Irlanda es famosa (bueno, más bien célebre) por sus cielos en continuo cambio.
Las nubes pueden oscurecerse en segundos y empezar a diluviar, pero antes de que te dé tiempo a abrir el paraguas, el sol vuelve a brillar.
El clima frustraría a muchos fotógrafos paisajistas, salvo a Derek Smyth. Sus imágenes captan esas escenas nubosas y a la vez soleadas que caracterizan los cielos irlandeses. Le pedimos que compartiera sus secretos. A los fotógrafos les encanta la calidad de la luz de los primeros momentos del amanecer y los últimos rayos de luz antes de atardecer.
En esos momentos, el sol está bajo y produce una luz suave y difusa mucho más favorecedora que la del duro sol de mediodía. Esta puesta de sol captada en Dunree Head, en el condado de Donegal, es un buen ejemplo de ello: las nubes enmarcadas por el cálido resplandor naranja que desprende el sol al ponerse contra el cielo azul de la tarde.
