La crisis económica golpea con fuerza a los países más débiles de la cadena, aquellos que el modelo neoliberal aupó como enclaves para hacer dinero fácil y rápido, y hoy, como era previsible, están en la cuerda floja, después de haber salvado a la banca, responsable por su avaricia de esta catástrofe. Ahore le toca el turco a Irlanda y Portugal tampoco está mucho mejor. Tengo amigos en Dublín que se han quedado sin trabajo, quieren hacer las maletas para escapar de la debacle, pero no saben dónde ir. En España no tienen más futuro que el desempleo, al igual que en Irlanda, y cuando ponen sus ojos en otros países de la Unión Europea se dan cuenta de que la situación siendo mejor, es igualmente inestable. Me preguntan por el País Vasco, al fin y al cabo son naturales de aquí, y no sé qué decirles. El drama del paro no tiene compasión con nadie y en mi círculo más cercano también hace estragos. Quien pierde su empleo y tiene buena suerte puede encontrar otro, pero en ningún caso mejor que el anterior. El nuevo contrato será más precario, peor pagado y con menores prestaciones sociales. Es lo que tiene el capitalismo. En época de vacas gordas reparte migajas; en época de vacas flacas se lo quedan todo la banca y la patronal. Os recomiendo la lectura de este artículo de opinión, escrito por Ignacio Escolar en el Diario Público.