José María Aznar es el español que se mueve en las más altas esferas internacionales, entre presidentes y expresidentes de países poderosos, grandes empresarios, y los principales editores de la prensa mundial, lo que lo convierte en muy influyente y en un peligro para el gobierno Zapatero, al que critica públicamente sin piedad.
En ese mundo de alta política y finanzas, Aznar va ratificando la idea –que comparten sus amigos-- de que José Luís Rodríguez Zapatero es un locuelo adolescente que ha convertido en irrelevante un país que prometía ser muy importante en el mundo.
Es curioso el salto a los ambientes internacionales de este Aznar, que era un peso ligero con un sospechoso bigote. Probablemente lo logró tras estudiar inglés mientras mandaba, lo que le permitió hablar directamente con los poderosos del mundo.
Tras renunciar a la posible reelección, ahora actúa como gurú en foros políticos de primer nivel, “think tanks” y universidades, especialmente estadounidenses.
Tiene ya mucho más peso internacional que el todavía respetado Felipe González, quizás porque este perdió parte de su prestigio en verano de 2006, cuando apoyó en Teherán, para asombro general, el plan nuclear del enloquecido Mahmud Ahmadineyad.
En contraste, Aznar defiende a Israel como faro democrático en Oriente Medio, frente a las terribles dictaduras islámicas, cuyo fin ignoramos, pero que podría no estar alejado del jihadismo.
Aznar afirma en España y en el exterior que nuestro país “es un riesgo sistémico” para sus socios y aliados a causa del "radicalismo ideológico aplicado con una buena dosis de adanismo frívolo" de Rodríguez Zapatero.
Los zapateristas lo acusan de dañar a España con esas proclamas, pero él alega que quien lo hace es el actual primer ministro, y que el mundo entero lo sabe.
Decida usted quién tiene razón.
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SALAS los retrataba así ya hace algún tiempo: