El sistema universitario israelí es uno de los mejores del mundo, tanto que incluso el violento Bargouthi que proclama un criminal boicot contra Israel estudió, cuando le interesaba por supuesto, en la universidad de Israel.
España no puede ser ajena a esa excelencia universitaria:
En el césped de la Universidad de Tel Aviv (UTA) se escucha mucho hebreo, pero también árabe, inglés, español y francés. Los universitarios toman el desayuno y hojean libros sin ser conscientes de que son unos privilegiados. Lo saben los rectores y profesores de otros países que visitan con frecuencia este campus situado en el tranquilo barrio de Ramat Aviv, al norte de la ciudad. A falta de lugares santos, Tel Aviv ofrece un sinfín de espacios online, culturales, científicos y de ocio. La atractiva oferta diaria y nocturna es una de las causas de que su Universidad sea la más solicitada de los estudiantes israelíes. Pero no la única.
Mientras varios estudiantes comentan el exigente nivel de las clases y el coste de la matrícula (3.000 euros anuales), la dirección de la Universidad destaca la función catalizadora de la investigación y de la innovación del llamado Start up Nation. “Si Israel es la nación de starts ups y Tel Aviv su capital, uno de sus motores es la Universidad“, afirma el vicepresidente del centro académico, el profesor Raanan Rein.
Este especialista en Historia de España y de América Latina recibe a EL MUNDO en su despacho, dominado por el diploma del Rey Felipe VI y salpicado de libros en español. “Pusimos mucho énfasis en la innovación y el emprendimiento con un sistema de mentores para estudiantes y profesores que quieran transformar sus ideas en una empresa start up“, explica. El resultado es una incubadora que combina las iniciativas de profesores y estudiantes con la financiación de compañías externas. Símbolo de la sinergia entre academia e industria y con una exitosa empresa filial de transferencia tecnológica, a UTA la financia en un 70% el Estado.
Recientemente, una delegación de rectores y profesores españoles visitó ésta y otras universidades para conocer de cerca el modelo israelí. Más allá de la simbiosis universidad-tecnología-empresa, ¿qué es lo que más les interesó?, preguntasmos. “Por ejemplo, saber cómo logramos reorganizar la Universidad con un número reducido de escuelas, fusionar distintos departamentos… Precisamente, algunos rectores estaban en medio de ese proceso“, contesta Rein.
Fuente (y artículo completo): Elmundo.es