Revista América Latina

Irreversibilidad del proyecto bolivariano

Publicado el 26 enero 2025 por Jmartoranoster

JUAN EDUARDO ROMERO

La juramentación del presidente Nicolás Maduro transcurrió —tal como era de esperar— con total normalidad. Ello fue así porque el control institucional y el orden interno están asegurados. El nombramiento del primer vicepresidente del Psuv y diputado Diosdado Cabello como ministro de Relaciones Interiores generó una disuasión tremenda, que impidió cualquier pretensión de producir zozobra.

Cabe preguntarse ¿qué viene ahora? La respuesta es simple y contundente: la irreversibilidad del proceso bolivariano. Para ello, el establecimiento del plan de gobierno hasta 2030 es primordial. Ahora bien, su formulación no fue como la de cualquier plan elaborado por un conjunto de expertos. Esta vez, el plan surge de una gran consulta a más de tres millones de venezolanos, que debatieron, propusieron e impulsaron, de acuerdo a las particularidades locales y regionales, una agenda concreta de acción. Es lo que se conoce como una planificación participativa, construida sobre el principio filosófico del “mandar-obedeciendo”, que no es más que el mandato del Poder Popular, a través de su organización en asambleas.

¿Cómo entender la irreversibilidad? Debe verse como un punto de concreción de las políticas públicas. De tal manera que recuperemos los niveles de vida que alcanzamos antes de 2012, cuando comenzó un ataque desmedido contra la sociedad venezolana. La irreversibilidad se traduce también en una lucha sin cuartel contra el parasitismo en la administración pública, en un impulso a una gestión colectiva con sentido ético. Con un avance socioproductivo tal, que debe estar basado en el desarrollo de las potencialidades de nuestra economía, de manera de sobrepasar y enterrar el efecto de las medidas coercitivas unilaterales sobre todo el pueblo. El reto, en fin, es de una profundización de esta democracia, de los mecanismos de consulta y de rendición de cuentas, sobre todo, concentrarse en elevar la calidad de vida del venezolano. Ese buen vivir del cual nos habla la sociedad aymara, o el concepto de una sociedad medianamente acomodada de los chinos.

Tenemos el potencial humano, el compromiso y el liderazgo colectivo para lograrlo. Sobre todo, que Venezuela es un valor simbólico, pues hemos logrado construir un modelo exitoso de resistencia a la desestabilización. Ese modelo ha resistido las acciones que han sido exitosas en el caso de Libia, Irak y Siria, pero que acá han chocado con la enorme carga histórica que tiene este pueblo del Caribe. Por todo ello, la expectativa de superación de las enormes dificultades y penalidades, que hemos sufrido desde la muerte (¿el asesinato?) de Hugo Chávez, es significativa. Por eso, somos realmente optimistas sobre la irreversibilidad del proyecto bolivariano. Y como dice el poeta Mario Benedetti: “El futuro es lento, pero viene, seguro pero viene”.

Irreversibilidad del proyecto bolivariano

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