Una nueva maravilla aparece en Israel y no se trata de la peña de Horebo del pozo de Jacob, sino del llamado milagro del agua.
Con cinco plantas desalinizadoras, este país semidesértico, nacido en 1948, ha logrado convertir el agua del mar Mediterráneo en potable. Se utiliza para abastecer 75% de los hogares israelitas (el consumo doméstico) y el restante 25% se obtiene a través de otras fuentes como la lluvia o el río Jordán.
El Estado no tiene problemas de agua, incluso, envía una parte a otras naciones vecinas, como Egipto.
Pero, ¿en qué consiste el proceso para convertir el agua salada en potable? ¿Desde cuándo lo han utilizado? ¿Hay posibilidades de escalarlo y aplicarlo en otras naciones como México?
EL UNIVERSAL realiza un recorrido por la mayor planta desalinizadora del mundo, ubicada en Israel y que lleva por nombre Sorek. Las cifras son imponentes. En un proceso de una hora, miles de litros tomados del Mediterráneo son transformados en fluido potable y enviados a Mekorot, que es la compañía nacional de agua de la nación.
Su construcción inició en 2011 y sus operaciones comenzaron en 2013. El 100% de la planta está automatizado, trabaja las 24 horas y sólo dos personas laboran en el cuarto de control.
A dos kilómetros del mar Mediterráneo y a 15 kilómetros al sur de la ciudad de Tel Aviv, Sorek abastece a 1.5 millones de personas o 20% de la demanda de agua doméstica en el país.
El proceso de la planta desalinizadora consiste en recolectar el líquido del mar y más tarde purificarlo a través de diversos filtros. También se deja reposar para permitir la separación de los elementos ajenos. Más tarde se realiza un proceso de ósmosis inversa: la separación a presión al llevar el elemento de un punto a otro. El principal costo para una planta desalinizadora es la energía eléctrica, porque cerca de 50% del gasto se destina a pagar ese servicio.
Ziv Shor, vicepresidente de operaciones de IDE Technologies, la empresa israelí constructora de Sorek y que tiene los derechos para operar la planta por los próximos 25 años, detalla que la demanda anual de agua en Israel asciende a 2 mil 200 millones de metros cúbicos, los cuales se dividen entre el sector doméstico, la industria y la agricultura. “Israel es un país muy seco, la demanda anual de la industria es de 140 millones, 733 millones es la demanda del consumo doméstico y mil 200 millones para la agricultura”, menciona.
Sin sed
Israel abastece 100% de la demanda nacional de agua con sus cinco plantas desalinizadoras, apoyada por una cultura a favor de la innovación y del cuidado del líquido desde la infancia. Ha logrado tener un desperdicio menor a 10% de agua, cifra menor comparada con otras ciudades como Londres, que desaprovecha hasta 40%.
A su vez, Oded Distel, director del centro de promoción a la inversión y nuevas tecnología del Ministerio de Economía de Israel, resalta que el tema del agua es importante en este momento porque se espera que dos terceras partes de la población mundial tengan problemas de abasto para 2050.
Ahí aparece México, donde existen recursos naturales para abastecer a la población, pero la cultura del cuidado, la tecnología y la falta de proyecto de nación pueden provocar una complicación mayor. “Otro problema es que en países en desarrollo 90% del agua sucia es descargada en aguas, ríos y mares”, explica.
Uno de los factores importantes respecto a la escasez es el precio. Las pipas o empresas privadas proveedoras de agua llegan a elevar el metro cúbico muy por encima de su costo normal, detalla Distel.
En Israel se paga un mismo precio, el cual ronda de 2 a 2.5 dólares por metro cúbico, que es revisado cada año y sufre modificaciones. Pese a tener diferentes tipos de zonas, niveles socioeconómicos y necesidades a lo largo del territorio, la administración del país cobra a toda la población la misma cantidad.
El costo total de todo el sistema hídrico de Israel ronda los 2 mil 500 millones de dólares, por lo que la cifra debe cubrir este valor. De cada uno de los siete ministerios israelíes sale un representante para conformar el consejo de la Autoridad del Agua, quienes son profesionales o expertos, y que nunca establecen ningún vínculo con temas políticos.
Tami Shor, diputada senior de la Autoridad del Agua Israel, explicó que los jugadores dentro del sector son desde los operadores de las plantas desalinizadoras, los gobiernos municipales, empresas privadas y otros participantes que se concentran dentro de Mekorot, el organizador y operador nacional de la industria.
“No hay presupuesto gubernamental para el sector, todo debe ser cubierto por el precio, el cual está en relación con los costos para la producción, desalinización y abastecimiento en las ciudades”, explica.
En los últimos 13 años, Israel logró su milagro. Pasó de tener escasez a lograr abundancia. A través de un proyecto de nación comenzó la instalación de las plantas desalinizadoras, se reforzó el apoyo a las startups o nuevas tecnologías, además de continuar con una cultura de cuidado del elemento.
El gobierno de Israel hace su parte. Cada año apoya con 400 millones de dólares a diferentes programas de apoyo a la innovación. En la actualidad cerca de 5 mil startups o nuevas empresas trabajan en territorio israelí con el objetivo de mejorar desde algún ángulo el cuidado, recolección, distribución o consumo del líquido, entre otros temas.
Para llegar a la prosperidad, Oded Distel, del Ministerio de Economía, comenta que su nación tuvo que establecer las bases legales y lograr una integración nacional.
“La ley de agua de 1959 puso las bases, así como una responsabilidad y administración sobre todos los aspectos”, menciona.
Por muchos años, Israel tuvo que realizar cortes de 50% de agua cuando la sequía era muy fuerte, hoy este tipo de acciones se ven lejanas. Opina que nada debe ser gratis, porque si no se paga no se valora, entonces las pérdidas o desperdicios llegan a cifras de doble dígito (más de 10%). Para suplir todas las necesidades, 91% de las aguas residuales son captadas y tratadas en Israel, por lo que 85% es utilizada como líquido de riesgo en diferentes sembradíos del país.
Israel tiene una población de 8 millones de personas, menos de 10% de la población en México. El Producto Interno Bruto (PIB) israelí es cercano a los 320 mil millones de dólares, casi una cuarta parte de la economía mexicana, pero su PIB per cápita fue de 37 mil dólares, casi cuatro veces superior comparado con México.
Cultura
Gilad Peled, director del departamento de agrotecnología, agua y tecnología de limpia del Instituto de Exportación y Cooperación Internacional de Israel, destaca que el secreto del milagro es aplicar tecnología.
“En Israel se implementan startups [nuevas empresas] en el campo, buscamos que haya una conexión entre las compañías y lo académico para la creación de valor de acuerdo con las necesidades”, expone. Para la supervivencia de Israel, declara, es importante no sólo impulsar a las grandes empresas, sino también a las pequeñas, porque estas últimas se pueden convertir en socios estratégicos.
“¿Por qué llegó Israel a ser líder en el sector del agua?”, se pregunta. La respuesta es que la nación no tuvo miedo de probar nuevas tecnologías ni de dar paso a las nuevas generaciones para crear valor y dar nuevas soluciones a viejos problemas. “El secreto es la nueva tecnología”.
Inbal Arieli, co directora de la empresa israelí Synthesis, enfocada en la atracción de talento, coincide en la importancia del impulso a la tecnología, pero resalta que no todo el dinero para las empresas viene de sus connacionales, porque 85% de los inversionistas son extranjeros.
“Israel representa el tercer país después de Estados Unidos y China en términos de número de compañías en el Nasdaq, que es una de las bolsas de tecnología más importantes”, resalta. Los elementos para convertirse en un líder en el sector y a la vez de la tecnología son los altos estándares de calidad y legales, manejo del inglés, las mejores prácticas corporativas y un enfoque en la innovación, puntualiza Arieli.
En Israel operan 300 multinacionales y existen 5 mil startups. El secreto para lograr un crecimiento en innovaciones, tecnología y descubrimientos para atraer empresas y crear su propio milagro fue también su cultura, expone.
Los mensajes clave para los niños son nunca dejar la llave del agua abierta cuando se lavan los dientes o se bañan; concientizarlos de que viven en un país semidesértico y que la falta del elemento puede ser un grave problema; además, en sus canciones no se habla sólo del “yo”, sino del “nosotros” para construir el país, indica.
“Si te caes, levántate, no te preocupes”, es parte de la vida, son frases comunes para los niños y adolescentes en Israel. Atender la frustración al fracaso es importante cuando 99% de las
startups fracasan y sólo 1% logra ser exitosa, pero pese a esta cifra los israelíes continúan sus múltiples intentos por innovar.
Enfocarse en un tema trascendental es otro pilar, explica Inbal Arieli. No es lo mismo, por ejemplo, dedicarse a un proyecto para inventar una pluma que no necesite gravedad para poder escribir, el cual carece de impacto social, a enfocarte en un aspecto vital como el agua, que tiene implicaciones mundiales.
Desde Israel, México se considera un país beneficiado por su riqueza natural y recursos hídricos, pero el reto está en generar una cultura del cuidado.
Después, es necesario analizar la posibilidad de una planta desalinizadora u otras tecnologías que puedan evitar la pérdida del líquido en el sistema de tuberías y reducir los desperdicios en el campo o las ciudades.
Para Gal Joss, directora de tecnologías del agua del Instituto de Exportación y Cooperación Internacional de Israel, es necesario analizar tanto las necesidades como las proyecciones a futuro de un país para realizar un proyecto de nación como una planta desalinizadora, puesto que este tipo de tecnología no aplica para todos los países.
Además, parte del secreto de Israel es que, tanto los agricultores con un riego inteligente de los sembradíos, como un ahorro consciente del agua por parte de la población, son factores que dan solución a la mayor parte del problema que es el desperdicio del líquido, que ocurre con frecuencia en países en desarrollo como México.
Por ahora, el milagro del agua es un hecho en Israel. Este país no tiene más sed. Fue necesaria más de una década para lograrlo y más de 50 años en crear las tecnologías para un territorio semidesértico que incluso comparte el líquido con sus vecinos, y busca prevenir con sus conocimientos al mundo para evitar una crisis futura.
“En aquel día sucederá que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una mitad hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en verano que en invierno”. Zacarías 14:8.