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Invictus: El factor humano

Publicado el 05 febrero 2010 por Mike_lee
Invictus: El factor humanoBasada en la novela de John Carlin El factor humano, la película Invictus narra la complicada situación a la que tuvo que hacer frente Nelson Mandela al asumir la presidencia de Sudáfrica en 1994, encontrándose con un país desestructurado debido a los problemas sociales y raciales derivados del recientemente desaparecido apartheid. Una de sus calculadas maniobras en busca de la unidad fue su apoyo a la selección nacional de rugby, los Springboks, durante el Mundial de 1995, consiguiendo un fenómeno verdaderamente insólito.
El maestro Clint Eastwood regresa con un filme, sin duda a la altura de sus anteriores obras, en el que retrata el valor del deporte para eliminar diferencias de cualquier índole entre humanos y fomentar principios como la cooperación y el esfuerzo; ofreciendo así un enfoque completamente opuesto a aquel que algunos individuos deplorables le confieren fomentando la violencia, división e incluso la demagogia más deleznable. Además, Invictus homenajea una figura tan emblemática como la del dirigente político Nelson Mandela, con una visión de la venganza contraria a anteriores trabajos del director como son Sin Perdón, Poder Absoluto, Mystic River o la reciente Gran Torino, dejando a un lado su aspecto más trágico y remarcando la importancia del perdón, que queda patente en la figura de Mandela, quien tras 27 años de prisión no guardó ningún rencor a sus captores.
Invictus: El factor humano
Con una historia de semejante trascendencia sobre la que trabajar, Clint demuestra una vez más su maestría haciendo uso de sus estilo clásico, manteniendo el ritmo en todo momento y desarrollando secuencias tan emotivas como la visita de los Springboks a los suburbios o el partido final, que convierte en una gesta épica y donde queda patente su manejo y completo control de la narración (prueba de ello es el empleo de la cámara lenta justo cuando todos lo esperábamos).
Eastwood es un gran director de actores, y así lo justifica el buen trabajo del reparto en general, que además guarda un parecido razonable con los protagonistas reales de los hechos . Sin lugar a dudas el que más destaca es Morgan Freeman, antiguo amigo del director desde Sin Perdón que se reafirma como el alma de la película. Freeman capta el aura de bondad y esperanza de Mandela en todo momento, calcando su personalidad no sólo con la voz, sino con una serie de gestos y movimientos propios del político (incluso en un instante nos deja un pequeño recuerdo a nuestro querido Red de Cadena Perpetua, en la escena de la prisión). Destaca también Matt Damon en su papel del capitán de los Springboks, François Piennar, al tratarse del personaje que más cambios experimenta a lo largo del filme y hay que mencionar la breve aparición de Scott Eastwood, hijo del director que ya tuvo un pequeño cameo en Gran Torino.
Invictus: El factor humano
Por si esto no fuera poco, Invictus cuenta con una detallada ambientación acompañada por una luminosa fotografía que refleja así los tiempos de cambios vividos y puede presumir también de banda sonora. Compuesta por Kyle Eastwood, se adecúa a cada momento y nos deja canciones memorables como 9,000 Days o Colorblind.
Siguiendo con su ritmo habitual, Clint ya prepara nueva película para este año, Hereafter, thriller sobrenatural con Damon de protagonista. Hasta entonces, podemos conformarnos con Invictus, el emotivo y épico trabajo de un director de leyenda que pasa a sumarse a su ya mítica filmografía.

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