Artista: Invisible
Álbum: El jardín de los presentes
Año: 1976
Género: Rock fusión / Rock progresivo
Nacionalidad: Argentina
Un día me dí cuenta, medio de casualidad, que este disco no estaba en este blog ¿cómo puede ser? justo este faltaba?... así lo presenté como no podía ser de otra manera, hoy lo recordamos y José Ramón viene a reparar el error de dejarlo en el olvido...
¿Y hace falta comentar sobre el disco? Disco emblemático si los hay! donde el Flaco despliega una obra maestra del lirismo urbano con aires tangueros, con los bandoneones de Mederos y Mosalini.
Con el trío inicial de Spinetta, Pomo y Machi aumentado por el ingreso del guitarrista Tommy Gubitsch, el tercer y último disco de Invisible llega con el trágico año de 1976, y contiene algunas de las veladas referencias a la situación represiva, como "Las golondrinas de Plaza de Mayo". El acercamiento al tango por parte de los principales referentes del rock argentino no era una novedad: los integrantes de Almendra siempre manifestaron su admiración por la obra de Astor Piazzolla; Litto Nebbia había incorporado elementos tangueros en "Muerte en la catedral" (1973), y Charly García, a la hora de describir su "Tango en segunda" —incluido en "Pequeñas anécdotas sobre las instituciones", el último disco de Sui Generis— definió la canción como un experimento de corte piazzolleano. Por aquellos años estaba también Alas. De hecho, Moretto (de Alas) participó de la grabación de este disco eterno que ahora presentamos, al igual que los bandoneonistas Rodolfo Mederos y Juan José Mosalini. Por eso no sorprende que Invisible haya incorporado elementos musicales y poéticos provenientes del tango en su último registro.
Pero en el grupo, puertas adentro, ya se vivían divergencias. En pos de solucionarlas, incorporan como miembro estable al talentoso guitarrista Tomás Gubitsch. Las diferencias se acentuaron, lo cual no mello la absoluta creatividad de Spinetta, ya que este disco es quizás una de las obras de máxima inspiración poético - musicales de Spinetta,
No hay duda que "El Jardín de los Presentes" marca uno de los puntos creativos más altos en la longeva trayectoria musical del compositor y guitarrista Luis Alberto Spinetta. La elegancia melódica, la melancolía desbordante, la fineza de los arreglos musicales y en definitiva, la belleza inexplicable e inmensa expresada en este álbum, no puede más que dejarnos mudos y atónitos. La sensibilidad de Spinetta aquí se nos devela como en ninguno de sus discos y su madurez como cantante, compositor, poeta e instrumentista llegan a un nivel simplemente sorprendente. No hay que olvidar que el artista argentino había dado el grito primigenio del rock en nuestro continente con los dos discos de Almendra y que luego, había formado la agrupación más rockeraHéctor Aravena
Pescado Rabioso editando elepés tan fundamentales como "Pescado 2" y el también bellísimo "Artaud", entre otros. Lo que quiero decir, es que para la fundación de Invisible en 1973, Spinetta ya tenía un largo camino recorrido y era uno de los artistas más respetadas de la cultura rockera de nuestros países. Fue así como juntándose con la base rítmica de Pappo's Blues, el guitarrista formó uno de los tríos más entrañables del rock cantado en castellano: Spinetta (guitarra y voz)-Pomo (batería)-Machi (bajo) = INVISIBLE.
Para contextualizar un poco el período de "El Jardín de los Presentes", hay que decir que es el tercer y último disco de Invisible y el sucesor del álbum homónimo de 1974 y del también extraordinario "Durazno Sangrando" de 1975. Posteriormente, Spinetta disolvería la banda y después de editar su disco solista "A 18 Minutos del Sol", formaría su compleja nueva agrupación Spinetta-Jade, para luego de cuatro discos, comenzar de lleno con su carrera como solista que nos sigue dando frutos hasta nuestros días. Invisible se inserta sobresalientemente a mediados de los 70 en Argentina como parte de un extenso fenómeno de fructificación de grandes bandas como Alas, Crucis, El Reloj, Ave Rock, Vox Dei, La Máquina de Hacer Pájaros y otras, que estaban poniendo en alto el nombre de América Latina por esos años. Por eso, a pesar de la genialidad de "El Jardín de los Presentes", hay que decir que es parte de una manifestación más general que básicamente era el rock mezclado con el jazz y el llamado tango rock, influenciado principalmente por la figura gigantesca de Astor Piazzola.
Pero entremos de lleno en materia. El álbum está compuesto por ocho canciones que podríamos describir como etéreas, nostálgicas, poéticas y llenas de una belleza cristalina que sobrepasan cualquier descripción que podamos dar con las palabras. Spinetta decía que le había puesto Invisible a la banda porque quería crear una música que fuera "invisible" para los sentidos. Creo que no hay duda que en esta placa el músico logró su cometido ya que este es un trabajo que llega directamente al alma, sin que nuestros sentidos logren filtrar la información. Todas sus canciones son clásicos del rock de América Latina, partiendo por el viaje mágico de "El Anillo del Capitán Beto" que después de irse tan lejos lo único que quiere es volver a su tierra. ¿Metáfora del paraíso perdido? El anillo como símbolo del alma que nunca muere. Sólo parte de la letra es necesaria para emocionarnos: "¿Dónde está el lugar al que todos llaman cielo? (...) ¿Por qué habré venido hasta aquí si no puedo más de soledad? Su anillo lo inmuniza de los peligros, pero no lo protege de la tristeza...". Un comienzo excepcional con una banda llena de poder comandada por Spinetta en la guitarra y la voz, y que sobresale por su aspecto melódico y por sus, aunque pequeñas, partes de desarrollo instrumental.
El disco continúa con otra de las monumentales piezas del rock latino. "Los Libros de la Buena Memoria" es una balada cadenciosa, con una melodía vocal y letra simplemente maravillosa y que destaca por los arreglos de guitarra acústica y eléctrica, más la inclusión del bandoneón. De aquí pasamos a la muestra del virtuosismo de Spinetta en el tema "Alarma Entre los Ángeles", en una composición que no es sino más que un extenso solo de guitarra lleno de sentimiento y rapidez, en donde también Pomo y Machi demuestran sus atributos como instrumentistas. Aquí se empieza a notar la admiración del "flaco" por el trabajo jazz-fusión del guitarrista de Mahavishnu Orchestra, John McLaughlin, el que explotaría después con gran fuerza en Spinetta-Jade. De la complejidad de este tema, pasamos sin darnos cuenta, a la simpleza acústica casi perfecta de la canción de amor "Que Ves el Cielo" y su sublime letra: "Hoy tu pollera gira al viento/ Quiero verte bailar/ Entre la gente /Entre la gente/ Quiero verte bailar/ No importa tu nombre si me puedes contestar/ Son tantos tus sueños que ves el cielo mientras te veo bailar". Economía de palabras, poesía pura.
El recorrido de "El Jardín de los Presentes" sigue sorprendiéndonos con notables canciones como la incorpórea, sutil e impalpable "Ruido De Magia", la belleza desnuda de "Doscientos Años", la tremenda, y quizás uno de los puntos más altos del disco, "Niño Condenado", para terminar con la sensibilidad y bondad de uno de los maestros vivos más importantes de la música contemporánea, con "Las Golondrinas de la Plaza de Mayo". Si me dijeran que tengo que irme a una isla desierta y sólo elegir 10 discos que serían los que me acompañarían toda la vida, escogería algunos de Los Beatles, "Rock Bottom" de Robert Wyatt, otros de Pink Floyd , King Crimson y en un lugar privilegiado, la aristocracia del espíritu que representa "El Jardín De Los Presentes" de Invisible.
Este LP marca el final de Invisible, que tiene una separación un tanto extraña. El mismo Pomo indica:Strauss_14
¿Sabés que no sé porqué nos separamos en Invisible? No sé qué pasó. Una vez que dejamos de ser un trío para el disco El jardín de los presentes, empezaron las incomodidades. Pero, si te soy sincero, no sé qué incomodidad fue la que terminó de volar la banda por los aires.
La introducción de Tommy Gutibisch en guitarra incomodó a los integrantes de la banda y esto creo una tensión entre ellos. Ni ellos ni el público querían que el grupo fuera un cuarteto, querían el power-trío original.
Spinetta siempre se movió en cambios de estilos pero por bandas, no por discos. Tiene muchas etapas diferenciadas con distintas agrupaciones y cada una con un estilo diferente. Y este disco significó una nueva etapa en su carrera.
El LP comienza, y ya nos da a entender que el estilo de Durazno sangrando ya no existe. El anillo del capitán Beto es un precioso tema con acompañamientos simples y una sensación amistosa en su melodía, que es muy directa y dulce. La letra narra la historia de un porteño que partió con una nave hacia el espacio, y que luego, incomunicado de todo, se siente triste y muere en su máquina.
Entonces escuchamos Los libros de la buena memoria, candidato al mejor tema del disco. Ésta es una canción con aires de tango y bossa nova, instrumentación liviana, guitarras llorosas, y una melodía realmente perfecta que trasmite junto con la letra inimaginables sensaciones. Los acordes de guitarra son perfectos: conviven en paz con todo el resto de los elementos, al igual que los bandoneones. La lírica, la voz y su acompañamiento son todas excelentes y conviven en perfecta armonía. Es en trabajos como este en los que se ve que Spinetta puede componer letras surrealistas, y que no perdió el estilo antes cultivado del todo.
Alarma entre los ángeles significa un pequeño decaimiento del nivel del disco. Es un tema instrumental con importante participación de Tommy Gutibisch: es básicamente un solo de guitarra con 6 minutos y medio de duración. Tommy es un buen guitarrista, no desafina ni un microtono. Lo malo en este tema es su duración. Si fuera de 2 o 3 minutos tal vez sea menos cansador. La improvisación del guitarrista tampoco es mala, pero es muy difícil resistir un solo de guitarra de 6 minutos sin aburrirse. Es entretenido y muy bueno por partes, pero el cansancio es inevitable. O por lo menos así me parece a mí.
El disco vuelve a esas estructuras típicas con Que ves el cielo, un tema acústico muy agradable que tiene una melodía excelente y guitarras con un particular sonido. Es una canción simple y dulce: un easy-listening definitivo.
Ruido de magia es otro pequeño pozo en el LP: una melodíoa instrascendente y un acompañamiento de guitarra casi insoportable. Son tres acordes que se repiten todo el tiempo. El solo es bastante bueno, y es lo que salva a la canción.
Doscientos años es una de las obras más amistosas compuestas por Spinetta. La melodía es muy buena, y los arpegios constituyen un buen tipo de acompañamiento. Sin embargo no alcanza el nivel de un highlight.
Es aquí donde el álbum se recupera totalmente. Perdonado (niño condenado) es fantástico. Lo que hace a este tema merecedor de estar marcado en rojo es la variedad de matices que se presentan entre las partes acústicas y el estribillo cargado de emotividad. Sobre la letra, Luis declara:
Mirando una perrita que tenía en casa, sentí que era casi un ser humano pero que ciertos designios la habían conminado a ser un can. Allí nació la idea de "niño condenado” a ser perro por el diablo de febrero, pero a la vez perdonado. Perdonado de la angustia existencial de ser un humano o de ser un niño que pide limosna bajo la lluvia.
Las golondrinas de plaza de mayo es un tema con influencia del tango que tiene una excelente melodía y un riff de sintetizador y guitarra muy bueno. Los bandoneones aportan un toque de misterio y dulzura.
El jardin de los presentes es, a mi punto de vista, un disco algo sobrevalorado. Creo que Durazno sangrando es muchísimo mejor, aunque sea considerado por muchos como lo peor de Insivible. Este es un LP con influencias del tango, con letras de aire porteño (el amargo, el colectivo, la vieja, silbar un tango, las golondrinas (que en realidad son palomas) de plaza de mayo, etc.).
Pomo deja de ser un baterista que improvisa incesantemente debido a su imposibilidad de realizar esto en temas del estilo que cultiva este lanzamiento. Sin embargo no deja de ser un muy buen instrumentista: cuando hace algo (ya sea improvisar o limitarse a seguir el ritm) lo hace impecablemente.
Spinetta comienza a cantar de una forma preciosa. Los alaridos pertenecientes a Desatormentándonos se borran definitivamente, formando así una de las mejores vocalizaciones de la primera década de Spinetta junto con las de A 18' del sol. En este trabajo se observa una tendencia del Flaco a componer temas con estructura de canción simple.
Elegido por Martín Graziano para su notable investigación Tigres en la lluvia, de editorial Vademécum, en la que además de recorrer la historia de Invisible, analiza el contexto cultural y político en el que el álbum fue grabado. En charla con Cultura y libros, Graziano —autor también de Estación imposible. Periodismo y contracultura en los 70 y Cancionistas del Río de la Plata— repasó los puntos centrales de su investigación sobre el último álbum de Invisible.
—¿Por qué elegiste El jardín de los presentes por sobre los otros discos de Invisible?
—La razón es un detective que siempre llega tarde. Apenas escuché la premisa de Vademécum, el primer disco que se me ocurrió fue El jardín de los presentes. En esa elección intuitiva intervienen cosas sobre las que uno no tiene control: la emoción, la historia personal o el palacio que precede a las ideas. Después llega el oficio, y el intelecto empieza a darle sentido a esa elección. Ahí aparece, en efecto, el enclave histórico y cultural del disco. Pero también su contenido resolutorio, la transformación del grupo, la figura de Gubitsch, la tensión con Borges y Piazzolla, su carácter adivinatorio... Adentro de la cáscara de nuez de ese disco están unas cuantas de mis obsesiones.
—En el capítulo 13 abordás varios temas fundamentales: la tensión entre la izquierda y la contracultura, y el despliegue de esa suerte de zona franca musical que se había conformado entre la música que se hacía en Uruguay, Argentina y Brasil, que tenían improntas similares.
—Me pone contento que subrayes ese capítulo. En un libro estrictamente narrativo, es el único capítulo que —aunque está encapsulado en una anécdota— tiene carácter ensayístico. Me interesaba sacar a Spinetta del lugar donde parece estar adocenado: la historia del rock argentino. Amo la historia del rock argentino y, como diría Martín Rodríguez, su religión, pero siento que necesitamos hacerle algunos agujeritos a ese frasco para que respire la criatura. Para que, después de medio siglo de historia, nos empiece a decir cosas nuevas. Sobre todo teniendo en cuenta que, en este caso, el influjo de Spinetta trascendió largamente esas fronteras. Por eso aparecen voces que ofrecen perspectiva: Martín Buscaglia desde Uruguay o Acho Estol desde el tango.
—La cuestión política sobrevuela todos los capítulos, lo cual es lógico ya que se trata de un período oscuro en la historia argentina. En un momento hacés una buena interpretación del perfil entre político y apolítico de Spinetta. ¿Cómo explicarías la manera en la que Spinetta pensaba la cuestión política?
—La mejor frase del libro no la escribo yo, sino Martín Rodríguez en el prólogo: "Spinetta huía de la realidad, pero la realidad no huía de él". Ahí, cifrada en esa oración, hay muchas cosas. Por empezar, digamos que una cosa es el Spinetta ciudadano y otra cosa es el Spinetta artista. Su obra, digamos. Spinetta, como ciudadano, tendría sus convicciones ideológicas, sus contradicciones, su historia familiar: sabemos que sus padres eran de extracción peronista, que merodeó la Jaen (Juventud Argentina para la Emancipación Nacional, grupo creado por el futuro montonero Rodolfo Galimberti) durante los días de Almendra, que votó a Alfonsín... Eso puede permear su obra, pero de ningún modo la explica. El rock, que era la plataforma cultural de Spinetta, no trabaja sobre un sistema de ideas políticas sino sobre un sistema de valores. Entonces, siguiendo el versículo de Martín Rodríguez, diría que la obra del Spinetta modelo 1976 propone una parapolítica espiritual de la resistencia.
—En Almendra se pueden rastrear las enseñanzas de Los Beatles y Piazzolla, y en Pescado Rabioso, la huella de la Experience de Hendrix y Led Zeppelin. Cuando les preguntás a los integrantes de Invisible sobre los discos que los movilizaban, te dicen que estaban muy copados con la Mahavishnu Orchestra, pero en sus canciones esa referencia no es palpable. La música de Invisible no nació de la nada, pero el modo en que el grupo procesó sus influencias fue muy novedoso, por lo menos en el rock argentino.
—Las influencias, en Spinetta, son menos estéticas que éticas. Yo no escucho a los Beatles en Almendra: los encuentro. Veo su enseñanza, su concepto, su liberación: tomá tu tradición y hacé tu propio folklore. Si copiás a los Beatles pos-Revolver significa que no los entendiste. Una vez lo entrevisté a Urbano Moraes y me contó que, en los sesenta, tenía una bandita de corte beatle. Pero cuando les llegó Revolver y lo escucharon, se largaron a llorar. Todo se había terminado. Ya no había sitio para eso: los Beatles te decían "crecé, elegí tu propia aventura". Eso es El Kinto, el grupo uruguayo de finales de los años sesenta. En ese sentido, El jardín de los presentes es un disco muy beatle. Aquí y allá están las marcas de la Convivencia Sagrada, la colección de rock progresivo del sello EMI, pero el Invisible cuarteto retoma el hilo donde lo había dejado el primer disco de Almendra. El primer Invisible es otra cosa: un huevo mineral. Un enigma inexpugnable. Ahí Spinetta ya estaba varias capas por fuera del núcleo: empezaba a tocar la red invisible que sostiene todas las cosas.
—El capítulo 16 aporta muy buena información sobre el período y suma elementos que ayudan a comprender el cuadro de época —marcado por la tensión entre arte y política, y los tironeos que se daban entre las diferentes generaciones, en este caso, entre Piazzolla y los músicos de su Octeto— pero no se refiere ni a Invisible ni a El jardín de los presentes. ¿Por qué decidiste incluirlo?
—El disco es el vórtice del libro, pero me interesaba contar el cuadro de situación que propició el disco y esbozar la dirección de su onda expansiva. También la figura astrológica que formaba la gravitación de Spinetta, Borges y Piazzolla. El capítulo 16 sigue una de esas líneas de fuga: cómo se resolvió esa tensión entre arte y política en la cancha. En los pingos, digamos. Cuando el discurso deja de ser solo discurso y se vuelve acción. Se vuelve consecuencias.Invisible, el fulgor de la invención - Sobre el libro "Tigres en la lluvia" de Martín Graziano, que cuenta la historia del grupo con el foco puesto en el contexto en que se grabó el disco que hoy presentamos.
If not for Rate Your Music, I would most certainly never ever heard about this excellent band. I mean, how often Argentinian 70s recordings fly into European ears? Hmmm... never? Which is a shame, because Invisible touches the heart of jazz-rock style with El Jardin de Los Presentes: eight songs with a proper title, translated roughly as A Garden of Today. I admit that when it comes to Argentina, I only know that tango and Messi come from there, so it's always nice to see - pardon, hear - the third exciting wonder from there.wingpawn
The record opens strongly with El Anillo del Capitan Beto (The Ring of Captain Beto). This immediately captures my attention with clear, strong voice of band's vocalist, Luis Alberto Spinetta. As the instrumentals start, I am not even remotely prepared for such powerul entry at the very beginning, and this is something that's both good and rarely seen - the only example of getting straight to the point at this speed I know is Source Tags & Codes, but that's entirely another story. Alas, since I'm too impressed by long introduction in recordings other than post-rock style monsters, this is something that suits me well.
Man, this is truly sophisticated. As for already mentioned track, it's notable what secondary guitar does to create the difference between first and second half of the song. I imagine this was initially pretty plain song, but a speedy instrumental bridge inserted between it's parts help a lot to spice it up. Such variety ain't needed anymore in quiet ballad Los Libros de La Buena Memoria (Books Full of Good Memories). Since I hardly speak Spanish, I can only assume that either the title is ironical, or there is a deep, lyrical melancholia between the past and the present somewhere along the lines.
In other words: try to imagine Mahavishnu Orchestra only with that Latin influences all over it. Sounds awesome, isn't it? Same clear voice and guitar solos (as in energetic, instrumental piece Alarma Entre Los Angeles); same swinging mood and, most importantly, smooth, low-key approach that allows you to taste every little bit of this sound. Actually, the song #3 looks more like the better version of Carlos Santana, while #4 could be easily crafted by Caetano Veloso - but then, we should always remember that those two, more famous guys reached the top of their games later than Invisible did.
However, what I consider the most beautiful moment of this all, hides as deep as at the track #6. Doscientos Años (Two Hundred Years) bases on two-three, repetitive lines of lyrics , a short vocal outburst here and there and calm guitar melody in the middle. It's flow is just flawless and the ending la-la-la was definitely copied by some modern bands whose name I forgot. As the album closes with two, much fatter and stronger rock songs, I keep reminding myself 'gotta check some more of their albums, gotta check some more of their albums...'
Invisible's El Jardín de los Presentes is a mellow mixture of melodic progressive rock, jazz-tinged soul, tango and folk. I have to be in a particular mood to fully appreciate it, but on balance it's a charming album which ably balances gentle, relaxing passages with moments of emotional splendour wrought from the screaming neck of Tommy Gubitsch's guitar. Luis Alberto Spinetta's soothing vocals are perhaps the key to the album's incredibly laid-back atmosphere, and it's notable for an acoustic style reminiscent of the more pastoral of the Italian prog bands and its unusual lack of synthesisers or keyboards for a mid-1970s progressive rock album.Warthur
Sort-of saddened that this is their last album; it seems like their sound was developing into something from a first listen. They haven't quite reached a jazz-rock apex of alternating solo sections and pop tunes, but there's an acceptable, perhaps even exciting, amount of downtempo and mid-tempo lounging.
The band writes songs like a sub-par Yes. The guitars are really wanky, and the songs meander more often then not.
En la línea de los discos progresivos de los 70s, Invisible lleva su sello, con la voz chillante y dulce de Spinetta, guitarrazos y letras aparentemente triviales, consigue ser uno de los más emblemáticos discos de rock argentino. Se despiden como banda en diciembre de 1976 en el Luna Park. Para su presentación en vivo (última de la banda) convocaron al bandoneonista Rodolfo Mederos. Una obra maestra del rock nacional, con canciones que han superado el tiempo, y que se han convertido en temas referenciales. En definitiva, otro clásico que no hace falta presentar. Si alguien encuentra estas faltas en el blog, por favor avisen!!!
Bienvenidos al jardín de los presentes.
Lista de Temas:
01. El anillo del Capitán Beto
02. Los libros de la buena memoria
03. Alarma entre los ángeles
04. Que ves el cielo
05. Ruido de magia
06. Doscientos años
07. Perdonado (Niño condenado)
08. Las golondrinas de la Plaza de Mayo
Alineación:
- Carlos Alberto "Machi" Rufino / bajo
- Héctor "Pomo" Lorenzo / batería
- Luis Alberto Spinetta / guitarra y voz
- Tomás Gubitsch / Guitarra