La cortisona, beneficios y peligros.
Cortisona
Las inyecciones de cortisona, también llamadas inyecciones de corticosteroides o esteroides, son inyecciones que pueden aliviar el dolor y disminuir la inflamación en personas con artritis reumatoide (AR). Los corticosteroides son medicamentos antiinflamatorios que se pueden administrar en forma de inyecciones, cremas, medicamentos orales y más.
Las inyecciones de esteroides se pueden usar para tratar otros tipos de dolor, incluido el dolor de espalda o la tendinitis. Las inyecciones de cortisona para aliviar el dolor articular son diferentes de los esteroides anabólicos, que los atletas pueden tomar para mejorar su rendimiento.
Que es la cortisona
¿Cuándo y cómo se usan las inyecciones de cortisona?
Los médicos recomiendan inyecciones de cortisona según cada caso. Su médico considerará su edad, nivel de condición física y medicamentos actuales antes de recomendar inyecciones de cortisona para AR.
Las inyecciones de esteroides para personas con AR suelen ser parte de un plan de tratamiento más amplio. Su plan de tratamiento también puede incluir analgésicos, otros medicamentos antiinflamatorios, terapia ocupacional, fisioterapia u otros dispositivos de terapia como aparatos ortopédicos y bastones.
Su médico puede recomendar una inyección de cortisona durante un brote grave. Puede ayudar a aliviar algunos signos y síntomas de la AR, como dolor crónico, rigidez o hinchazón de una articulación o fatiga y debilidad generales.
A veces, el médico recomendará una inyección de esteroides para aumentar la eficacia de un fármaco antirreumático modificador de la enfermedad (FAME) u otro medicamento. Una inyección de esteroides puede proporcionar un alivio más rápido del dolor mientras se espera a que un FAME o un medicamento biológico comience a actuar por completo.
Infiltracion de rodillaEn algunos casos, es posible que el médico quiera administrar una dosis grande de medicamento corticosteroide directamente en el área más afectada, como las articulaciones de las manos, las rodillas o las muñecas de una persona.
¿Dónde se administran las inyecciones de cortisona?
Si el médico quiere que la cortisona trate todo el cuerpo de la persona, la inyectará en la vena (intravenosa) o el músculo (intramuscular) de la persona. Si un médico quiere usar cortisona para tratar una parte o área específica del cuerpo, inyectará el medicamento en una articulación (intraarticular), en una bursa (saco de lubricación que se encuentra entre tendones y huesos específicos), alrededor de un tendón o en otra área de tejido blando.
¿Quién es candidato para recibir inyecciones de cortisona?
La mayoría de los niños y adultos con AR pueden recibir inyecciones de cortisona.
Antes de recibir una inyección de cortisona, la persona debe estar libre de infecciones. Además, la articulación o las articulaciones no deben estar gravemente dañadas. Si lo están, la inyección probablemente no sirva de nada.
Además, la persona no debe tener un problema de sangrado ni estar tomando anticoagulantes. Las inyecciones de cortisona pueden causar sangrado en el lugar de la inyección. Por este motivo, los proveedores de atención médica deben tener mucho cuidado al inyectar a una persona con AR que también tiene un problema de sangrado o está tomando anticoagulantes.
Además de lo mencionado anteriormente, antes de recibir una inyección de cortisona, informe a su proveedor de atención médica si:
Ha experimentado una reacción alérgica a la cortisona u otro medicamento
Tiene antecedentes de depresión o trastorno bipolar, ya sea personalmente o en su familia
Está intentando quedar embarazada, ya está embarazada o está amamantando
Ha estado en contacto recientemente con una persona con sarampión, herpes zóster o varicela, a menos que esté segura de que ya es inmune a estas enfermedades
Ha recibido recientemente alguna vacuna o planea recibirla pronto
Cualquiera de las situaciones mencionadas anteriormente puede significar que no es elegible para una inyección de cortisona. Sin embargo, hable con su médico para que pueda decidir si una inyección para la AR es adecuada para usted.
¿Cómo aplica un médico una inyección de esteroides?
Por lo general, un especialista como un reumatólogo aplica inyecciones de cortisona. Las inyecciones de cortisona generalmente se pueden administrar en el consultorio de un médico.
Durante su visita, su médico puede solicitarle que se ponga una bata. Luego, lo colocarán en una posición que les permita tratar fácilmente la articulación afectada y desinfectar el lugar de la inyección.
Su médico puede usar un anestésico local para adormecer el área afectada. También puede usar un tipo específico de rayos X o ultrasonido para ayudarlos a guiar la aguja al lugar correcto.
La mayoría de las personas sentirán una presión leve cuando se inserte la aguja. Informe a su médico si tiene más que un dolor leve. Una vez que la aguja esté en la posición correcta, su médico inyectará el medicamento en el área.
¿Cuándo puede una persona esperar alivio del dolor con una inyección de esteroides?
Las inyecciones de cortisona a menudo provocan un aumento temporal de la inflamación y el dolor. Esto puede durar hasta 48 horas después de la inyección. Después de 48 horas, el dolor y la inflamación causados por su AR deberían disminuir.
Según la Clínica Cleveland, pueden pasar hasta siete días antes de que el cuerpo responda a una inyección de corticosteroides. Los efectos positivos de una inyección suelen durar dos meses, aunque también pueden durar más.
A pesar de este retraso, los corticosteroides siguen siendo la forma más rápida de limitar la inflamación en el cuerpo. Es importante tener en cuenta, sin embargo, que las inyecciones no son una solución permanente para la AR.
¿Con qué frecuencia se puede aplicar una inyección de cortisona?
La cortisona inyectada con demasiada frecuencia en la misma parte del cuerpo puede provocar el debilitamiento de tendones, ligamentos y huesos.
Las inyecciones locales no deben administrarse más de una vez cada tres o cuatro meses. Las inyecciones en todo el cuerpo no deben administrarse más de seis veces al año. Esto ayuda a disminuir el riesgo de posibles efectos secundarios de las inyecciones. También ayuda a disminuir el riesgo de un sistema inmunológico debilitado por el uso prolongado de cortisona.
Los efectos secundarios de las dosis altas y las inyecciones repetidas incluyen:
Debilitamiento de los huesos
Daño del cartílago
Infección de las articulaciones
Daño en los nervios
Adelgazamiento de la piel o el tejido en el lugar de la inyección
Las personas que usan otros medicamentos corticosteroides como prednisona o un inhalador de esteroides deben recibir menos inyecciones por año o dosis más bajas por inyección. Esto ayuda a disminuir el riesgo de efectos secundarios.
¿Qué sucede si las inyecciones de esteroides no funcionan?
Si una persona con AR recibe una inyección de cortisona y no encuentra mucho alivio del dolor, no debe recibir más inyecciones. Una persona con AR solo debe recibir inyecciones repetidas de cortisona cuando obtenga un alivio significativo del dolor durante semanas o meses.
Si las inyecciones de cortisona no funcionan para usted, otras opciones de tratamiento pueden incluir:
FAME, como metotrexato (Otrexup) o sulfasalazina (Azulfidina)
Biológicos, como etanercept (Enbrel) o infliximab (Remicade)
Medicamentos antiinflamatorios no esteroides, ya sea de venta libre o con receta
Terapias de rehabilitación como ejercicio aeróbico, estiramiento, terapia de calor, terapia de hielo o estimulación eléctrica
Es importante tener en cuenta que, a menudo, existe un efecto de desaparición cuando se trata de inyecciones de esteroides. Un miembro de myRAteam afirmó: “He estado recibiendo inyecciones de cortisona en las rodillas cada cuatro meses durante aproximadamente cinco años. Han ido desapareciendo un poco antes cada vez”.
Si recibe inyecciones de esteroides durante muchos años, debe anticipar este efecto de desaparición. Si la padece, hable con su médico sobre otras opciones de tratamiento para su AR.
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La temible cortisona
José Gabriel Ávila Rivera mayo 19, 2022 La forma en la que comúnmente se expresa la gente sobre la cortisona me parece sorprendente pues se descalifica en una forma bastante áspera; sin embargo, hablando en términos médicos, me parece verdaderamente incomprensible qué hacían los médicos hace unos 70 años, cuando no existía esta extraordinaria medicina, que por cierto ya no se fabrica y por lo mismo, ya no se puede conseguir pues en su lugar tenemos derivados denominados “corticoides” o “corticoesteroides” cuya historia es particularmente interesante. Resulta que, en el año de 1843, el médico inglés Thomas Addison (1793-1860) describió una enfermedad que según sus propias palabras se caracterizaba por “un estado general de languidez y debilidad, desfallecimiento en la acción del corazón, irritabilidad en el estómago y un cambio peculiar en la piel”. La consecuencia era ineludiblemente la muerte. Un estudio minucioso de todo el cuerpo reveló alteraciones en unas estructuras que se encuentran por arriba de los riñones, llamadas glándulas suprarrenales. Su audaz inteligencia le hizo sospechar la presencia de una sustancia que al no ser producida por ésos órganos, generaba la enfermedad. Una depresión grave lo llevó a suicidarse el 29 de junio de 1860, pero el primer paso ya estaba dado y comenzó una investigación exhaustiva que llegaría al descubrimiento de una serie de hormonas maravillosas como la epinefrina (o adrenalina); la aldosterona y el cortisol.Los trabajos del reumatólogo Philip Showalter Hench (1896-1965); Edward Calvin Kendall (1886-1972) y Tadeus Reichstein (1879-1996) aislaron en una forma independiente la cortisona y demostraron que tenía un efecto antiinflamatorio y antialérgico literalmente espectacular en enfermos con artritis reumatoide; sin embargo, se obtenía en una forma complicada y cara (una tonelada de glándulas suprarrenales producía solamente 25 gramos de la hormona). Esto llevó a la búsqueda de sustancias con la misma capacidad terapéutica, sin que hubiese problemas en prepararlos y haciéndolos accesibles. Así, el 21 de septiembre de 1948 en la clínica Mayo, el Dr. Hench inyectó 100 gramos de cortisona (actualmente se administran en miligramos) por primera vez en un enfermo de artritis reumatoide y lo que sucedió fue una mejoría sorprendente en el paciente; pero al utilizar esta sustancia por periodos prolongados, comenzaron a darse informes de efectos indeseables como predisposición a enfermar de diabetes, osteoporosis, adelgazamiento de la piel, obesidad central con piernas delgadas, disminución de las defensas, gastritis con úlceras duodenales, retención de sodio e hipertensión arterial. Esto solamente se genera cuando se utilizan a altas dosis y por periodos prolongados, ofreciendo un muy amplio perfil de seguridad en la medida en la que se manejen racionalmente.
Actualmente hay una especie de “carrera” en la que se buscan corticoesteroides con una buena capacidad para controlar inflamaciones y alergias, pero sin efectos secundarios, lo que ha condicionado el surgimiento de medicamentos con bajo riesgo, pero poca potencia y lo contrario, representado por la enérgica inhibición de la inflamación, pero muchas secuelas indeseables.
Lo cierto es que, lo que los médicos llamamos “corticoterapia” presenta una paradoja incomprensible pues no son raras las ocasiones en las que se descalifican por temores fundados en malas experiencias que padecen aquellos individuos en los que han sido mal empleados; o lo que es peor, representado por la infravaloración de su potencial de ocasionar un daño y con base en esto, caer en el abuso, como si fuesen medicamentos totalmente inocuos.
Muchas cosas se pueden alrededor de este tema, pero me puedo limitar a una frase: “No hay medicinas fuertes ni débiles como tampoco hay fármacos totalmente seguros ni extremadamente peligrosos. Simplemente hay medicinas bien o mal recetadas por el médico”.Comentarios: [email protected]