Cinco siglos después la Conferencia Episcopal española, ha solicitado formalmente la petición de beatificar a la reina Isabel la Católica. Recientemente por el aniversario de los 500 años de su fallecimiento, su vida ha sido muy cuestionada. Un personaje que parece incómodo para quienes le atribuyen hechos macabros, mientras otros la consagran como santa.
En cuanto a las conversiones, Isabel la Católica no era partidaria de imponer la fe por la fuerza, expresando su postura con la Real Cédula de 27 de enero de 1500. Su gestión tuvo méritos importantes, que dan prueba auténtica de su interés por no adjudicar funciones públicas, sin méritos personales. Procuró en su tiempo que las mujeres tuvieran educación académica y al respecto decía: “no es regla que todos los niños son de juicio claro y todas las niñas de entendimiento obscuro”.
Su personalidad humanitaria se reflejó cuando en 1945, decidió poner en libertad a los indios que trajo Colón y vendió como esclavos. Fue constante su preocupación por los más pobres, demostrada en las indemnizaciones a huérfanos, viudas y débiles de la Guerra Civil de Castilla, pese a la pobreza en ese momento de las arcas del reino. Procuró la Evangelización en el Nuevo Reino, expresando durante la colonización su afán por llevar la fe, como queda constancia en varios documentos históricos. Innumerables testimonios demuestran, que fue una mujer probablemente santa por su excepcional forma de actuar y vivir. Los ataques contra Isabel la Católica no tienen fundamentos y representan el temor de sus enemigos, ante su grandeza. Sin duda la marcada lucha política lleva a intentar menoscabar a la reina, pero los testimonios y opiniones en su favor, desmienten estas historias. Personalidades importantes como Gregorio Marañón, Washington Irving, Pfandl, Marcel Bataillon, Ortega y Gasset o Eisenhower, entre otros, destacan su gran humanidad y su fortaleza como mujer y reina. Las afirmaciones en su contra no tienen consistencia en la historia, ni están comprobados los datos que la desacreditan, pero en cambio su humanidad y espiritualidad ha quedado totalmente demostrada. Sin evidencias totalmente probadas, no podría solicitarse oficialmente su beatificación, porque no se daría lugar al trámite, que requiere acreditación para iniciar dicho proceso.