructura ensamblada con dificultad, incapaz de sumergir a los espectadores en la historia, llegando incluso a despertar el aburrimiento entre el público.
Probablemente, la culpa no sea de Fresnadillo, quien ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a sacar adelante este proyecto y realiza una labor correcta como director, siendo capaz de generar atmósferas oscuras y opresivas. El principal problema de Intruders reside en el guión escrito por Jaime Marqués y Nicolás Casariego, que se topan con una enorme dificultad a la hora de combinar con agilidad las historias paralelas de los niños (por algo son tan alabados los guiones de películas como Magnolia o Pulp Fiction) y al mismo tiempo sumergir a los espectadores en un inquietante viaje a la raíz del miedo que sufren sus protagonistas. En vez de conseguir esto último, la película deambula de un lado para otro y abusa de tópicos de clásicos del terror como El exorcista (con una forzada presencia de un par de sacerdotes), Poltergeist (con la correspondiente niña que contacta con presencias extrañas), Pesadilla en Elm Street, y hasta de los dementores de Harry Potter. Por suerte, el tramo final consigue despertar el interés en el público y nos ofrece un desenlace convincente.
Debido a este desajuste, en el reparto nos encontramos actores desaprovechados con personajes insulsos como los de Daniel Brühl (Malditos Bastardos), Carice van Houten (Valkiria) o Pilar López de Ayala (Juana la Loca); y a otros más acertados como Clive Owen interpretando a un padre de familia preocupado (similar al de sus trabajos más recientes) y a la convincente Ella Purnell haciendo de niña aterrada.
Si bien la labor de Juan Carlos Fresnadillo es digna de reconocimiento, Intruders no consigue funcionar como película, ni mucho menos de terror, debido a una historia plagada de tópicos que avanza con dificultad, a saltos, sin lograr involucrar a los espectadores ni transmitirles el miedo que inunda a sus protagonistas.