Hoy en día no es difícil encontrar en cualquier diario deportivo alguna noticia referente a jugadores profesionales que sufren alguna lesión. Si nos diera por hacer una clasificación y ver de qué tipo de lesiones hablan esos artículos, observaríamos que una gran parte de ellos comentan lesiones musculares en el bíceps femoral, isquiotibiales, zona posterior del muslo…la denominación depende de quien escriba, pero todos se refieren a la misma zona.
En deportes como el fútbol, fútbol americano, y otros donde se dan cambios repentinos de dirección y velocidad, las distensiones o roturas musculares del grupo de los isquiotibiales son bastante comunes, por lo que de un tiempo a esta parte se ha estado hablando de la importancia preventiva que tiene fortalecer esta zona. Si entrenas algún equipo o practicas algún deporte relacionado quizá esta información pueda servirte de ayuda.
Entre los ejercicios compensatorios que se han demostrado más eficaces está el curl nórdico. Al Attar y otros (2016) descubrieron que los equipos que usaban programas de entrenamiento preventivo donde estuviera incluido el curl nórdico redujeron las lesiones hasta en un 51% a largo plazo, comparados con otros equipos que no usaron ningún programa preventivo.
En otro estudio (Bourne y otros, 2016) se examinó el impacto que tenían varios ejercicios en el grupo de la musculatura isquiotibial. Observaron que los ejercicios de extensión de cadera (en el resumen del artículo no determinan qué ejercicio exactamente, hay una gran variedad que podemos usar, desde puentes a peso muerto, extensiones con cables o gomas, en cuadrupedia…) activaban principalmente el bíceps femoral; mientras que en el curl nórdico el que más trabajaba era el semitendinoso.
A favor del trabajo del semitendinoso, hay un estudio algo más antiguo (Schuermans y otros, 2014), donde se sometió a dos grupos de futbolistas, uno sin lesiones y otro de antiguos lesionados de isquiotibiales, pero recuperados totalmente, a un ejercicio extenuante de este grupo muscular. Se observó que los futbolistas que habían sufrido lesiones previas tenían menos capacidad de resistir el trabajo de fuerza por un tiempo prolongado (fuerza resistencia) que el grupo sin lesiones. Concluyeron que algunas diferencias de coordinación neuromuscular, con el bíceps femoral teniendo que compensar en parte la falta de resistencia del semitendinoso probablemente aumentaban las lesiones del bíceps femoral.
De todo esto podemos sacar en claro que si queremos que nuestros futbolistas sufran menos estas lesiones musculares, es muy importante programar y llevar a cabo entrenamiento preventivo de forma habitual y con ejercicios variados.
.