Ismael Serrano - Acuérdate de vivir (2010)

Los peces recuperaron la memoria

Fue primer espada de aquella generación de cantautores que surgió a mediados de los noventa y, a la postre, el que mejor ha sabido envejecer. Sus dos primeros discos, sublimes, forman parte de la memoria musical de muchos jóvenes que por aquel entonces le escuchábamos a él, a Javier Álvarez o Pedro Guerra, a la vez que explorábamos clásicos del género (Silvio, Aute…). Ha tenido bajones notables y, alguno, incluso preocupante, pero, aún así, siempre dejaba alguna joya escondida en los discos más flojos. Acuérdate de vivir, nos acerca al mejor Ismael Serrano en una década.

Seguí la gestación de este disco a través de su blog desde el principio y tenía verdadero vértigo ante lo que me podía encontrar porque algunas letras que iba dejando eran verdaderamente bellas. Pero la experiencia, me decía que, como venía haciendo en anteriores entregas, podría caer en la tentación de revestirlas de pachanga y arruinarlas. Entiéndaseme bien, me refiero a canciones más propias de una verbena que de un cantautor de corte clásico. Pues bien, pachanga poca (aunque haberla, hayla).

Decía Ismael, en alguna promo, que era un disco optimista. Discrepo rotundamente. Con seis cañones por banda, destruye la línea de flotación del oyente, dejándolo desarmado y, entonces, cuando los restos del naufragio están dispersos sobre las aguas, intenta lanzar un halo de esperanza en un par de versos. Tarde, amigo: tocados y hundidos.

Las sonoridades exploradas, reconozcámoslo, no son excesivamente variadas, a pesar de algún guiño al jazz y al flamenco. Sus detractores seguirán achacándole lo de siempre (que es cansino, que recita más que canta, que todas son ‘iguales’). Quizá un bisoño en el serranismo (si es que eso existe) disfrute de Tu susurro o Se ha enredado en su cabello y aborrezca el resto. No está hecha la miel para la boca del asno.

Te vas o el inicio del idilio
Nunca me han gustado las canciones que el madrileño seleccionaba como singles. Eso no cambia con Podría ser. Pero Te vas (segundo corte) catapulta mi memoria a la adolescencia, a Sin ti a mi lado, al temblor de piernas soñando con aquellas utópicas mujeres y se sitúa, por méritos propios, como una de las mejores canciones (de siempre) de Ismael Serrano. No contento con eso, nos deja composiciones de altos vuelos como Oxímoron, Vuelvo, el fastuoso Mensaje en el contestador, la porteña y jazzy Preguntas o la hipermelancólica Volveremos.

Un gran disco que sólo el tiempo dirá si esto es el canto del cisne o la resurrección del fénix. De momento, disfrutemos el presente.

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