Le he puesto este título a la nota siguiendo el de uno de los artículos que adjunto, el de Juan Ramis-Pujol, y además porque la irresponsabilidad es ya desde hace tiempo, y cada vez por más razones, la característica básica de la gestión pública en este país.
El artículo del profesor de ESADE, publicado en La Vanguardia, advierte de lo enquistada que está la irresponsabilidad en nuestra Administración y las graves consecuencias que la falta de la más mínima sensibilidad en relación con la corrupción y la negligencia públicas, no van a tener en el futuro porque ya están hoy teniendo desastrosas consecuencias.
El Gran Wyoming en la presentación de su libro ’No estamos locos’, también dijo otra inmensa verdad sobre la Administración Pública española: “La verdadera ‘Marca España’ es la impunidad ante la justicia”.
Y hablando de tremendas irresponsabilidades, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha tachado este viernes 29 de “disparate” las acciones legales anunciadas por la Generalitat contra los medios de comunicación que han relacionado nacionalismo con nazismo. Tras afirmar que lo hacía para defender la libertad de expresión, ha rechazado la intención del Govern de denunciar a Intereconomía y 13TV por expresar una opinión con la que además, ha dicho el jefe del Ejecutivo, coincide “la inmensa mayoría”.
Hay razones más que suficientes para pensar que al pasar de Zapatero a Rajoy hemos cambiado un inútil total por otro inútil total, que además se esconde y está como un cencerro. Y que esto es desgraciadamente así se entiende cuando el Sr. Rajoy en vez de aplacar los ánimos después de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que es lo que haría un Presidente del gobierno con dos dedos de frente y en total posesión de sus facultades mentales, se dedica a exaltar todavía más los ánimos de la asociación de víctimas del terrorismo filial del PP, y ahora da la razón a los que difaman e insultan, tachando de disparate el intentar hacer algo para que los fabricantes de odio cesen en sus descerebrados ataques.
Lo que es un inmenso disparate es tener un Presidente del que hay evidencias de su participación en el peor caso de corrupción administrativa del país, que tardó una eternidad en ir al Parlamento a explicarse y que con posterioridad a su comparecencia se han producido nuevas evidencias de su participación en el escándalo y de que mintió al Parlamento, y a pesar de todo no solo no dimite sino que se permite decir una ridícula barbaridad tras otra.
Lo curioso es que el desastre que tenemos por Presidente dice hacer este increíble comentario en defensa de la libertad de expresión, aunque en las mismas fechas en que lo soltó, su gobierno haya aprobado en Consejo de Ministros la Ley de Seguridad Ciudadana que estoy seguro que debe ser uno de los peores ataques a la libertad de expresión cometido en Europa, al menos desde Hitler, Mussolini y Franco. Es seguro además que nuestro nunca suficientemente valorado proyecto de Presidente no se ha dado ni cuenta que al acordarse de la libertad de expresión, y usarla en este caso como excusa para su dislate de turno, olvida que la mayoría de los países europeos que SI son democráticos de verdad, en vez de la tomadura de pelo de apariencia democrática que padecemos nosotros, sancionan la banalización del nazismo, que es exactamente lo que hace la caverna mediática y el Sr. Rajoy defiende. Lo dicho, como un cencerro.
Estas declaraciones de lo que tenemos por Presidente, suponen además que él está de acuerdo no solo cuando se acusa a la Generalitat de nazismo, sino también cuando esos medios han repetido montones de veces, demostrando de paso su ignorancia, que los niños catalanes tartamudean cuando hablan en castellano, o cuando dicen y repiten que es peligroso hablar castellano en público en Catalunya, y muchas más mentiras basadas en su falsedad e ignorancia, y la de sus audiencias más fieles. O que está de acuerdo cuando han dirigido insultos puros y duros contra los catalanes en general (patanes, insolidarios, paletos, codiciosos, etc. etc. etc.) que todos sus tertulianos han proferido alguna vez, o corroborado cuando lo han hecho los más insultantes como la Sra. Montse Suarez (por cierto ¿Por qué no se cambia el nombre?, no tiene mucho sentido que se pase el día insultando a Catalunya y los catalanes llevando el nombre de la patrona de Catalunya), abogada de manos limpias?. Si el Sr. Rajoy opina igual que la peor caverna mediática, y además cree que la inmensa mayoría da, como él, la razón a los que difaman e insultan, ¿a que espera para dar la independencia a Catalunya?, porque en Catalunya estas opiniones, difamaciones e insultos no solo están en el polo opuesto de la opinión de la muy inmensa mayoría, sino que son uno de los instrumentos más eficaces en la producción masiva de independentistas. No creo que haya ya ninguna esperanza que alguna vez Rajoy abra la boca para decir algo que tenga un mínimo de sentido, cuando incluso Alex Salmond, Primer Ministro de Escocia, ha tenido que advertir a Rajoy que deje de decir sandeces. Espero que este enésimo disparate de Rajoy sirva al menos para que Artur Mas aprenda algo de estrategia y la próxima vez que se le ocurra algo por el estilo se calle hasta después de haber presentado oficialmente la denuncia en vez de ir amenazando a locos de atar.
En mi anterior nota me refería a los Lucena, pareja de cordobeses residentes en Madrid que la semana pasada descubrieron para su sorpresa que a uno no le pegan dos bofetadas por hablar castellano en público en Barcelona, tal como habían oído seguramente en los medios que tan del agrado son del Sr. Rajoy. Resulta que Fernando Onega, gallego como Rajoy, residente en Madrid como Rajoy, y sin embargo honesto e inteligente, tuvo una sensación parecida cuando la pasada semana estuvo en Barcelona presentado su libro, y lo refleja en el artículo adjunto “Informe de un viaje”, publicado en La Vanguardia el 28 de noviembre pasado, aunque hay algo en ese artículo que no me encaja. Siempre he tenido muy buena opinión de Fernando Onega, en base a sus artículos en La Vanguardia y sus comentarios en el programa de Josep Cuni, le considero una persona inteligente y con criterio, y por eso me extraña que al final del artículo cometa el error de mandar un claro mensaje al Presidente del gobierno advirtiéndole que sin hacer nada y limitándose a decir chorradas no se va a solucionar el problema catalán. Me extraña porque se trata de un ejercicio inútil ya que para darse cuenta de lo que acertadamente advierte el Sr. Onega se precisa un mínimo de inteligencia, y en el muy hipotético caso que Rajoy pudiese demostrar ese mínimo, su extrema cobardía le impediría hacer nada más. Rajoy no es el tipo de gobernante que hace falta en períodos de crisis, que agarran el toro por los cuernos y toman las decisiones adecuadas caiga quien caiga. Como mucho creo que Rajoy estaría dispuesto a tocar la puntita del extremo de la cola del toro con la puntita de su dedo índice, siempre y cuando varios batallones del ejército, bien equipados, se asegurasen de que el toro no se va a mover ni un milímetro.
En fin, lo dicho, esto no es un país, esto es Irresponsabilidad S.L., empresa que lleva siglos con el mismo Consejo de Administración, que va a continuar, si no se lo impedimos.