En los tiempos que corren que dos mujeres se casen no le parece extraño a nadie. Hoy en día es una historia de amor de lo más corriente. En el año 1901 esto era todo un hito y lo más curioso es que este matrimonio fue por la iglesia.
Esta historia de amor surgió en Galicia concretamente en la Escuela Normal de Maestras de Coruña donde Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga estudiaban para ser maestras de educación primaria. Por aquel entonces, ésta era una de las pocas profesiones que a finales del siglo XIX podían ejercer las mujeres.
Eran jóvenes y aunque sus familias trataron de separarlas al ver que la amistad era algo más enviando a Marcela a Madrid, no fue posible detener sus sentimientos y siempre mantuvieron la comunicación. Finalmente, ambas llegaron a vivir juntas en la localidad gallega de Calo, donde fueron destinadas como profesoras.
En la primavera de 1901 la pareja de mujeres decide casarse, lo cual era obviamente ilegal en aquella época. Como si de una película se tratase decidieron que Elisa se hiciera pasar por un hombre para que el matrimonio pudiera ser válido. Así, Elisa utilizó la identidad de un primo suyo que había muerto en un naufragio y se convirtió en Mario.
Para que todo pareciese normal y nadie sospechase que detrás de aquel matrimonio había algo raro, Elisa se preocupó de tener todos los papeles en regla con su nueva identidad. Consiguió una cédula de identidad (lo que ahora es el DNI) argumentando que había perdido la suya. Aunque se exigía que una persona conocida de la persona la acompañase para conseguir tal documentación, Elisa lo hizo posible.
Otro logro es que Elisa consiguió ser bautizada como Mario. Engañó al párroco del pueblo diciéndole que su padre (que vivía en Londres y con el que nadie podía hablar) era ateo y que cuando era pequeño no había sido bautizada. Para tal rito se exigía la colaboración de una madrina la cual fue una mujer emparentada con su familia a la que llevaba sin ver desde su infancia. Esta mujer también fue engañada porque acudió vestida de hombre junto a ella diciéndole que era el el hermano de Elisa y que necesitaba una madrina para bautizarse.
Al tener la cédula de identidad y el bautismo todos los papeles de Mario estaban en regla por lo que la boda se ofició el 8 de junio de 1901. Después de casarse fueron a almorzar a casa de una amiga y después al estudio de fotografía del Sr. Sellier para tomarse el retrato que durante un tiempo colgaría en el escaparate de la tienda. La fotografía es la siguiente:
Desgraciadamente se descubrió el engaño y cuando Elisa fue disfrazada de Mario a la parroquia a recoger el certificado de matrimonio, el sacerdote ya había llamado a un médico para poder identificar si en realidad era un hombre. Elisa salió del paso como puedo pero de todas formas la pareja tuvo que huir. Cuentan que en principio huyeron a Oporto y que más tarde tuvieron que huir a América, muy probablemente Argentina.
En esa huida se pierde la pista de las dos primeras mujeres que se casaron en España. Ahora, cien años después su matrimonio éste se consideraría la cosa más normal del mundo (aunque no por la iglesia, claro). El detalle más curioso es que a pesar de considerarse una abominación, el acta matrimonial nunca fue anulada, por lo que su matrimonio siguió vigente hasta que ambas fallecieran.
Personalmente no conocía esta historia y pienso que Isabel Coixet hace muy bien en darle vida a esta historia de amor que en su tiempo no fue considerada como tal pero que hoy 100 años después nos saca una sonrisa de tristeza porque a pesar de todo en ningún momento el sacerdote se acordó de anular tal matrimonio.
¿Qué os ha parecido esta historia? ¿Os parece interesante para realizar una película?