Isabel García Marcos es una que se hizo famosa desde que se erigió “azote de Gil” en pro de una Marbella sin corrupción. Luego resultó que lo que quería en realidad era trincar ella.
Entre inyección de colágeno en los labios compaginaba su trabajo como concejala con el de tertuliana de A Tu Lado y comparecencias en Crónicas Marcianas.
Desentramaba todos los tejemanejes de Jesús Gil y, tras su muerte, del ex marido de Mayte Zaldívar. Su lucha a favor de una Marbella limpia de corrupción urbanística se vio recompensada cuando consiguió derrocar al novio de la madre del hermanastro del hijo de Carmina Ordóñez y se erigió como Tenienta de Alcalde.
Un juez enano y vil se emperró en que esta mujer, que lo mismo visitaba la Corporación Municipal que la Dermoestética se estaba enriqueciendo. Todo porque en un registro en su domicilio se encontraron 360.000 euros. Pura calderilla.
En ese momento, se transformó en lo más parecido a Juana de Arco que ha habido jamás. En la Cárcel, a la que las reclusas la llamaban “La Chanel” se convirtió en toda una líder social. Se hizo amiga de todas las presas y se convirtió en la más popular de las celdas. Como Lindsay Lohan en Chicas Malas, el halo de Isabel llenaba los pasillos de la prisión y todas querían ser tan guapas y tan populares como ella.
Tras pagar una fianza de 60.000 euros, Isabel salió de nuevo en libertad. Parecía que salía de un concierto en lugar de un cautiverio de 165 días. Además dio allí mismo una rueda de prensa improvisada donde se mostró entera y afirmó que era "una luchadora contra la corrupción y que no ha estado "nunca del lado de la corrupción" y que se consideraba "una presa política".
Tras todo esto parece que se la tragó la tierra.
Trabaja en Córdoba como una funcionaria más del Servicio Andaluz de Salud como Inspectora Médica y vigilaba irregularidades en el mundo de la medicina para que a nadie se le ocurriera coger una sola baja sin motivo. Luego la inhabilitaron cuando salió la sentencia del supremo. Luego la desinhabilitaron.