Pese al calor, la humedad y recursos limitados, la vaca israelí produce más leche al año que las vacas en Estados Unidos, Europa y Australia.
Aunque Israel estos días se siente presionado por todos lados, algunos israelíes toman aliento al recordar como Dios ha cumplido sus promesas para con ellos.
En la Biblia, Dios le promete al pueblo judío una tierra que fluye leche y miel. Aunque es una imagen de abundancia, también es literal.
Según Moshe Kempinsky, autor judío ortodoxo, la leche y la miel se mencionan 20 veces en las escrituras. Sin embargo, cuando el pueblo judío regresó de 2 mil años de exilio encontró una tierra estéril, pero ese fue el plan de Dios.
“Dios dice haré algo maravilloso. Crearé una tierra que aunque el clima no le favorece, será una tierra llena de dátiles y miel y también de leche, para que sepas que nada aparece acá, nada en esta tierra viene acá si no es por mí”, agregó Kempinsky.
Y Dios ha cumplido con esa promesa.
“Se nos considera líderes mundiales en producción de leche”, recalcó el autor judío ortodoxo.
Pese al calor, la humedad y recursos limitados, la vaca israelí produce más leche al año que las vacas en Estados Unidos, Europa y Australia.
"Y seguimos en aumento", comentó Ronen Gal, dirigente de Operaciones en la lechería del Kubbutz Yotvatá.
" La producción de leche en Israel es muy inteligente, de alta tecnología", explicó Gal.
¿Y qué de la miel? Muchos creen que la miel de tiempos bíblicos vino de árboles de dátiles.
La doctora en botánica Elaine Sólowe emigró de Estados Unidos al Kibbutz Ketúra, cerca de Yotvata, en 1974.
“Comencé como directora de la división de huertos, y era gracioso porque en esa época no teníamos huertos. En los primeros años fui responsable de sembrarlos, y el primer huerto que sembré fue el huerto de dátiles, la rama principal de agricultura del Kibbutz”.
Hay decenas de miles de acres de árboles de dátiles en Israel. Sólowe, sembró unos tres mil árboles.
El huerto de dátiles se encuentra en el Kibbutz Ketúra del desierto Árava. Cada uno de estos árboles produce unos 160 kilos de dátiles al año.
Sólowe incluso sembró una semilla de dátil de hace 2.000 años que los arqueólogos encontraron en masada. Apodado "Matusalén", el árbol tiene ahora cinco años.
Los dátiles y las palmeras eran importantes en la Biblia, y dátiles de esa área eran famosos en el mundo antiguo.
“Los romanos no hablaban bien de los judíos, excepto que tenían buenos dátiles. Y sus emperadores pedían dátiles judíos para comer, y había unas variedades muy buenas en aquellos días y eran famosos en el mundo conocido”, aseveró Sólowe.
Hoy día los dátiles israelíes siguen siendo famosos en el mundo. Israel exporta unas 12 mil toneladas anuales a 20 países y Sólowe sigue trayendo vida nueva al desierto.
“Estoy buscando árboles que prosperan en el desierto, que se regocijan viviendo en el desierto, no las que tengo que mantener con vida artificialmente”, indicó la doctora botánica.
Para ello acudió a la Biblia.
“Los árboles bíblicos, si crecieron aquí en los días de antaño, ¿por qué no crecerían ahora? Estamos reintroduciendo árboles de incienso y mirra, que probablemente aparecieron en tiempos del rey Salomón. De lo que sabemos del folklor y de la Biblia, ya se cultivaba un árbol de incienso y medicinal aquí, llamado Bálsamo de Galaad”, dijo Sólowe.
El incienso y la mirra que trajeron a Jesús probablemente eran cristales así.
Según Kempinski, el avivamiento de árboles en la tierra es la primera señal de la redención.
"Ezequiel 36 dice que los montes darían fruto porque sus hijos regresaban a casa. No es algo que Dios le diría a un árbol. Para eso creó el árbol, pero Dios dice en Levítico, la tierra será desolada cuando les expulsó de ella, pero cuando devuelve a su pueblo a su hogar, la tierra brotará con flores, árboles y frutas”.
Por eso se dice que cada dátil que se come y cada vaso de leche que se toma en Israel, es un cumplimiento profético.
Cortesía de: Mundo Cristiano