Una hora después de dejar Dublin, la capital irlandesa, estaba cruzando una línea que aparece punteada en el mapa de la isla.
Esa línea, aparentemente inocente e inofensiva a la vista del ingenuo observador, fue la causa de uno de los conflictos más largos y sangrientos del último siglo.
Como toda línea punteada en un mapa, quiere representar una división. Sólo que en este caso, la división no es sólo territorial entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, sino que mezcla además temas tan fuertes como historia, política y religión.
Mis conocimientos sobre el conflicto eran básicos, por lo que cruzar esa línea e interiorizarme en los detalles de su significado eran los principales motivos por los que elegí seguir la ruta que lleva a Belfast.
Irlanda del Norte. Fuente: Wikipedia
La ciudad de Belfast, capital de Irlanda del Norte, se presenta inicialmente como una ciudad más. Pasar por su oficina de turismo implica recibir mucha información sobre su renombrada atracción principal: el puerto donde construyeron el Titanic hace más de 100 años.
Museos interactivos, galerías fotográficas y hasta un colectivo con forma de barco pretenden transportarte a través de la historia de la construcción del impresionante crucero, por el viaje inaugural, sus pasajeros y su trágico desenlace.
Pero como les dije, no era eso lo que me atraía de la ciudad, y sinceramente, ni me acerqué a ver de que se trataba. Aunque intenten vender otra cosa, no parecía más que un museo sobre un tema que ya a nadie sorprende.
Por lo tanto, preparé mi cámara de fotos, un pequeño plano de la zona llamada West Belfast, y me dirigí a una de las áreas más dramáticas donde se vivió el conflicto.
Bienvenida al West Belfast
No creo que hablar directamente de historia se ajuste mucho al objetivo de este blog, por lo que los interesados en el tema pueden informarse brevemente aquí o en la mucha bibliografía sobre el asunto.
Pero para poner en tema a los más apurados (o despistados como yo), sepan que fue un conflicto armado que duró unos 30 años a final del siglo pasado, con un saldo de más de 3500 muertos y que enfrentó a republicanos de Irlanda (católicos que deseaban la independencia de la isla en un único país irlandés) y los unionistas del Úlster (protestantes británicos que deseaban que el norte de la isla, históricamente con mayoría de esa religión, siga perteneciendo a Inglaterra bajo el ala protectora de la reina).
Los republicanos, a través del brazo armado denominado IRA, solían realizar atentados con bombas a objetivos gubernamentales, militares o simplemente negocios/bares en barrios protestantes, mientras que los unionistas contestaban con el ejército británico o diversas fuerzas propias de la región, buscando y asesinando a sospechosos de pertenecer al IRA o de agitar las manifestaciones en contra del gobierno.
Caminando por el Oeste de Belfast:
Todas las banderas son bienvenidas en esta calle... y vos también!
Apenas crucé la entrada a la zona oeste de la ciudad, sentí un escalofrío. Estaba caminando por primera vez en mi vida por calles donde hace no mucho tiempo reinaba la anarquía, la violencia y una sensación prácticamente de guerra.
Miré hacia los costados. Viejas casas y edificios me llevaron a pensar que las personas que allí vivían debieron haber sido claros testigos de muchos de los lamentables sucesos. ¿Qué debieron sentir en esa época? ¿Habrán sentido que al salir a hacer unas compras no sabían si volvían a sus casas?
Es imposible no pensar lo terrible que debe ser tener que vivir en una situación así. Aún viviendo en una ciudad como Buenos Aires, con las altas tasas de crimen características de cualquier gran urbe, uno no sale a la calle con semejante miedo y llevar una vida normal es posible.
¿Tendrían esa misma visión? ¿Podrían salir un sábado a la noche con amigos? ¿Serían capaces de conocer nueva gente, sabiendo que quizás se estaban involucrando con alguien que los metería en problemas llegado el caso de que pertenezca a una de las violentas agrupaciones?
Tuve la suerte de no tener que vivir la época de la última dictadura argentina, pero identificar la analogía se me hizo inevitable…
El oeste de Belfast se divide en dos barrios. Por un lado, el republicano, construido en torno a su arteria principal: la Falls Road. Por el otro, el unionista, principalmente alrededor de la Shankill Road.
Ambas calles están separadas por unos escasos metros y están divididas por una imponente y larga pared, llamada el “muro de la paz”, aunque esas dos palabras resulten más antagónicas que el agua y el aceite.
La zona es típicamente famosa por sus murales. Desde comienzos del conflicto, artistas de ambos bandos fueron realizando numerosas pintadas en las paredes de ambas calles, generalmente con motivos políticos. Aún siguen haciéndolas hoy en día o manteniendo las existentes. Esto convierte la caminata en una visita a un museo de arte al aire libre, pero con el particular sentimiento de angustia y tristeza que cada impactante mural genera en uno.
La Falls Road, la calle republicana y católica, es quizás la más reconocida. Sus murales son fantásticos y los motivos son principalmente socialistas, con pedidos de protesta y justicia ante masacres propinadas por el otro bando, de homenaje a héroes del IRA o de apoyo a causas internacionales como las de Cuba, Palestina, el País Vasco o Catalunya. En muchas de las ventanas, se ve colgada la bandera tricolor irlandesa (el tricolor representa a los católicos con el verde, a los protestantes con el naranja y a la deseada paz entre ellos con el blanco).
Muro Internacional. Falls Road
La Shankill Road, la arteria lealista y protestante, es algo más pequeña pero también está cubierta por las pintadas. La bandera del Reino Unido suele ser el principal motivo, aunque también hay conmemoración a caídos en atentados del IRA y de protesta por la marginación que los del sur realizan sobre los protestantes.
La Bandera del Reino Unido. Shankill Road
Todo motivo parece bueno para la división, y además del político y religioso, el fútbol entra también en la trenza. Como el fútbol irlandés no se caracteriza por su nivel (como comenté en el post anterior), cada barrio tomó a los principales equipos escoceses, el Celtic y el Rangers, como bandera de guerra.
Es que en Escocia, el Celtic representa a los católicos y el Rangers a los protestantes. Por lo tanto, en ambas calles del oeste de Belfast se pueden ver murales con los jugadores y los escudos de cada equipo.
Seguí caminando, dejándome llevar a través de las pequeñas callecitas que consituyen cada barrio. Cada tanto veía pasar algún taxi turístico, donde el chofer recorre las calles con murales mientras va explicando un poco de la historia. Pero creo que no hay mejor manera de ver la zona que caminando, y así poder interiorizarse y sentirse parte de su historia.
Caminé el barrio durante un par de horas. Al salir, sentía una sensación ambigua. Por un lado, el hecho de haber podido recorrerlo tranquilo me permitía ver que el acuerdo de paz estaba funcionando, y que uno puede volver a caminar tranquilo por una zona donde hace 10 años no se podía. Es bueno ver que la gente se expresa con el arte de los murales y ya no con las armas.
Pero también ahora me sentía parte del asunto por el simple hecho de haber estado ahí. Cuando uno escucha noticias internacionales con conflictos como estos, generalmente no les damos mayor importancia, y seguimos con nuestra cotidianeidad y sus propios problemas. Pero cuando uno tiene la oportunidad de estar en el lugar donde suceden los hechos, los nombres y las cifras que típicamente se escuchan en los noticieros toman forma… de la gente que camina alrededor tuyo, quizás de sus padres o de sus hijos. No son sólo cifras. Son caras, son sonrisas, son miradas… Son historias de vida que lamentablemente, en algún momento se perdieron….
La ciudad amurallada de Derry/Londonderry:
Es importante saber también que el conflicto no solo se dió en la capital. Pude recorrer la histórica ciudad de Derry, que también se encuentra dividida. En ese caso, las consecuencias del conflicto aún perduran más fuertes y se puede apreciar hasta en el nombre de la ciudad. Los republicanos la llaman con su nombre original: Derry. Los unionistas la llaman con el nombre que los ingleses le dieron tras su conquista: London-Derry. Tal es así que escuché que entrar a un bar republicano y decir simplemente “¡Qué lindo está el día hoy en London-Derry!” podría ser causa suficiente para una gran pelea. Lo mismo en un bar protestante. De todos modos, esto no suele suceder habitualmente porque la gente ya lo sabe, y además, porque el clima en Irlanda nunca está muy lindo.
La histórica ciudad amurallada de Derry (o LondonDerry) también tiene una buena cantidad de murales, y la recorrida por el barrio católico culmina en un sitio trágicamente celebre.
No pude dejar de sentir una cierta opresión en el pecho al ver el monumento al Bloody Sunday, la fecha en que por causas no del todo claras, el ejército británico disparó abiertamente hacia una manifestación republicana, matando a 14 personas e hiriendo a otras tantas, incluídos chicos. Esto no hizo más que encrudecer las peleas y generar más ataques de ambos bandos. El acontecimiento inspiró la letra del tema “Sunday, Bloody Sunday” de la banda local U2.
Monumento al Bloody Sunday
Dejo algunas fotos más de los murales tanto de Belfast como de Derry para que puedan apreciar la destreza de sus artistas y lo lamentable de sus motivos.
Falls Road: Homenaje a Bobby Sands, voluntario del IRA
Shankill Road: Conmemoración por los caídos de un batallón
Shankill Road: Souvenirs bien británicos
Shankill Road: Inocentes protestantes muertos
Falls Road: Inocentes católicos muertos
Murales en Falls Road
London-Derry: Barrio protestante
Derry: Barrio católico
Derry: Barrio católico
Bellezas naturales de Irlanda del Norte:
Pero no todo es conflicto, política e historia en la región. La isla es un espectáculo de belleza natural en toda su extensión y en cada uno de sus costados, incluída Irlanda del Norte.
En particular, hay dos sitios que impresionan: el Puente de Sogas y la Calzada del Gigante.
El Puente de Sogas (Rope’s Bridge) es un angosto camino colgante a unos 30 metros del mar que permite llegar a una pequeña isla de pescadores. Más allá del desafío personal de cruzar el inestable puente sin mirar hacia abajo, las vistas desde la isla son fantásticas. Un paisaje rocoso, con pequeños pero bonitos acantilados y la bravura de las olas que rompe incesantemente, hacen de la vista un lugar ideal para los amantes de la fotografía, la pintura o el dibujo.
Vista desde Rope's Bridge
Carrick-A-Rede. Rope's Bridge
Cruzando el Rope's Bridge
No se porqué otra vez la pose "Diego Torres"
La Calzada del Gigante (Giant’s Causeway) es claramente la principal atracción de Irlanda del Norte, y probablemente la segunda en la isla, tras los Acantilados de Moher. De origen volcánico, las formas de las piedras en la zona son realmente curiosas. El paisaje es único en su especie y la naturaleza sorprendente del lugar puede que te deje atrapado mirándolo por horas.
Giant's Causeway
Giant's Causeway
Giant's Causeway
Giant's Causeway
Esta vez sí, era momento de dejar la isla. Un lugar que aún con mis altas expectativas, supo sorprenderme con sus paisajes, su gente y su alegría. Un país donde tuve mucho “craic” (palabra en gaélico para “pasarla bien y divertirse”, muy usada por acá). Sé que puedo confesar que recorrí Irlanda. La caminé, la anduve, la admiré y la comprendí. Pude ver con mis propios ojos porque la llaman la isla donde “el verde es más verde”. Logré contener la tentación de llevarme todo de los negocios de recuerdos, pero aunque los irlandeses no lo saben, les robé una parte de la isla. Una parte de Irlanda se va conmigo para siempre. Es un lugar del que no me voy a olvidar y al que pretendo volver.
Pero ahora, es momento de seguir con la Odisea hacia el próximo destino: Escocia, la tierra de las gaitas y los highlanders…
¡Saludos a todos!