El 7 de octubre de 2010, durante una ceremonia en la que se le otorgó un título honoris causa en Política Europea e Internacional por la Università Cattolica del Sacro Cuore de Milán (Italia), Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, ha expuesto su visión de un Nuevo Humanismo para el siglo 21. Pronunció su discurso en inglés y en francés (*). Para facilitar las cosas, he aquí una traducción al castellano (que viene bien para no perder plurilingüismo), pasando directamente al grano (la parte inglesa del discurso), quitando preámbulos y evidentes elogios en francés a Milán y a Italia, a pesar de su interés pero con el fin de no alargar este post. El título de su discurso: « l’UNESCO et les fondements du nouvel humanisme » (La UNESCO y los fundamentos del nuevo humanismo). Esto dijo Irina Bukova en su lección de humanismo:
“La tenacidad de los milaneses es para todos nosotros una lección para toda la vida. Ellos han demostrado su conocimiento de la importancia de las obras de la mente, y su fuerte deseo de protegerlas de los estragos del tiempo. Algunas obras tienen efectivamente una habilidad asombrosa de reunir a la gente, independientemente de la era o de la urgencia de la época. Sentimos que algo más que una mera interacción de formas y de colores de un mural está operando para definir la humanidad. Mediante la preservación de las piedras, lo que está en el candelero es la vitalidad del diálogo y la paz.
La Cultura es la mejor puerta al corazón y a la mente humana. Las obras maestras, la música popular, los festivales tradicionales y los monumentos históricos revelan todos gradualmente los asuntos de las sociedades en las que han sido creados y de la sociedad en la que vivimos hoy, mejoran nuestra comprensión de los hombres y mujeres que los aprecian y nos enseñan más sobre nosotros mismos. Lo que los humanistas italianos consiguieron en las ciudades y los estados debemos conseguirlo ahora en todo el mundo.
Tenemos que construir esta comunidad universal de seres humanos, recurriendo a los valores – la cultura primero y como más importante – que son la esencia de la humanidad. Esto es la tarea del nuevo humanismo en el que la UNESCO pretende jugar su papel plenamente. Ser un humanista hoy implica construir puentes entre Norte y Sur, Oriente y Occidente, y reforzar la comunidad humana para afrontar nuestros retos juntos. Todos los países están hoy involucrados en la globalización. Un ser humano realizado es uno que reconoce la coexistencia y la igualdad con otros seres humanos, también los que están lejos, y trata de encontrar un camino de vivir con ellos.
El nuevo humanismo tiene que ver con la consecución de la igualdad de género y con dar a mujeres y hombres un acceso igual al conocimiento y al poder.
El nuevo humanismo implica un mejor entendimiento de nuestro medio ambiente, anticipando las consecuencias del cambio climático para las millones de personas afectadas por la sequía, por la desertificación y niveles crecientes de agua.
El nuevo humanismo implica proteger la biodiversidad junto con la diversidad cultural.
El nuevo humanismo es llegar a las gentes, cercanas o lejanas, que han sido golpeadas por catástrofes, por ejemplo en Haití o en Pakistán.
El nuevo humanismo debe guiarnos en la dirección del desarrollo de los países más pobres
La globalización ya no es una cuestión de “contacto”, como lo era en el siglo dieciséis, pero de “participación”. ¿Cómo podemos construir una comunidad universal con vistas a la diversidad de las gentes? La historia – incluso la historia reciente – ha enseñado que es más fácil de declarar la existencia de una comunidad que de crear una. En realidad, continentes enteros – África en particular – han sido excluidos de la llamada “fiesta común”. Debemos, en un nuevo impulso para la solidaridad, reintegrarlos en la comunidad universal.
La historia reciente también ha enseñado la fuerza dinámica de la unión. Pertenezco a una generación que ha vivido en una Europa dividida, partida en pedazos por un muro. Sin embargo ha aprendido las lecciones del pasado y ahora se mantiene unida como un continente. En el año 2000, la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas fijando los Objetivos de Desarrollo del Milenio ha dado otro paso muy importante hacía la afirmación de una voluntad común de todas las naciones. Gracias al fuerte estímulo de la UNESCO, la Cumbre de las Naciones Unidas que tuvo lugar en Nueva York el mes pasado, reconoció debidamente el papel de la educación y de la cultura para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, reduciendo la pobreza y consiguiendo un desarrollo sostenible. Debemos aprovechar valientemente esta oportunidad y no ceder a las fuerzas del escepticismo. Recuerden el mensaje de Pico della Mirandola: el hombre puede ser todo lo que elige ser. Hoy puede dejar de ser el juguete de sus propios inventos, que sean tecnológicos o financieros.
Cada día vemos qué palanca remarcable es la cultura en la construcción de este espacio común. Los lugares del Patrimonio Mundial son símbolos de paz. En lo que respecta a su valor universal, estos lugares listadas por la UNESCO son de una importancia mayor para la cooperación internacional, el entendimiento mutuo entre los pueblos, la estabilidad social y el desarrollo. El diálogo entre las culturas no está basado en declaraciones de intención pero en proyectos concretos de cooperación. Los programas de la UNESCO proveen un marco aprobado de cooperación para la investigación científica o para la protección del patrimonio. La cooperación técnica entre arquitectos, históricos y expertos en todo el mundo es una manera acertada de reunir a mujeres y hombres de diferentes culturas y de diferentes opiniones para trabajar en un proyecto común que les entusiasma mucho. Los monumentos situados en el cruce de diferentes culturas son instrumentos poderosos para la paz. La reconstrucción del Viejo Puente de Mostar, gestionada por la UNESCO, en Bosnia y Herzegovina es un buen ejemplo: el puente conectaba las orillas de un pueblo que era el hogar de dos comunidades diferentes. Históricamente los países del este de Europa han sido crisoles, situados en los cruces entre Europa y el Oriente Medio, entre el norte de Europa y el mediterráneo. Esto es verdad en Bulgaria, donde he nacido. El Viejo Puente de Mostar, destruido durante la Guerra y ahora reconstruido de forma idéntica al original, es utilizado para restaurar el diálogo entre los anteriores beligerantes que ahora trabajan juntos en el proyecto.
La cultura ayuda en restablecer los vínculos rotos por el conflicto. La reinstalación del Obelisco de Aksum devuelto por Italia a Etiopía en 2005 es un ejemplo de las fuerzas cicatrizantes de la cultura. La preservación de la Vieja Ciudad de Jerusalén, la reconstrucción de centros históricos en Europa después de la destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial – todas ellas proyectos liderados por la UNESCO, son ilustraciones de cómo la cultura acerca a los seres humanos.
La cultura debe entenderse en un sentido más amplio y debe extenderse para cubrir más que los sitios listados, las letras y las bellas artes. La cultura cubre el patrimonio intangible, las canciones, los festivales y el idioma. Determina la capacidad de un pueblo para proyectar sus diseños en el futuro y para desarrollarse. También le permite recuperarse cuando golpea la catástrofe y para vencer obstáculos.
Los humanistas promovieron el uso de idiomas “vulgares” para contrarrestar el uso uniforme del latín. Hoy nosotros también protegemos la diversidad cultural contra la uniformidad. En 2003 y 2005, la UNESCO adoptó convenios sobre la salvaguardia del patrimonio cultural intangible y sobre la diversidad cultural con el fin de combatir el proceso de estandarización que conlleva a veces la globalización. Cada cultura es una clave para entender el mundo. Sería un error terrible pensar que la uniformidad facilita el entendimiento: a lo sumo enmascara las diferencias. Ya hemos malgastado recursos naturales, no desperdiciemos los del espíritu.
Veo cantidad de estudiantes y si me lo permiten voy a dirigirme ahora a ellos: algunos de vosotros se preguntan qué depara el futuro, otros están involucrados en asociaciones o en la política – estáis siendo preparados para jugar un papel importante en los negocios o en la administración. Dad una importancia primordial a la cultura, la educación y la ciencia y nunca subestimen su papel. Podéis estar tranquilos y seguros que ponen los fundamentos para el diálogo y son los pilares para la construcción de la comunidad humana.”
(*) Irina Bukova habla un francés perfecto. Ha sido Embajadora de Bulgaria en Francia y Mónaco, y representante personal del presidente búlgaro en la Organización Internacional de la Francofonía.