Revista Opinión

“Involución de un país. La Venezuela del siglo XXI”, por Lenin Danieri

Publicado el 12 agosto 2016 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

Si la actual situación económica venezolana no tiene antecedente en la historia contemporánea, (desde que se mide la economía venezolana en los años 50), ¿por qué habría de serlo de manera distinta la política? Más aún cuando es ella el origen principal de todo.

La victoria de Hugo Chávez fue un efecto de los errores cometidos por los partidos tradicionales, Acción Democrática (AD) y Social Cristiano (Copei), los mismos que conformaban dos polos que regularmente dividían en partes las simpatías. Algo muy similar a la actualidad, claro sin los radicalismos.

El ex presidente Chávez, luego de lo sucedido en el 2002 y su salida temporal del poder, aunado al error de la oposición en no participar en las elecciones legislativas del 2005, le permitió crear todo un sistema que le hizo posible manejar prácticamente todos los poderes establecidos, quizás buscando que situaciones como esas no se repitieran.

La enfermedad y muerte del llamado “comandante eterno” tomó por sorpresa a muchos de sus seguidores y adversarios. Tanto capital político manejó en su momento Hugo Chávez que le permitió decidir sucesor, algo que se encargaron de consolidar los poderes electoral, legislativo, judicial y hasta moral, favoreciendo abiertamente al recién designado “Hijo de Chavez”, Nicolas Maduro.

Maduro en pocos años acabó con gran parte del capital político heredado por su predecesor, tanto así que le dio paso a otra sorpresa para el llamado Chavismo, que la Asamblea Nacional (órgano legislativo venezolano) quedara con mayoría opositora al gobierno de Maduro, perdiendo uno de los poderes que mas importancia tienen después de la presidencia, debido a que ambos son electos en comicios “libres y democráticos”, por lo menos en teoría.

Tanta fue la sorpresa que desde el poder ejecutivo y judicial se están encargando de restarle fuerza al recién electo parlamento, esto de manera paulatina, impidiendo la toma de posesión de 4 diputados indígenas gracias a una “casual y oportuna” acusación en el poder judicial, que se activó de manera expedita (algo atípico en ese poder) y permitió que la nueva Asamblea perdiera la mayoría plena, y con ella la posibilidad de realizar cambios en el Consejo Nacional Electoral, Tribunal Supremo de Justicia y el llamado Poder Moral, conformado por La Fiscalía General, La Contraloría y Defensoría del Pueblo.

Cambios que no son nada convenientes para el actual gobierno, que por cierto, atraviesa una de las situaciones económicas y políticas más severas en los años de historia contemporánea. Esta constante lucha entre una oposición más fortalecida y “envalentonada” y un gobierno debilitado y frágil, deja en medio de ella a una población desesperada por soluciones en el corto plazo, mismas que no se ven en el horizonte cercano. Lo que desespera aún más debido a que el hambre y la enfermedad se resuelven con comida y medicinas, dos elementos que escasean hoy día en Venezuela. Además que el hambre y las patologías graves, como el cáncer por ejemplo, no se caracterizan por ser pacientes.

Difícil definir el futuro político venezolano, en la actualidad en encrucijada debido a la conveniencia o no de realizar un referéndum revocatorio a Nicolas Maduro o activar la Carta Democratica. Mientras tanto son muchas las hipótesis que se tienen en relación a lo que hará “El Chavismo” para mantener el poder. Una de ellas sería dilatar la consulta contra el gobierno para provocar que ésta ocurra en el 2017. Esto le permitiría al gobierno dos cosas, la primera, tratar de recuperar “adeptos” y fuerzas usando la poca memoria del venezolano y lo segundo, preparar a un adversario contra el candidato de la oposición. No sin antes liberar a lideres politicos encarcelados para favorecer la discordia entre los que adversan a Maduro.

En el adversario es donde estaría el “meollo” del asunto, debido a que ese candidato podría ser la hija del ex presidente Hugo Chávez María Gabriela, para sustituir al “Hijo del Corazón” por la verdadera “Hija de mis Entrañas”. Algo que sonará descabellado para algunos, pero no para otros, quienes miden en 35% la simpatía hacia Hugo Chávez, tanto así que muchos que se llaman chavistas no siempre dicen ser maduristas.

Lo que se ha demostrado en Venezuela es que es el territorio de lo posible, desde lo mas trascendental hasta lo inverosímil.

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