Revista Cine

Invencible (Unbroken). Maratón sin meta.

Publicado el 22 diciembre 2014 por Criticasen8mm @Criticasen8mm
Invencible (Unbroken). Maratón sin meta.Título original:
Unbroken
Año:
2014
Fecha de estreno:
25 de Diciembre de 2014
Duración:
137 min
País:
Estados Unidos
Director:
Angelina Jolie
Reparto:
Jack O'Connell, Domhnall Gleeson, Miyavi, Jai Courtney, Garret Hedlund, Finn Wittrock, Alex Russell, Luke Tredaway
Distribuidora:
Universal Pictures
Tienes una gran historia en tus manos, prometedores actores que le den vida y aun así no consigues crear una película que se sostenga por sí misma. La típica cuestión de “pero, ¿un director de cine qué hace?”, si ya le dan el guión escrito y el reparto para interpretarlo. Pues un director tiene que dotar de alma al proyecto, de identidad, por eso los grandes directores tienen un estilo. Cuando vas a ver una película de Wes Anderson o de los hermanos Coen no necesitas leer su nombre en los créditos para saber quién la ha hecho. Pero hay directores que no logran cumplir con su labor, o mejor dicho, que no logran ir más allá de lo que haría cualquiera. Y después de ver Invencibleno me quedó ninguna duda de que Angelina Jolie no tiene lo que hace falta para ser directora de cine, no he visto su debut, En tierra de sangre y miel, pero no creo que haga falta para sacar esa conclusión. Porque su segunda película tras las cámaras puede resultar entretenida durante algún momento, pero para nada cumple con lo que prometía el tráiler, esa mezcla entre Carros de fuego, La vida de Pi y El puente sobre el río Kwai –por decir algunas-, la superación, la épica, la supervivencia… pero obviamente, cuando apuntas tan alto y no tienes la capacidad de alcanzar tu objetivo, todo se derrumba, e Invencible es un caída libre de dos horas y veinte minutos.
Invencible (Unbroken). Maratón sin meta.
Para entender la comparativa con esas tres películas voy a exponer brevemente la trama: Louis Zamperini, un joven atleta que triunfa en las Olimpiadas de Berlín de 1936, más tarde tendrá que luchar en la Segunda Guerra Mundial, momento en el que queda varado en el océano tras estrellarse el avión en el que iba con sus compañeros. Y por si eso no fuera suficiente, luego es “rescatado” por los japoneses, que le recluyen en un campo de trabajo de prisioneros. Leyendo eso puede parecer que Zamperini, que realmente tuvo que pasar por todo eso, fue igual de desgraciado que el personaje de Sandra Bullock en Gravity, pero no, la película nos muestra al ser más desgraciado de la historia del cine, es una oda al sufrimiento, sin ningún tipo de atisbo de esperanza que pudiera romper con tanta monotonía fatalista.
Primero, no guarda ningún parecido con Carros de fuego simplemente porque la trama del pasado de atleta del protagonista no tiene prácticamente importancia, al igual que todos los eventos que tienen lugar antes de la guerra y que podrían haber salido directamente de un Forrest Gump vacío de cualquier emoción. Si no te interesa el deporte ni el filón que ese tipo de historias tienen para retratar la superación en ese aspecto, voy al siguiente punto, La vida de Pi. No me fascina la película de Ang Lee, pero reconozco el mérito que tiene conseguir impactar al espectador con un solo personaje en una barca, algo que no logra Angelina ni con tres actores y unos pocos tiburones, yendo a la intriga fácil, si ya lo hizo Spielberg hace cuarenta años, déjalo ahí. Llegados a este punto de la película, si te aburres viendo cómo toman el sol en las barcas, esto acaba de empezar, porque lo siguiente va a elevar exponencialmente la planitud de la historia, que más que un relato de supervivencia parece una lucha contra todos los elementos sin una motivación real. En cuanto al inexistente parecido con El puente sobre el río Kwai, no me refiero a que Invencible tenga que parecerse a ella para triunfar como película, pero cuando tienes un campo de trabajo y eres incapaz de que los personajes del mismo bando congenien –como en Traidor en el infierno de Wilder- y de mostrar un villano que infunda respeto y no sea exageradamente maniqueo, de crear contraste entre momentos épicos –como el reto de los cincuenta huevos en La leyenda del indomable- y el drama propio del conflicto bélico… es imposible que un único personaje pueda mantener la fuerza de una historia plagada de incongruencias y que pierde aguas por todos los costados, mientras trata de ganarse al espectador a toda costa, preocupándose más por ese deseo de conmover que por contar algo auténtico.
Invencible (Unbroken). Maratón sin meta.
Pero sería injusto culpar exclusivamente a Angelina Jolie, que en definitiva se podría decir que acaba de llegar al mundo de la realización. Uno de los atractivos del film era que los hermanos Coen habían participado en la escritura del guión, ya que fueron contratados para retocar el libreto que ya había sido escrito previamente. Me gusta pensar que los Coen hicieron lo que pudieron, porque a saber cómo era antes para tener que recurrir a ellos, pero el guión es sin duda la pieza más débil, junto a la dirección. Sólo con ver al personaje del oficial Watanabe, interpretado por Miyavi, quedan claros muchos de los males del film. Un villano redundante y débil, ambiguo a la vez que aburrido y con una penosa justificación final para ser cruel, ya que hasta el oso de peluche de Toy Story 3 tenía más razones para acabar imponiendo su ley en un campo de concentración japonés. Otros personajes como el de Domhnall Gleeson solo son un simple vehículo para el lucimiento del rol de Zamperini, a pesar de poder haberles sacado mucho más provecho. Pero el gran damnificado del desastre que ha resultado ser la película es su protagonista, Jack O’Connell, que realiza un trabajo fantástico que no puede atravesar las puertas de lo memorable por causas ajenas a su esfuerzo, ya que por muy bien que lo hagas si la persona que tiene que ensamblarlo todo no está a tu altura, al final de poco sirve.
En conclusión, Invencible es una película cuya pretenciosidad sólo se puede comparar con la falta de interés que genera, como si Angelina Jolie la hubiera envuelto en una nube de autocomplacencia que se va disipando a medida que avanza el eterno metraje, que termina por agotar hasta a la persona más paciente. 
3/10

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