No todos los grandes escritores son oradores maravillosos, pero Isabel Allende es ambas cosas. Esta presentación es muy visual, a pesar de que no utilizar ninguna herramienta para mostrar imágenes ni gráficos. Isabel Allende pinta las imágenes con sus palabras.
El contenido está bien organizado y cuenta historias para reforzar sus ideas; y para obtener la historia completa, debemos escuchar toda la presentación, que finaliza con un muy buen cierre. El discurso está bien escrito, y aunque el tema es muy delicado, ella utiliza la cantidad justa de humor en los momentos adecuados.
Pero más allá de la estructura y la entrega de la presentación de esta narradora tan carismática, es el contenido lo que necesita ser escuchado.