¡Hola, amig@s!
Comenzamos con la reseña de hoy la Semana antibelicista, con un poco de retraso, es verdad, pero es que esto de meterse a miles de cosas ya se sabe... En esta Semana, como ya os comenté en su presentación, la guerra será el telón de fondo y el mensaje antibélico el objetivo final de cada una de las reseñas.
La novela Invasor, de Fernando Marías ya os la presenté AQUÍ a raíz del inminente estreno de la película del mismo título, dirigida por Daniel Calparsoro y con guión del propio Fernando Marías. Ya os anticipo que no he visto la película pero por algunos comentarios- el programa Página 2, por ejemplo- difiere bastante del enfoque que la historia tiene en el libro cargando las tintas en la vertiente de thriller político.
Así comienza Pablo, médico militar, la narración del horror en el que se ha convertido su vida cuando el uno de agosto de 2003 el segundo contingente de tropas españolas es enviado en misión humanitaria a Irak. La guerra- España se ha implicado políticamente en ella- acaba de entrar en su vida, y su apacible existencia con Tina, su mujer, y Pilar, su hija, queda atrás. Ha sido destinado al infierno."Mi sangre tiene vida propia.
Y me odia, me odia con razón. Ansía vengarse de mí, torturarme antes de acabar conmigo y con los míos.
Sin embargo, hace apenas cinco semanas yo era un hombre feliz con mi mujer y mi hija."
Allí la ambulancia en la que viaja con su amigo Diego, enfermero, sufre una emboscada y tras buscar cobijo y protección en una casa que parece abandonada "en medio de la noche, en mitad de una guerra" tendrán que enfrentarse a momentos de gran violencia y dureza. Estas escenas, antes de la repatriación, narran ágilmente, y con increíble viveza, inmediatez e intensidad, el espanto, el miedo, el dolor, la incertidumbre y el pánico de Pablo, vivido segundo a segundo.
"Matar: innombrable aberración."
Y aunque pueda parecer por la portada que el libro es básicamente de acción, ésta acaba con la vuelta a casa de Pablo para su recuperación. Aquí la novela ralentiza su ritmo trepidante para convertirse en una narración más pausada pero intensa y llena de dudas, zozobras, angustias y pesadillas por parte del protagonista. A este terror psicológico se le añaden los elementos de thriller político: no interesa que la verdad de lo que en Irak ha sucedido salga a la luz, y esconderla se hace imprescindible. Y por si esto no fuese suficiente, desasosegantes elementos sobrenaturales se manifiestan en la trama.
Fernando Marías, (Bilbao, 1958)
La novela se lee con fluidez, con un interesante y prometedor comienzo, pero tras el desasosiego que sigue su vuelta, en donde vamos desvelando las incógnitas al mismo tiempo que el protagonista, la historia pierde originalidad y fuerza. Si el autor hubiese continuado con la línea realista focalizando la narración en ese sentimiento de culpa- ese gusano demoledor e implacable-, en las consecuencias de las guerras en el individuo que la vive y en quienes le rodean, en su autodestrucción, sin permitir la inclusión de elementos sobrenaturales, la novela hubiese logrado mucha mayor profundidad.Es evidente por otro lado, que al autor se le reconoce mucho oficio y muy buenas maneras y es de justicia reconocer que la novela tiene momentos dignos de ser recordados y recrea imágenes verdaderamente impactantes.
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos..."Y pienso de repente que hay dos tipos de personas: las que han matado y las que no. No pueden mezclarse ni compartir nada. Somos de otra raza, sin redención ni futuro. Dormimos con nuestros muertos, pertenecemos a ellos."
Marcapáginas 189