Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.
Tras la derrota de las potencias centrales durante la primera guerra mundial, los dominios del Imperio Otomano en medio oriente pasaron a jurisdicción aliada. Sobre todo los ingleses, más que los franceses, desarrollaron grandes intereses a causa del petróleo de la región. Ahora bien, gran parte de la región con ricos pozos del tan ansiado recurso, se llamaba por aquel entonces Mesopotamia donde convergían los valles del Tigris y del Éufrates, es decir donde se encontraban los vilayatos (algo así como provincias) del derrumbado imperio, eran Bagdad, Mosula y Basora; luego de la gran guerra pasaron a llamarse en conjunto reino de Irak.
En toda la década del 20 que siguió a la guerra mundial este reino estaba bajo mandato británico, siendo gobernado por el rey Feisal ibn Hussein de Transjordania, un ex amigo del célebre Lawrence de Arabia. Iniciada la década del 30, se terminó el período de mandato, no obstante, Gran Bretaña quiso asegurarse su posición y firmó un tratado con Irak, el cual le permitía mantener dos bases aéreas, en Shuáiba y otra en Habbaniya, esta última a tan sólo 88 km al oeste de Bagdad, capital del reino. Estas bases eran importantes si se quería mantener una ruta aérea entre Gran Bretaña y su colonia india. Además de esto, Irak estaba obligado a apoyar al imperio inglés en caso de guerra, ya sea desde sus vías de comunicación, puertos y aeródromos, así como el derecho al tránsito de sus tropas, a no ceder petróleo a los países enemigos y a permitir que tropas sirias y kurdas cuiden de las bases aéreas establecidas.
Cuando la segunda guerra mundial empezó se hallaba como regente Feisal II quién era nieto de Feisal. Poco a poco, Alemania había empezado a intervenir en la región y había ganado considerables adeptos, especialmente a causa de dos motivos: la poca importancia que las potencias como Francia e Inglaterra daban a la población y el nacionalismo árabe en surgimiento que simpatizaba mucho con la política anti-judía de los nazis. En los años de la pre-guerra el ministro alemán, Grobba, había residido siete años en Irak e hizo de las suyas tratando de colocar al gobierno en contra de los ingleses. Londres no hizo mucho para ganarse la simpatía. Su posición cambió muy tarde, cuando luego de la batalla de Inglaterra y el inicio de la guerra en África, determinaron a Medio oriente como un lugar fundamental para quién quisiese hacerse con la victoria absoluta. En abril de 1941, poco antes de la llegada del nuevo embajador inglés, sir Kinahan Cornwallis, un grupo militar que se hacía llamar Golden Square (bloque de oro) capitaneado por Rashid Ali y que estaba pagado a todas luces por Alemania, se hizo con el poder y derrocó al regente Feisal, quien junto con su madre quedaron arrestados.
Por fortuna, cuando parecía que querían asesinarlo logró escapar en el coche del embajador estadounidense a un avión que lo llevó a Transjordania. Mientras tanto, sir Cornwallis se vio obligado a tratar con Rashid Alí y ver que ofrecía.
El diplomático inglés se dio cuenta que Rashid Alí necesitaba tiempo para que se le reconozca el gobierno, así como para que Alemania actúe y apoye su régimen, aunque a decir verdad, aunque los Balcanes eran un blanco seguro, medio oriente no fue una prioridad de las tropas europeas, sino más bien, del Áfrika Korps, que como bien sabemos nunca recibieron apoyo y nunca llegaron a su destino final. El general Wavell movilizó tropas desde la India y además sugirió al embajador en Irak que exigiese a Rashid Alí el cumplimiento del tratado anglo-irakí, por lo cual éste fue informado el 16 de abril. Ante la total falta de apoyo de parte de Alemania, no le quedó más remedio que aceptar el tratado.
Situación resuelta genera otras consecuencias
Ahora que Rashid Alí había aceptado respetar el tratado, los ingleses se dieron cuenta la necesidad de usar la Royal Navy para trasladar las tropas desde la India. Unos 400 oficiales y soldados se trasladaron gracias al aeródromo de Shu´aiba, para recibir a las tropas indias que desembarcarían gracias a las pequeñas fuerzas navales inglesas en el Golfo Pérsico, de este modo se aseguraría el desembarco. Por fortuna el mismo se dio sin ningún incidente, así lo manifestó el mayor general W.A.Fraser quien asumió la responsabilidad de todas las fuerzas en Irak. Los ingleses se prepararon para defender sus intereses, el aeropuerto civil, la emisora de radio, el hospital de la RAF y otros puntos clave como la zona portuaria de Basora de Ma´quil. Mientras tanto Rashid Ali anunció que no permitiría que ningún otro contingente militar se estacionase en su país, pero a los británicos poco les importó eso, es más decidieron que tropas auxiliares llegasen el 29 de abril, hecho que no fue informado a Rashid Ali hasta el 27, cuando la llegada de las mismas era inminente. Es entonces cuando el Golden Square y Ali deciden no soportar más la situación y atacar a los invasores sin esperar ningún tipo de ayuda germana.
El primer golpe
Los iraquíes se lanzaron contra la base de Habbaniya cerca de la capital, donde por cierto, se hallaba concentrada la mayor parte de tropas del Golden Square. Las embajadas inglesa y estadounidense hicieron lo que estuvo a su alcance para poner a salvo a varios ciudadanos, hombres, mujeres y niños, de sus respectivos países. Varios centenares quedaron desprotegidos y fueron internados. Entonces el 29 de abril mismo dos brigadas de infantería iraquí con algunas unidades mecanizadas y de artillería avanzaron hacia Bagdad y luego se desviaron a Habbaniya y se situaron en las cercanías del aeródromo y campamento británico. Mientras tanto otra brigada había ocupado Ramadi a 22 km al oeste, impidiendo que los refuerzos británicos llegaran desde la base de Palestina. Los iraquíes fueron muy osados pues además de esto, ocuparon varios yacimientos norteños de compañías de petróleo donde eran dueños los ingleses, internando a muchos empleados británicos. Sumado a esto el flujo del petróleo de Kirkuk a Haifa fue interrumpido dirigiéndolo hacia Siria, quedando, entonces a disposición del Eje. Además de las brigadas y unidades mecanizadas, los iraquíes contaban con 118 aparatos en su fuerza aérea, aunque muchos de ellos no eran del todo operativos.
Habbaniya estaba a la vista y también los depósitos de carburante y municiones, hospitales, familias, todos ingleses y algunos otros occidentales sumados a aliados indios, árabes y kurdos. Al cuidado de toda esta guarnición estaba el general de división H.G.Smart, también con otros líderes militares. En total se contaba con 1200 soldados, un millar de aviadores en un inicio, a los que luego se les sumaría 3 mil de refuerzo. Contaban con 18 autoametralladoras de la RAF y un par de viejos obuses. Los aviones eran anticuados, casi tanto como los iraquíes, en total unos 88 entre los de ataque, transporte y los que no eran idóneos para entrar en operación. El 1 de mayo los iraquíes llevados por un deseo de venganza de ver sus tierras ocupadas atacaron en Rutba contra un grupo de trabajadores que realizaban su labor en la carretera de Halfa a Bagdad. El coronel Hammond, que dirigía los trabajos, fue herido aunque consiguió salvar a algunos de sus hombres, sin embargo, hasta civiles llegaron a ser heridos por este acto arbitrario.
La batalla en Habbaniya
Pero los iraquíes querían atacar a los británicos donde más les doliera. A las 5 del 2 de mayo los ingleses deciden atacar con todos sus aviones disponibles y en condiciones de volar, ordenados en cuatro escuadrones, son enviados a ametrallar a los iraquíes. El resultado fue un intercambio intenso entre artillería y fuego aéreo. Desde Shu´aiba también despegaron ocho aviones y bombardearon a las posiciones de los iraquíes. Si bien los ingleses tuvieron algunas bajas, es cierto que los medioorientales se llevaron la peor carga, la aviación demostraba ser una pieza clave del combate, y los hicieron pedazos. Sin esperar más tiempo, al día siguiente, los aviones de la RAF atacaron el aeródromo de Rashid, la carretera de Bagdad y otras posiciones de artillería en la meseta de Habbaniya y que amenazaba sus posiciones. Se bombardearon intensamente esta zona y los alrededores de Bagdad, con algunos aviones llegados de Egipto se hizo lo propio con el aeródromo de Mosul, que a propósito era utilizado por un destacamento de la Luftwaffe, aunque muy pequeño. El 5 de mayo otra vez los iraquíes sufren un rudo golpe en la altiplanicie de Habbaniya, que les proporcionó la RAF.
El ataque no fue aéreo únicamente, sino que los soldados ingleses habían contraatacado causando gran sorpresa ante los iraquíes, ya bastante desconcertados. Por alguna razón u otra, los aliados de los ingleses, es decir los kurdos y sirios atacaban con gran vehemencia, resolviendo sus diferencias con sus enemigos árabes. En el amanecer se lanzó un ataque sobre los iraquíes en el pueblo de Sin al-Dhibban, y estos se retiraron ante las abrumadoras fuerzas que se le venían encima, huyendo hacia Al-Falluja, siendo perseguidos y hostigados a todo momento por las tropas aliadas, y la RAF, si bien hay que reconocer que presentaron una considerable resistencia. Fue entonces que los aliados ocuparon Sin al-Dhibban y la elevación detrás del pueblo. A pesar de estos ligeros triunfos con el tiempo los ingleses se daban cuenta que necesitaban refuerzos, es más los tumultos y saqueos eran pan de cada día en el país, por lo cual había que evitar el levantamiento generalizado.
A pesar de que el 6 de mayo llegaba la Brigada 21 hindú y los británicos examinaban sus posiciones ventajosas, no se podía avanzar sobre Bagdad pues el enemigo era aún considerablemente superior, además, las inundaciones, sabotajes, los iraquíes hostiles, las emboscadas y otras cuestiones sin resolver disminuían bastante la moral aliada. Mientras tanto las tropas en Irak pasaron a llamarse IrakForce a las cuales les llegaron algunos refuerzos. Y de verdad los necesitaban, pues en Mosul a tan sólo 800 km de Basora llegaban cada vez más aviones del Eje, trenes con artillería municiones y demás cosas indispensables para los iraquíes. A cambio, Irak proporcionaba al Eje bastante carburante, pero que lamentablemente no era el adecuado para los aviones Messerschmitt.
Los británicos tampoco la pasaban nada bien y lo cierto es que en aquellos momentos de 1941 todo el mundo árabe pensaba que Alemania iba a ganar la guerra, y se inclinaba por ella, a excepción del emir de Transjordania, Abdullah y su Legión Árabe los cuales permanecían fieles a Gran Bretaña sin necesidad de presión. A propósito, esta Legión Árabe hizo bien su trabajo apoderándose del fuerte de Rutba, mientras las fuerzas británicas iniciaban su marcha hacia Bagdad, ambas el 10 de mayo. Empezaba la cuenta regresiva para los iraquíes. Al tomarse Rutba, significó algo importante pues se tomó el último manantial de agua potable antes de llegar al lago de Habbaniya. Cuando los aliados reanudaron la marcha la aviación iraquí en colaboración con la Luftwaffe agobió más a los británicos, se les siguió bombardeando intensamente, muchos tuvieron que abandonar los camiones, sus posiciones y los caminos. Ahora eran ellos los que recibían una generosa dosis de plomo desde el aire. Una cucharada de su propia medicina.
En la parte noroccidental del lago de Habbaniya los iraquíes se preparaban, volaron puentes, diques y se atrincheraron en un terreno húmedo. Las pistas estaban prácticamente intransitables como la que venía de Rutba a través de Ramadi. Para el 18 de mayo los ingleses atacan Al-Falluja, aislando la ciudad y salvando uno de los pocos puentes que no habían sido destruidos. Fue una toma osada y bien planificada, inclusive la RAF había bombardeado a las tropas iraquíes de reserva que se acercaban desde Bagdad quienes por cierto llegaban con material para volar el puente metálico. La invasión a Al-Falluja se produjo en tres direcciones y hasta se utilizó artillería de 88 mm. Si bien el 22 de mayo los iraquíes contraatacaron, su ofensiva fue desbaratada y los ingleses, para ahorrarse problemas, reunieron a toda la población en la mezquita, así evitarían que se asentaran francotiradores. El 23 hubo un nuevo ataque iraquí, pero los sirios lograron rechazarlos. Entonces cayó la ciudad, restaba la capital, Bagdad. A propósito, el 20 se había dado inicio a la invasión alemana a Creta, y el avance hacia Medio Oriente parecía inminente, por ende avanzar era cosa indispensable para los británicos.
El ataque estaría dividido en dos columnas, el del norte que debía atacar a la ciudad por aquella parte además de cortar la carretera y la línea ferroviaria de Bagdad-Mosul, además tenían órdenes de no atacar la mezquita de Al-Khadimain, un lugar sagrado para los musulmanes. Por el sur, atacarían fuerzas similares, con artillería avanzando por la carretera desde Al-Falluja. El 27 de mayo se iniciaba el ataque, por el norte las cosas anduvieron bien, sin embargo, los británicos se detuvieron a 7 km de la capital, fuera de Al-Khadimain pues la artillería y los disparos de los iraquíes fueron intensos y los occidentales se mostraron impotentes al no poder responderles por la razón de no aniquilar en pedazos la mezquita en un hecho bastante frustrante. Por el sur las cosas marcharon mejor aún pues se arrolló toda resistencia enemiga. Los iraquíes, en las afueras de la capital, se defendieron, sin ninguna duda, con valor e inteligencia. Interceptaron mensajes, inundaron las carreteras, llenaron de fosos los caminos, y volaban puentes atrincherándose del otro lado de la orilla; sin embargo, una vez más ganaron los mejor armados.
Por ejemplo, sobre el canal Abu Ghuraib a 20 km de Bagdad se había volado el puente. Los ingleses esperaron casi un día en silencio, unas cuantas horas después la RAF y su artillería terrestre, demolieron a los iraquíes en esta posición. Un punto aún más importante fue el del canal Washash cuyo puente daba directamente hacia la capital. Cuando los ingleses estaban a unos 5 km de dicho puente, los iraquíes abrieron fuego e hicieron retroceder a sus enemigos castigándolos severamente.
Sin embargo, los británicos haciendo gala de sus cañones de 88 mm avanzaron de foso en foso de los terrenos inundados y venciendo poco a poco a las tropas iraquíes, en realidad, iban en busca del foso más importante que por cierto tenía armas contra-carro. La situación de los ingleses estaba llegando al límite, pero la presión que ejercieron se vio compensada cuando Rashid Alí, algo asustado a raíz de los últimos acontecimientos, huyó hacia Persia. El alcalde de Bagdad asumió la defensa de la capital, aunque lo único que hizo fue telefonear al embajador británico pidiéndole un armisticio. Fue entonces cuando se informó por radio que Irak estaba dispuesto a acceder a las condiciones del general Wavell jefe de las fuerzas aliadas en medio oriente, además fue transmitido a todo el mando británico de Jerusalén y al del Cairo.
Era 31 de mayo cuando se iniciaron algunos movimientos diplomáticos concretos. Llegaron delegaciones desde Habbaniya y Bagdad a la zona del canal de Washash. Los generales británicos correspondientes y su embajador hicieron lo mismo y se acordaron las clausulas del tratado: entre ellas se acordaba la liberación de los prisioneros de guerra, internarse a los militares enemigos, o sea italianos y alemanes, así como su respectivo material bélico; las tropas iraquíes se dedicarían a evacuar Ramadi antes del 1 de junio de 1941; Irak debía facilitarle la guerra a Gran Bretaña en contra de Alemania e Italia, entre otras exigencias.
En esos momentos algunas tropas indias, que por fortuna llegaron por la misma vía Golfo Pérsico y que pudieron socorrer a los británicos además de ayudarlos a sostener la situación en los campos petrolíferos del sur del país colaborando con el avance hacia Bagdad. Una vez establecido el armisticio, se repartieron octavillas mediante las cuales se informó a la población la situación; durante junio y julio se empezaron a movilizar hacia Mosul, es decir lugar que se encontraba entre la carretera de Siria y que también llevaba a Turquía, estaba claro donde iba a ser el próximo ataque aliado. El Eje ya había perdido Irak, ¿correría la misma suerte en Siria?