Autor: Paul Auster
Traducción: Benito Gómez IbáñezEditorial: Anagrama edición Círculo de Lectores (2009)Año de publicación: 2009Páginas: 277
Precio: 16,50 euros
No haber intervenido es con mucho la cosa más reprensible que he hecho nunca, el punto más bajo de mi andadura como ser humano. No sólo permitió que un asesino quedara impune, sino que tuvo el insidioso efecto de obligarme a afrontar mi propia debilidad moral, a reconocer que en ningún momento había sido la persona que yo creía ser, que era menos bueno, menor fuerte, menos valiente de lo que había imaginado ser.
Me declaro fan absoluta de Paul Auster, comencé a leer sus obras hace años con El país de las últimas cosas y quedé tan impactada por esa novela, que aún a día de hoy sigue siendo una de mis favoritas del autor, que continué sin descanso con las magníficas Leviatán, La música del azar, Mr Vértigo, El libro de las ilusiones o El palacio de la luna. Quizá fuera culpa mía por haberme entusiasmado tanto con un autor y haber leído en tan poco espacio de tiempo tantas obras suyas, o quizá es que sus primeras obras tenían una magia especial que le faltan a las últimas, pero de pronto, La noche del oráculo, Brooklyn Follies o Viajes por el Scriptorium me empezaron a parecer una repetición continua del mismo tema, los mismos personajes y situaciones, tanto que si me preguntarais por ellas no recordaría exactamente el argumento, mientras que de las primeras novelas que leí de él, aunque haya pasado más tiempo, guardo un recuerdo muy nítido y detallado. Hace poco me reconcilié con el autor con su Diario de Invierno que reseñé aquí, sin embargo, se trataba de un libro de memorias, muy a su manera, pero una biografía al fin y al cabo, que permitía adentrarse no solo en su vida sino en muchos personajes y momentos de su obra. Es por todo esto que me embarqué en la lectura de Invisible con reticencias, no tenía claro que una novela suya, y más siendo de las más recientes, de 2009, fuera a gustarme. Y no es solo que me haya gustado, sino que me ha entusiasmado, he vuelto a sentir esa magia de Auster y ya estoy pensando en repetir, espero que no vuelva a entrarme una nueva fiebre con el autor, pero lo cierto es que vuelve a situarse entre mis favoritos.
Universidad de Columbia
Invisible nos cuenta los recuerdos de Adam Walker cuando era un joven estudiante en la Universidad de Columbia cautivado por el extremista e iracundo profesor Rudolf Born y su esposa Margot. Junto a ellos vivirá momentos decisivos, especialmente al ser testigo de un asesinato brutal y sin sentido, y al no haber estado a la altura de las circunstancias y haber actuado de una manera poco ética. Años después, espía esa culpa que le ha perseguido toda su vida, escribiendo unas memorias que van más allá de ese asesinato y esos personajes iniciales. Nuevos personajes se irán uniendo a la trama y viajaremos de Nueva York aParís en lo que no es sino la biografía de Adam Walker ligada a esos personajes y a ese intenso año, 1967, donde además de ser testigo de un asesinato vivirá dos relaciones con mujeres con las que no debería estar pero que, ambas, cada una a su manera le dejarán huella.
West End Avenue, Manhattan, Nueva York
Este libro tiene muchos puntos positivos pero querría destacar dos que me han cautivado especialmente, de un lado, una historia muy bien construida con personajes muy reales y a la vez lo suficientemente especiales para que no se hagan anodinos, la trama atrapa desde el primer hasta el último momento, con una historia que no podemos dejar de leer. Auster logra que la vida de su protagonista nos atrape tanto que queremos seguir sabiendo de él, qué pasó después de ese año 1967 tan accidentado y lleno de acontecimientos, y si volvieron a reencontrarse esos personajes. De otro lado, la magnífica prosa de Auster que cambia de persona hasta en tres ocasiones mostrándonos una vez más que es un autentico mago de la escritura, ya que su protagonista nos cuenta su vida en primera, segunda y tercera persona sin que decaiga el ritmo en ningún momento. Además, encontramos un recurso ya habitual en Auster, pero que nos por ello deja de funcionar a la perfección, y es el de las historias dentro de las historias, como muñecas rusas. Personajes que nos van contando una historia dentro de la historia principal, y que dan su testimonio a través de sus palabras o cartas de lo que ha sucedido, rellenando de este modo los huecos de la historia. Y por último, no quiero dejarme un recurso que le añade aún más atractivo a la novela, y es que como la historia nos la cuenta Walker, cuenta lo que quiere, de hecho, uno de los personajes involucrados niega posteriormente uno de los acontecimientos lo que nos hace dudar si sucedió realmente o no, e incluso si el resto de lo que nos cuenta es real o solo producto de su imaginación.
Rue Mazarine, Paris
Los que ya conocéis la prosa de Auster podéis imaginaros perfectamente el tipo de libro que es y, aunque os hayáis desencantado como yo con el autor, os animo a leerla, porque esta historia es diferente, es fresca y parece que revive a nuestro viejo Paul Auster, el que nos ha encandilado siempre con sus historias. A los que aún no os habéis animado con el autor os animo de verdad a hacerlo, no os arrepentiréis, si el autor tiene un gran don es que es un excelente contador de historias, que atrapa con sus tramas y personajes y que posee un dominio tal del lenguaje que escribe de maravilla sin por eso ser pesado, sino al contrario muy ágil y asequible. No os perdáis la oportunidad de disfrutar con Auster.