Hay que decir que, ante todo, It, la nueva película de Andrew Muschietti, que tanta expectación y atención ha generado, no es un remake ni un reboot de la producción televisiva de los noventa, sino otra adaptación de la novela de Stephen King. Dicho esto cabe preguntarse si la excitación generada por los medios, con una campaña tan excelente de marketing como la que nos ha bombardeado, tiene su razón de ser. Respuesta conjuntiva: sí y no.
En primer lugar, It es una de las mejores películas de terror de 2017 (mejor que Múltiple o Nunca digas su nombre, desde luego, y a la altura de Alien Covenant, pero no a la de Déjame salir). Nos lo dice su ejecución, su fotografía, su edición de sonido, su montaje o la sobresaliente actuación de los actores (bajo la batuta de Muschietti). Nadie puede decir después de ver It que sea una mala película en sentido artístico y cinematográfico.
Al meterse en la piel de Pennywise en It, Bill Skarsgård nos regala una actuación tan sobrecogedora como afilada, sobre todo si tenemos en cuenta que el sueco nunca había tenido un papel así; eso por no hablar del maquillaje y del vestuario, que son de matrícula de honor. La mano de Muschietti para crear un conjunto de terror no tiembla. Conoce muy bien los recursos habituales (tanto narrativos como estéticos) y los utiliza sabiamente: subir el sonido en momentos de tensión, acelerar la imagen con Pennywise moviendo su boca aserrada de lado a lado, la oscuridad, las casas abandonadas, los seres deformes...
Todo ello hace de It una buena película de terror, una de las mejores del año, como decía. Pero ahí se queda. No hay nada revolucionario más allá de la renovación estética, nada en la gramática cinematográfica del terror que no hubiéramos visto antes. No arriesga, y seguramente, tampoco lo deseaba... La mano de Hollywood es omnipresente. De ahí que las personas que van poco al cine, y menos a ver películas de terror, os afirmarán que es la mejor película que han visto en mucho tiempo.
Otro aspecto de It que le resta valor es su prisa por entrar a sangre y fuego con el terror. El planteamiento, el nudo y el desenlace que toda narración debe tener es ignorado, para ofrecer desde el primer fotograma una sucesión casi única de apariciones hórridas del payaso. Lo único que se ve claramente en su estructura es el desenlace, muy bien conseguido, además.
Tampoco son de mucha ayuda los ríos constantes de flujo hormonal pubescente en forma de chascarrillos sobre penes grandes, vírgenes o la vagina de la mamá de tu amigo, sobre todo cuando se utilizan como recurso del guion para mantener la historia a flote en los momentos que no aparece Pennywise. Pero se soportan, y hasta te hacen sonreír de vez en cuando.
Sí hay algo que me ha encantado, y es que Muschietti ha sabido transmitir la naturaleza lovecraftiana de It, aunque sea solo en su desenlace (esas patas de araña, ese cúmulo de cadáveres flotantes que apuntan al cosmos desde el inframundo de las alcantarillas) y en las referencias veladas a la Tortuga. También, como no podía ser de otra manera, he gozado descubriendo su homenaje a Wes Craven y Pesadilla en Elm Street en cada guiño que le dedicaba.
It es una película de terror notable, que gustará a los amantes del terror y flipará a los profanos (en celuloide y en terror). Ahora bien, si quieres decir que "es la peor adaptación que ha tenido nunca un libro de Stephen King" para sentirte como una versión hipster de Carlos Boyero, allá tú. De Stephen King hay más de un centenar de obras adaptadas a cine y televisión, y te aseguro que It no es, ni de lejos, la peor que se ha hecho. Pero el bigote y las gafas te quedan muy bien.