El patriarca de una familia de industriales de Milán anuncia su retiro y deja su legado a su hijo y su nieto edouardo. El nieto recibe esa responsabilidad con desasosiego, el anhela para sí otras cosas. Montar un restaurante con si amigo Antonio quien es un excelente cocinero y tan seductor como para despertar en su elegante y perfecta madre, una pasión que la lleva a transformarse, a encontrar otra versión de sí misma que desconocía.
La gran actriz Tilda Swinton co produce y protagoniza esta sofisticada película, que rememora la gran época del cine arte italiano, dándonos visos desde los créditos y de la construcción del relato no lineal como en la fotografía y la música, joyas fílmicas al estilo del maestro Michelangelo Antonioni .
El director Luca Guadagnino acierta de principio a fin llevándosenos en esta aventura de mente y cuerpo femeninos, plagada de detalles, sabores, colores y paisajes tanto interiores como exteriores.
El esplendor de la clase industrial de Milán se retrata en detalle mientras grandes luminarias aterrizan para conformar parte del clan Recchi, hilanderos que han mantenido su riqueza gracias grandes capacidades empresariales y acuerdos vergonzantes del pasado con los fascistas. Marisa Berenson es Rori la abuela que se pasea con una elegancia y sofisticación sin precedentes, mientras Gabriele Ferzetti (recordado en La Aventura al lado de la icónica Mónica Vitti) es un patriarca machista del que espera por parte de su estirpe grandes capacidades para mantener su emporio.
Esta película es sin duda una de las mejores del 2011. Por recuperar el esplendor y el aporte que Italia hace a la cinematografía mundial, por retratar con maestría los palazzios y lugares milaneses, la fascinante San remo, por aprovechar la capacidad actoral de la británica Tilda Swinton, por el poder seductor de la comida y por invitarnos a aventurarnos a vivir como queremos, Io sono l’amore es una película para RECORDAR.
En la foto: Marisa Berenson y Tilda Swinton