De buena mañana nos encontramos en Acre (Akko en árabe), una ciudad antigua situada al norte del país y que sería nuestro primer destino en Israel. Es Patrimonio de la Humanidad desde el 2001.
Como es muy temprano dejamos las mochilas en el Akko Gate Hostel que se situa en pleno centro histórico y nos vamos a tomar un café en una plaza, lo que antiguamente era un Caravanserai.
Nos dirigimos hacia el puerto, muy cerca se encuentra uno de los caravanserais más importantes del país pero se encuentra en obras y está cerrado.
Llegamos hasta el faro paseando a través de callejuelas apuntaladas, subimos por unas escaleras que nos conduce a la Iglesia de San Andrés y de ahí al White Market.
Nos dirigimos hacia la Ciudadela y visitamos la Mezquita Al-Jazzar, un imponente edificio de estilo otomano que fue construido en 1781. Antes en la entrada me cubro con un gran pañuelo los hombros y el cabello.
En su interior nos deleitamos con la belleza de su gran cúpula verde y su minarete. Vemos también un hammam que fue utilizado hasta el 1940.
Cruzamos el bazar que se encuentra a estas horas más animado y donde podemos ver desde verduras, oler los delicados aromas de las especias y los pastelillos recien hechos, pasando por telas y joyería. Es ideal para cruzar la ciudad de un lado a otro y tomarse un refrigerio.
En el Centro de visitantes compramos las entradas para ver el Complejo de los Caballeros, donde se puede visitar El Pillar Hall, El Refectorio, El Hall de los Caballeros, El Túnel de los Templarios y La Prisión.
A destacar el Túnel de los Templarios que une la Fortaleza con el puerto a través de un pasadizo de más de 350 metros. Aún se ve correr el agua bajo el subsuelo.
Salimos y nos dirigimos hacia el Hamman Al-Basha que actualmente es un museo y dispone de tres secciones principales: el vestuario de verano, las cuatro salas intermedias y la sala caliente.
Ya en la habitación, después de descansar un poco, suena la canción del muecín invitando a rezar a los fieles, me asomo a la ventana y veo iluminarse las calles, así que nos preparamos para ir a cenar.
Cenamos en el Caravanserai que se encuentra iluminado de diversos colores. Alrededor pasean carrozas con música tirados por caballos, que curioso. Pedimos la cena y mi pareja un narguile para disfrutar de esta velada.