El once de julio de 2008, fue el día que muchos esperaban. Por fin llegó el momento en que se podía adquirir el nuevo iPhone con tecnología 3G en nuestro país. Las previsiones decían que al cabo de pocas horas de ponerse a la venta se agotarían todas las unidades disponibles y así fue, a mediodía del mismo día 11 ya era casi imposible encontrar un iPhone 3G en cualquiera de los 1.500 puntos de venta que Telefónica tenía repartidos por todo el estado.
Apple es una compañía que se caracteriza porque sus productos son innovadores hasta el punto que suelen revolucionar el mercado pero, a priori, parecía que el nuevo iPhone no representaba ninguna novedad desde el punto de vista tecnológico, más allá de combinar un iPod con un teléfono móvil de banda ancha, y sí algunas carencias importantes si lo comparábamos con productos similares de sus competidores. Si la tecnología no era la piedra angular de la estrategia de ventas, entonces ¿en que se basaba Apple al afirmar que esperaba vender 10 millones de unidades en los doce meses posteriores al lanzamiento del 3G?
Seguramente hubo quien pensó que eso sería consecuencia de una bien orquestada campaña de marketing de la empresa californiana. Antes del lanzamiento ni Apple ni Telefonica llevaron a cabo acciones de marketing alguna en medios de comunicación ni tradicionales ni nuevos y posteriormente las campañas han sido más bien "modestas". Entonces, ¿cómo se explica que pocos minutos antes de las diez de la mañana del mismo día 11 hubiera cerca de 700 personas haciendo cola para comprar el nuevo modelo de iPhone en la tienda de Telefónica en Gran Vía o que en Hong Kong el camión que transportaba los equipos a la tienda tuviera que ir rodeado de fuertes medidas de seguridad? ¿Eran simplemente unos cuantos fanáticos de la tecnología o devotos de la marca? La realidad es que al cabo de tres días Apple ya había vendido más de un millón de unidades.
Si el nuevo iPhone no suponía una importante innovación tecnológica, ni se han hecho intensivas campañas de marketing, ni todas las compras podemos adjudicárselas únicamente a los devotos de la compañía de Cupertino ¿cuál es la clave de que el iPhone sea un producto de éxito mundial del cual se han vendido más de 17 millones de unidades?
Los fabricantes de teléfonos móviles hace tiempo que intentan captar el interés de los consumidores centrándose en la satisfacción de valores como la estética o la relevancia social, más que en añadir nuevas funcionalidades tecnológicas a los dispositivos. Adjetivos como el más fashion, el más sexy o el más glamouroso se encuentran entre los más utilizados en los centenares de blogs y foros de Internet donde se comentan aspectos relacionados con el móvil de Apple. El buzz marketing o marketing viral a través de Internet contribuyó en gran medida a generar la expectación previa al lanzamiento del nuevo iPhone.
Una comunidad de más de 50.000 desarrolladores de software responsables de la mayoría de las más de 25.000 aplicaciones disponibles en iTunes Store, incluidas muchas relacionadas con redes sociales como LinkedIn, Facebook y MySpace o herramientas 2.0 como Twitter, han acabado por añadir al iPhone un componente de uso diferencial respecto a la mayoría de los equipos comercializados por otros fabricantes, convirtiéndolo en un producto que va mucho más allá de ser un iPod más un teléfono de banda ancha.
El éxito del ya no tan nuevo iPhone debe buscarse pues en la adecuada combinación de innovación tecnológica, de las acciones de marketing y comunicación que forman parte de la estrategia de marca de Apple y del empuje que siguen dando los más devotos clientes de la compañía utilizando las herramientas (sobre todo las 2.0) que la propia tecnología pone a su disposición. Habrá que ver si esta combinación de tecnología, marketing y devoción son suficientes para resistir el ataque de Android, el sistema operativo para móviles de Google.