Revista Opinión

Isleña en Argentina con su cabeza llena de dudas. Parte I

Publicado el 03 enero 2020 por Carlosgu82

Para introducir el artículo que a continuación van a leer, es importante conocer que la autora es venezolana escapando de su país por toda la carencia a la cual se sometió. ¡Quiero relatar algunas cosas que logre, hacer gracias a Dios!  hasta llegar a Buenos Aires Distrito Capital, para el reencuentro con mis dos únicas hijas (Irina y Orianna). Nací en la Isla de Margarita, pero vivía en Cumaná, estado Sucre, salí de mi casa el 11 de diciembre 2019.

Mi recorrido empieza o mi viaje empieza, tomando un autobús desde Cumaná hasta Puerto Ordaz, era un autobús viejo sin aire una locura viajar allí. Después de 12 horas viajando con sed, hambre un calor terrible y el mayor cansancio que he tenido, llegue a Puerto Ordaz, Dando gracias a Dios porque contacte una amiga, Yamila para que me acogiera en su casa por esa noche y parte del día siguiente, pues mi viaje continuaba el día siguiente a las 7:00 pm para la frontera con Brasil. Mi cabeza no dejaba de tener miedo por conocer lo que venía, pero siempre pensando en el reencuentro con mis adoradas hijas y ser felices con ellas. Tenía un año sin verlas.

Entre esa noche al autobús, mirando cualquier cantidad de personas queriendo emigrar, ¡qué pena! madres con sus hijos, parejas con sus hijos, madres como yo solas a reencontrarse con sus familiares, personas ilusionadas para venir a conseguir el pan de su gente que quedo en Venezuela. Mi compañera de viaje una adolescente llorando con su mamá por el paso que estaba dando, es su única hija. Salimos con chóferes hablando otro idioma, el portugués, puesto eran brasileros. Continua el viaje a la frontera, toda la noche viajando, ¡que angustia! qué miedo! que incomodidad para dormir señor!! llegamos a Santa Elena de Guairen la ciudad limítrofe con Brasil, ¡fui al baño y casi vomito un horror!!  comí pastelitos de carne, ¡los pastelitos de carne más grandes que jamás había visto! sigue el viaje a la Línea, la Línea le dicen al sitio donde el gobierno venezolano nos sella la salida del país. ¡Prueba pasada, en esos momentos suspire dije ya estoy cerca mis hijas!!

¡El que quiere puede!! Digo esto, porque nunca pensé llegar a esta aventura, ¡porque fue una aventura!! Dejamos el autobús, y cruzamos caminando hacia Brasil, con los militares de ese País, lo que les puedo decir, es que son guapísimos! Son unos nenes!! Jajajja. Superando pruebas, esperamos a los compañeros del autobús puesto se le presentaron algunos inconvenientes con sus documentos. Salimos a medio día a la ciudad de Manaos, y yo sin poder dormir, que cansancio tenia, ya 13 de diciembre, no tenía comunicación con ellas, por el motivo de la señal y mi teléfono se le descargo toda la batería. Mis hijas aquí súper preocupadas. ¡El paisaje muy lindo, antes de llegar a Santa Elena de Guairen nuestra Gran Sabana se veía hermosa, que paisaje tan hermoso!! Viva mi tierra Venezuela. Llegamos a Manaos a las 7;00 pm cenamos y en ese momento se acercan a mí, dos señoras que venían conmigo en el viaje (Liliana la Sra. Luisa), gracias a ellas mi viaje se hizo más fácil.

Liliana venia de Maracaibo, desde Maracaibo se vino por carretera, cruzo por casi toda Venezuela para llegar hasta Puerto Ordaz, de donde salió el autobús, su viaje era diferente al de la Sra. Luisa y al mío, ella tenía que hacer escala en Montevideo y nosotras teníamos escala en Santiago de Chile. Liliana comentaba que se venía a Buenos Aires, porque en Maracaibo a no se podía vivir como en toda Venezuela, problemas con la energía eléctrica, el gas doméstico, la comida. Su sobrina tenía dos años aquí y le prometió un trabajo en una Pizzería en Buenos Aires. Ahhh, mi compañera de puesto del autobús era barista, también con trabajo desde Venezuela. Era una niña mu linda educada. La señora Luisa venía a reencontrarse con su único hijo, ya tenía 3 años sin verlo, ella cuidaba a su mamá enferma de un cáncer de hígado, tenía aproximadamente 2 meses que falleció.

Vendió todo lo que tenía su casa, desde los juegos de sabana Cannon que vendían en la Isla de Puerto Libre Margarita hasta las camas inclusive el apartamento. Me dijo “solo tengo lo que traigo en la maleta y lo que cargo puesto, mi hijo es médico en Argentina está muy bien, voy a cuidar mi nieta para que ellos puedan trabajar”, salió el autobús a las 9:00 pm de Manaos a Brasilia, viajamos toda la noche cuando amaneció, habíamos llegado a Brasilia, al terminal de pasajeros, tratando de entender el idioma para tomar un taxi al aeropuerto, día 14 de diciembre y yo sin bañarme, ¡Diossss!! Al fin tomamos el taxi, nos fuimos en el taxi, Liliana, la señora Luisa, Manuel otro joven que venía a Argentina y mi persona. Llegamos aproximadamente al aeropuerto a las 10:00 am y el avión a Santiago de Chile salía a las 9:00 pm. Aprovechamos de asearnos un poco, compre un cargador de teléfono para electricidad 220 cargue mi teléfono, para comunicarme con mis adoradas hijas.

En esta aventura tuve en mis manos diferentes monedas, el dólar, el Bolívar Soberano, los Reales y los Pesos chilenos, ahora los Pesos Argentinos. ¿Qué cosas no? Almorzamos en Brasilia una comida muy rica, tenía días sin comer bien, ensalada, rollitos de pollo y otras cosas que ni sé que eran ni puedo explicarle, pero muy ricas. Y nos preguntábamos, ¿qué haremos ahora?, Liliana dijo “preguntando se llega a Roma” jajajaja y yo le dije” cierto”. Tuvimos la suerte que una persona de la aerolínea LATAM estaba en unos puestos donde se confirma el pasaje para luego entrar en sala de espera. Hicimos la línea o la cola como decimos en Venezuela, checamos nuestros pasajes, pero Liliana se separaba allí de nosotras. Ella iba a Montevideo y nosotras ab Santiago de Chile.

Nos despedimos con algunas lagrimitas de Liliana entramos Luisa yo, para la sala de embarque, allí tuvimos paseando por la sala del aeropuerto, pues a no teníamos que cargar con las maletas, se iban en el vuelo hasta Argentina, nos sentíamos más libres, porque nuestras maletas pesaban un mundo. Mi hija mayor Irina me dijo “Mamá por favor tráeme café venezolano por favor, que el de aquí no me gusta, no sabe a café bueno”, le llevaba en mi maleta 4 kilos de café del nuestro. Nos tomamos fotos en un árbol de navidad de botellas de cervezas, esperando nuestro vuelo. Toda la vida he querido conocer a Santiago de Chile, es un sueño que tengo que cumplir, ahora en Argentina estoy más cerca de mi sueño, pero ahora con esta migración tan bárbara de emigrantes venezolanos a Chile, inventaron algunas visas para entrar allá. Estoy cerca, pero debo aplicar a una visa turística, declarando que alguien te espera en Chile y que llevas dólares para mantenerte como turista. Llego el momento del vuelo, los chilenos son hombres, que me parecen muy elegantes bien parecidos. Pero muy serios, bueno le digo esto, porque me toco un chileno a mi lado. Continuará.


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