La nuevas acciones legislativas y judiciales contra la ETA y su entorno “son inútiles porque no atacan la base del problema”, según los partidos nacionalistas e IU.
Pero, seguramente, ya han salvado algunas vidas.
Ahora, toda iniciativa del poder central, de las CCAA o de los ayuntamientos es rechazada automáticamente por su oposición con la vacía coletilla de que “es inútil: no ataca la base del problema”.
Sea para reprimir a terroristas o delincuentes comunes, reducir la venta masiva de alcohol y de drogas, aumentar la disciplina escolar o evitar pintadas en las paredes, toda oposición hará una declaración definitiva con este comentario simplista y sin motivar, convertido en una epidemia creciente de la sinrazón.
Ahora, dos gobiernos de comunidades autónomas preparan una nueva legislación para controlar el desbocado consumo de alcohol y drogas: Andalucía y Madrid.
Ante la iniciativa del Gobierno socialista andaluz, el Partido Popular y los vendedores de alcohol se oponen porque desdeña “la raíz del problema”. Exactamente lo mismo que dicen los socialistas y alcoholeros madrileños ante similar proyecto del popular Ruiz Gallardón.
Caso sorprendente es el del ayuntamiento de una ciudad monumental que cuando detecte a grafiteros embadurnando paredes los obligará a limpiarlas. La oposición acusó a la alcaldía de despreciar “la base del problema”, apostilla a la que se acogieron unos fabricantes de pinturas.
¿Qué problema?: La oposición lo busca pero aún no lo encontró.
Los fabricantes, sí, porque temen perder ventas de aerosoles de pintura.