La siguiente excursión fue para explorar la costa occidental de Islandia, la península de Snæfellsnes donde la imaginación de Julio Verne se inspiró para su obra 'Viaje al centro de la Tierra'.
De unos 100km de largo, su máximo atractivo se alza por encima de 1446 metros de altitud y es el glaciar Snæfellsjökull. Bajo él, toneladas de hielo esconden el antiguo cono del volcán Snaefells, considerado gracias a su peculiaridad geomorfológica, un supuesto foco de fuerzas magnéticas y misteriosas con gran influencia sobre los fenómenos meteorológicos de la zona y donde Julio Verne sitúa la mismísima entrada al centro de la tierra.
La primera parada fue para contemplar las curiosas formaciones de roca basáltica en Gerduberg
Más adelante, nos detuvimos en las playas de Ytritunga para fotografiar a unas cuantas focas escondidas entre rocas y algas. Aunque no sé quién encontró a quién, las focas son muy curiosas y no pararon de vigilarnos mientras tomaban el sol tranquilamente.
A continuación fuímos hacia la pequeña población pesquera de Arnarstapi, parada obligatoria para contemplar sus impresionantes acantilados basálticos, principal centro turístico de la zona.
Desde allí dimos un largo paseo bordeando los hermosos acantilados, llenos de gran cantidad y variedad de aves, hacia la siguiente población Hellnar.
La incesante erosión del mar y el viento han esculpido arcos y formas que rebosan de espuma con el repicar de las olas.
Y uno de los más conocidos y fotografiados es el arco de Gatklettur
Aquí hicimos un descanso para comer y reponer fuerzas en un bed & breakfast muy pintoresco
Por el camino nos encontramos con algunas típicas iglesias islandesas. Pequeñas construcciones de madera con sencillas cruces, junto a sus siempre pintorescos cementerios.
Y no debemos olvidar la impresionante bahía de Dritvík, un antiguo atracadero de pesca donde los marineros probaban su fuerza y valentía levantando 4 pilares de piedra, cuyos pesos oscilaban entre los 23 y los 154kg y así conseguir su empleo de pescador artíco. Todavía hoy, hay algun turista machote que se atreve con ellas, jejeje
Y si continuamos andando, entre restos de lo que algún día fueron barcos, llegamos a la playa negra de Djúpalónssandur, formada a partir de roca volcánica.
Tras esto, nos esperaba una larga vuelta hasta Reyjavík.
Próxima parada “Camino al lago glaciar de Jökulsárlón”.
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