Quizá no han oído hablar nunca o quizás en padecen y no lo saben. Estamos hablando del síndrome del intestino irritable (SII), también conocida como colon irritable, una enfermedad digestiva muy molesta, frecuente (afecta a entre el 8% y el 10% de la población), de difícil diagnóstico y con unas causas no del todo claras.
Como explica el doctor e investigador Javier Santos, del Hospital Universitario Vall d’Hebron, el colon irritable se caracteriza por la presencia de dolor abdominal y cambios importantes en el tránsito intestinal, ya sea episodios de diarrea o de estreñimiento. Los afectados, más mujeres que hombres y generalmente con una edad comprendida entre los 20 y los 45 años, también suelen sufrir distensión abdominal y flatulencias. “Los limita mucho la vida social y trastorna su estado de ánimo”, asegura Santos. Y es que los síntomas pueden ser un gran obstáculo para la vida diaria. Se imaginan, por ejemplo, no poder parar de ir al baño?
NO SÓLO EL ESTRÉS
En cuanto a las causas, a día de hoy todavía no se han descrito de forma exacta. En este sentido, el doctor Santos explica que tradicionalmente el SII ha relacionado con el sistema nervioso, el estrés y con enfermedades que generan mucho dolor, como la fibromialgia, pero que en los últimos años la investigación ha avanzado bastante y se han abierto nuevas hipótesis. “Ahora tenemos claro que sólo en el 50% de los pacientes el origen se encuentra en el sistema nervioso central, en trastornos como la ansiedad o la depresión”, resalta Santos. En el resto de enfermos, el origen está en el mismo intestino y tiene como detonantes infecciones gastrointestinales, la alimentación o el consumo de antibióticos. Junto con el estrés, estos son los tres grandes factores derisc entre las personas con una susceptibilidad genética.
DIAGNÓSTICO COMPLICADO
Actualmente el equipo de investigación del que forma parte el doctor Santos, que ya ha descubierto que los pacientes con colon irritable y diarrea tienen más actividad inmunitaria en el intestino delgado, está trabajando para encontrar biomarcadores que permitan afinar en el diagnóstico de la enfermedad. “De momento se diagnostica por exclusión, una vez se han descartado otras patologías como la celiaquía”, apunta el médico.
Y el tratamiento? “De momento no hay cura”, indica Santos. Además, teniendo en cuenta que la causa exacta que provoca el SII se desconoce y que la patología afecta de forma diferente cada persona, lo que normalmente ha hecho el médico ha sido recetar medicamentos de acuerdo con los síntomas. Es decir, fibra y laxantes para el estreñimiento, antidiarreicos para la diarrea y espasmolíticos para el dolor abdominal. “Esto, sin embargo, está cambiando, porque han aparecido nuevos fármacos que modifican la historia natural de la enfermedad y cortan los brotes”, afirma el doctor.
Además de los fármacos, Santos remarca la importancia de la dieta para estos pacientes, que “suelen tener muchas intolerancias”. Hacer ejercicio físico, evitar el estrés, practicar técnicas de relajación y regularizar la hora a la que se come y se va al baño son otros de sus consejos.
La alimentación, un elemento clave
Aunque es difícil establecer pautas generales, porque “se trata de un trastorno heterogéneo, con gente que tolera bien un alimento y otra que no”, la dietista Berta Jiménez explica que durante una temporada se puede seguir la dieta Fodmap, donde evitan alimentos que provocan una mayor cantidad de gases, como la col o las legumbres. También aconseja cuidar la flora intestinal con probióticos (se encuentran en el yogur, el kéfir, el chucrut) y prebióticos (a las alcachofas, endivias, espárragos …).
“Me condiciona la vida”
La Rosa María tiene 56 años y hace 10 que padece colon irritable. Todo comenzó poco después de separarse, cuando un día en salir del trabajo le entró un retorcimiento de las tripas muy grande y tuvo que bajar del bus y buscar urgentemente un bar donde poder ir al baño. “En casa la cosa continuó, desconocía qué me pasaba pero sabía que no se trataba de nada vírico, era diferente”, afirma.Este primer episodio se fue repitiendo “cada uno o dos meses” y los tres años Rosa María decidió ir al médico. “Me hicieron una colonoscopia, salió normal y me diagnosticaron colon irritable”, explica.
La enfermedad, asegura, “me condiciona la vida, sobre todo en el trabajo, porque trabajo de cara al público ya veces debo salir corriendo al baño”. La última vez que lo tuvo que hacer fue hace unos tres meses. “Toco madera”, reza.
Fuente original (catalán): 7 Dies
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