Revista Opinión

Inundaciones

Publicado el 14 febrero 2014 por Javier Marcos Angulo @clamorsegovia
InundacionesPor si fuera poco, lo que en general nos está sucediendo viene de las fuerzas naturales y nos ponen en alerta roja, así de repente, sin pedir permiso. Nos suceden (ciclogénesis) fenómenos atmosféricos que nos arropan con mucho cariño con vientos de hasta 140 kilómetros por hora y acompañados de baños de lluvias tan grandes, que junto con las olas que golpean nuestras costas con fuerza, acaban por inundarnos y por ello tenemos dificultades para seguir en casas, calles, campos totalmente anegados.
Es como si nos dijera la naturaleza que ya está bien de mirarnos el ombligo de cada uno y que nos tenemos que preocupar más de prevenir las catástrofes.La soberbia de los humanos se  empeña en cambiar los cursos de los ríos, de construir de grandes puertos de mar, en definitiva variar la naturaleza, que tiene su razón de ser como es.
La soberbia de los partidos políticos se empeñan en sacar jugo a todo lo que pueda ser mercantilmente explotado, sin mirar las consecuencias que puede depararnos la naturaleza cuando se enfada con nosotros.
Es posible que estas inundaciones aderezadas con cortes de carreteras, nevadas intensas que dejan poblaciones aisladas, nos hagan recapacitar en el daño que estamos haciendo, dañada con absurdas construcciónes por sacar partido a corto plazo de 'negocios', algo más que impúdicos, más bien obscenos.
Creo que como no teníamos suficiente con la inundación producida durante años (y que se sigue produciendo) de todos los desmanes entre corrupción y corrupción, con todas estas barbaridades que determinados ombligos nos hacen, ahora va la naturaleza y se enfada con nosotros.
Pero como casi siempre ocurre en estos casos, entre hipoteca a pagar, desahucio por no pagar, declaraciones al juez de turno, peticiones de indultos, declaracioes al juez de turno y algunos problemas más que salen salpicando como si fuera lluvia impertinente, de esa que te empapa sin tu querer, como por ejemplo aquellos banquero ejemplares orondos con sus indemnizaciones, aquellos trajes, que no eran trajes sino dineros públicos derramados a diestro y siniestro, aquellos actos que encargaba un partido político y otros pagaban por favores recibidos, llegamos a un etcétera que da miedo que nos siga inundando.
Al final sólo tenemos inundaciones.

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