Artículo escrito por: José
Vamos a recordar un duelo histórico que fue muy importante en su tiempo, seguro que los lectores que ya cuentan con cierta veteranía lo recordarán perfectamente y a los mas jóvenes les servirá para conocer y aprender como era la época en la que la roja no ganaba mundiales pero era capaz de paralizar un país cuando jugaba un encuentro trascendente.
En aquellos tiempos el uniforme de España lo confeccionaba Adidas, con un diseño horrible por cierto, al igual que la selección francesa por ejemplo lucían una especia de tiras en los hombros que en el caso de España eran amarillas y que la primera vez que las veías no llegabas a creerte que fueran a jugar un partido de fútbol con esa camiseta, recuerdo ver por primera vez tan curiosa equipación en un España-Albania que servía para dar el pistoletazo de salida a esa clasificación del mundial de Estados Unidos 94 del que estamos hablando.
Nuestro seleccionador era Javier Clemente, un técnico que sustituyó a Vicente Miera tras los Juegos Olímpicos de Barcelona y en el que pesaba la responsabilidad de heredar una selección que no pasaba sus mejores momentos pese al oro olímpico conseguido por los sub 23, precisamente en esa generación de jugadores que triunfaron en los juegos estaban concebidas las esperanzas de los aficionados, los Guardiola, Luis Enrique, Alfonso o Kiko debían hacerse hueco en un equipo que tenía su base en la quinta del buitre y otros futbolistas venidos a menos a principio de la década de los noventa.
Clemente prescindió de futbolistas como Butragueño, Michel o Sanchís y efectivamente contó con la nueva hornada pero es cierto que no lo tuvo nada facil en sus comienzos, con parte de la prensa a la expectativa de sus controvertidas decisiones los tropiezos no se hicieron esperar, empates ante las dos irlandas y por encima de todo una derrota en el parken de Copenhague frente a Dinamarca dispararon las alarmas y pusieron a la selección española al borde del abismo y con posibilidades de quedarse fuera de la gran cita mundialista.
España, Dinamarca y la República de Irlanda se erigieron como protagonistas de una lucha sin cuartel en los últimos encuentros de la clasificación, el equipo de Clemente había experimentado una progresiva reacción que le llevó a salir victorioso en compromisos difíciles como la visita al campo de Lituania donde una magnífica actuación de un joven y rapado Julen Guerrero le dio los dos puntos. El encuentro en Dublín frente a Eire íba a ser clave en el desenlace del grupo, recuerdo a aquella Irlanda como un equipo muy rocoso, siempre el fútbol irlandés se ha parecido mas al rugby o al fútbol gaélico que al tipo de juego que entendemos en otros lugares, se especula mucho y se tiende a abusar del juego aereo, pero este equipo entrenado por Jack Charlton era algo mas que eso, un combinado muy fuerte que llevaba muchos años sin ser derrotado en su estadio en partido oficial y que juntaba en un mismo equipo tipos duros como Paul McGrath o Terry Phelan con futbolistas talentosos como Roy Keane, Irwin o Tony Cascarino. Un dato curioso de ese enfrentamiento fue sin duda la hora, se jugó a las 14:45 hora española del miércoles trece de Noviembre de 1993, el motivo era que en aquellas fechas el estadio Lansdowne Road no contaba con iluminación artificial y había que aprovechar las horas de sol. Mentiríamos si dijésemos que Eire no era favorita en ese partido, toda la prensa española temía ese choque por la calidad del equipo de Charlton (Hermano del actual técnico del Manchester United ) e incluso Javier Clemente mostraba signos de nerviosismo y preocupación, unos días antes y mientras preparaba el partido a puerta cerrada en Oviedo tuvo un desagradable gesto con los periodistas que espiaban el entrenamiento de la selección, ni corto ni perezoso se bajó el pantalón a modo de burla y entregó petos a jugadores que no íban a ser titulares para despistar, el gesto como siempre fue recibido como un insulto para unos y como una gracia sibilina para sus admiradores.
En lo futbolístico España lo bordó, firmó una de esas tardes que nunca se olvidan y ganó el partido dando una lección a los irlandeses. Clemente advirtió que no plantearía el partido buscando sorprender con las cualidades de España sino que solo se podría ganar si se contrarrestaban las virtudes de Irlanda, para ello puso el ejemplo de Johan Cruyff y el Barcelona del que dijo : “El Barcelona juega siempre sin pensar en el rival porque son claramente superiores, sin embargo cuando juega con el Madrid hasta Cruyff piensa en como frenar al rival “- No sabemos si la comparación era la mas adecuada pero lo cierto es que al de Barakaldo la jugada le salió redonda y en 26 minutos ya vencía por cero goles a tres en lo que sería una tarde memorable de Julio Salinas que a trompicones y fiel a su estilo marcó dos de los tres tantos. El partido será recordado por la actuación de Nadal, su sobrino Rafa contaba entonces con siete años y no sabemos si se acordará de la ilustre actuación de su tío pero lo que está claro es que sentó cátedra y se marcó el mejor partido de su carrera. España formó con un equipo de auténticos gladiadores, Zubizarreta en la portería, el Chapi Ferrer, tres valencianos en defensa, Voro que triunfaba en el Deportivo, Giner, que después terminó perdiéndose el mundial y Camarasa, el mencionado Nadal, Fernando Hierro jugando en el centro del campo y probablemente en su mejor época, Goikoetxea, Caminero, que empezaba a despuntar en el Atlético y marcó el primer gol, Luis Enrique, que parecía se iba a quedar toda la vida en el Madrid y luego ya sabemos donde terminó y Julito Salinas, que como recordarán no era alineado por Cruyff en el Barca, mas tarde entrarían Guardiola y Jose Mari Bakero.
España terminó clasificándose con la victoria agónica frente a Dinamarca en la última jornada, por cierto que los irlandeses también fueron al mundial aunque el trece de Noviembre de 1993 mordieron el polvo frente a la armada española que firmó en Dublín una de las victorias mas especiales de la historia de la selección española.