El fin de semana ha sido genial, pero acabó bastante mal por historias con la ONG en que soy voluntaria, que es una total desorganización.
Como hoy me levanté de mal humor, algo que me está pasando últimamente más de lo normal (creo que en sólo un mes aquí he pasado más enfados que en los dos últimos años y medio), pues me fui a dar un paseo y decidí ir a la peluquería. Darse caprichos a una misma funciona bastante para mejorar el humor.
Pero en Vietnam estos caprichos son muy baratos.
Aquí, las peluquerías son bastante cutrecillas, como casi todas las cosas de la vida cotidiana (digo esto porque las cosas para turistas son mucho más lujosas), algo que es normal, teniendo en cuenta que Vietnam es aún un país donde la mayor parte de la población tiene muy pocos recursos económicos.
Sin embargo, todas las que he visto hasta ahora cuenta con un comodísimo sofá en el que la clienta se tumba para lavar el pelo. La foto del super sofá os la pondré más adelante, porque, no la puedo subir ahora mismo.
Y el lavado de pelo supone un super masaje en la cabeza, en la cara con un jabón, por la nuca…. y otro masaje diferente con el suavizante. En total creo que me pasé 20 minutos con la cabeza bajo el agua.No hay que olvidar que Asia es conocido por los masajes y, desde que he llegado aquí ya me he dado unos cuantos. Menudo vicio.
Tras esto, pedí cortar el flequillo. Para acabar, la peluquera me secó el pelo y me pasó la plancha por mi nuevo flequillo.
Antes decía que çeste es un capricho muy barato. Concretamente, 30.000 Dongs vietnamitas, lo que viene a ser poco más de un euro. Y, sólo el ‘su´per lavado’ son 20.000 dongs, 72 céntimos de euro.