Mariadela Villanueva
La inversión de un país en proyectos de otro es una práctica de vieja data, cuestionable cuando es utilizada como herramienta neo colonizadora indispensable para mantener aceitado el engranaje económico-financiero mundial, la hegemonía de una potencia y el poder tras bastidores de los amos del gran capital transnacional.
“Inversión” falazmente mercadeada dentro de la teoría económica dominante como la única vía conducente al “desarrollo”, adoptada a conveniencia por los dirigentes y las élites de la IV República, cuestionada luego por el Comandante Chávez, y vuelta a ser sometida a consideración en nuestra Venezuela acosada por el imperio estadounidense y sus secuaces.
¿Es inevitable la inversión extranjera en algunos sectores estratégicos? Sí, pues el modelo de desarrollo enajenante aun vigente, la escasez coyuntural de divisas y la carencia de tecnología propia en áreas fundamentales para para acelerar una transición hacia un nuevo modelo justifican, al menos por unos cuantos años, la atracción de capital foráneo.
Pero, como picado de culebra se asusta cuando bejuco ve, debemos atraer esas nuevas “inversiones” sin repetir errores del pasado que reforzaron nuestra dependencia cultural, tecnológica y financiera. Entre otros: captar inversionistas en áreas no prioritarias para nuestro futuro, supeditar nuestra economía y bienestar a la dinámica, el éxito y el goteo de dichas inversiones, aceptar exigencias de exenciones y beneficios superiores a los otorgados a productores nacionales, recibir maquinaria y equipo correspondientes a escalas no adecuadas a nuestra realidad, endeudarnos en condiciones leoninas con agencias de exportación de los países de origen de las inversiones, obligarnos a adquirir insumos innecesarios, comprometernos a compras de equipos y pagos de patentes a futuro, aceptar la fijación de mercados y precios de exportación, ceder la propiedad de innovaciones y mejoras introducidas por investigadores y trabajadores nacionales.
Rasgos agravados en el caso de las inversiones en las Zonas Económicas Especiales por la cesión de uso de porciones de territorio perteneciente a todos los venezolanos a empresas extranjeras exentas de las obligaciones y los controles fiscales, crediticios y laborales aplicables en el resto del país. Modalidad de inversión que ha tenido que ser desechada por distintos países, por ser realmente una indigna maquila maquillada como muy acertadamente lo señalara el Maestro Luis Britto García en su reciente artículo sobre el tema.
Tengamos en cuenta que el bloqueo y otras agresiones de las potencias del norte han traído como beneficio colateral la reactivación del potencial científico, tecnológico y productivo nacional. No desbaratemos con los pies lo que estamos logrando con las manos…
Venceremos
Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular [email protected] @mariadvillanuev