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Seguramente tras esta curiosidad se esconde la ilusión. Ilusión por vivir la vida, por compartirla con los demás y por aceptar de buen grado las cosas nuevas que llegan. Esa ilusión que los niños tienen de serie, pero que muchos adultos pierden por el camino hacia la presunta madurez! Aún así, esa ilusión es algo que sobrevive a nuestros pensamientos y creencias y yace agazapada en nuestro interior. Por eso, cuando el corazón es quien ilumina nuestros pensamientos, emociones y actos, la ilusión brota sin medida y da sentido pleno a lo que vivimos. Solo hay que tener valor de dejarla fluir, sin miedo!
“Miguel, tu mimas mucho a tu niño interior” me dijo alguien hace relativamente poco tiempo. Tenía razón, lo saco a pasear cada vez que puedo y me siento orgulloso de pasear con él! Seguramente tardé demasiado en dejarlo salir, demasiados años de sombras y miedos, pero que el día en que tuve el valor suficiente para dejarlo salir, salió sonriente y feliz, como cualquier niño hace cuando va a jugar. Y la vida es un juego intenso, siempre sorprendente y cambiante, pero al que hay que aprender a jugar! Sus reglas es no tener miedo y, en caso de haberlo, mirarlo de cara, porque detrás está lo mejor de ti! Si abandonas el miedo, si vives el ahora, si dejas fluir lo que hay en tu interior y si estás bien atento a cualquier oportunidad para sentir, ya estás empezando a jugar -o a vivir, de verdad-, como lo hace cualquier niño!
Tal vez soy curioso porque no tengo miedo a encontrar algo malo en lo que pueda descubrir. Tal vez ya he aprendido que, incluso lo aparentemente adverso, está en mi vida por alguna razón y tiene su propio sentido, para mí. Probablemente he descubierto que tras la sombra, siempre hay luz! Es cuestión de abrir bien los ojos del corazón y estar dispuesto a dejarse iluminar! Aunque quizás para ello haya que dejar el pasado atrás y dejar de pensar en el futuro que tal vez nunca llegará. Porque es en el ahora que está la verdad, la ilusión y la siempre posible felicidad!
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